En el marco de la guerra desatada en Tierra Santa la Diócesis de Vitoria ha organizado una curiosa conferencia a cargo de María Luz Mangado, egiptóloga y profesora de Oriente Medio en la Facultad de Teología del Norte con sede en Vitoria, en la que ha dado unas pinceladas de la que fue su tesis doctoral y que posteriormente ha sido publicada con el título “Bajo el Cielo de Oriente”. 

Tras la conferencia, y visiblemente emocionada por los lazos afectivos que la unen a aquellas tierras, Mangado sentenciaba: “Solo la cordura podría poner fin al conflicto en Tierra Santa. Tendrían que sentarse TODAS las partes en una mesa a dialogar.”

Continuó su reflexión analizando el papel de Egipto: “Egipto no quiere verse involucrada en una guerra, no quiere conflictos bastante tiene con lo suyo. Además lleva unos años recuperándose económicamente y recuperando el turismo. Por otro lado tiene el conflicto de Sudán en el sur.” Por otra parte está Jordania “que tampoco está interesada en ningún conflicto”. Mangano considera que el actual rey de Jordania Abdalá II es una persona sensata y hará todo lo posible por mediar en el conflicto. 

La experta en Oriente Medio está convencida de que “esta no es una guerra de religiones”, aun cuando musulmanes, judíos y cristianos se estén viendo implicados. Piensa que hay otros intereses que ciertos grupos están interesados. “Porque la población de uno y otro lado solo quiere vivir en paz”. 

Distingue que el conflicto no es el mismo en la zona de Cisjordania que en la zona de Gaza, ya que la primera está controlada por la OLP y la segunda por Hamas. 

Respecto del papel de Europa y de otros países Mangado reflexiona: “los parámetros de Oriente Medio no se entienden en Europa y los de Europa no sirven para el Oriente Medio.”

En este momento las embajadas no tienen recursos para aportar soluciones. 

“Bajo el Cielo de Oriente”

Este trabajo hace un repaso de las peregrinaciones a Tierra Santa que se llevaron a cabo en el periodo de 1899 a 1925. 

En 1899 el papa León XIII convocó a la cristiandad a unas peregrinaciones espirituales a Tierra Santa. La Diócesis de Vitoria tomó el guante y empezó a trabajar en la organización de viajes a los Santos lugares. Entre 1902 y 1914, inicio de la I Guerra Mundial, se llegaron a organizar 8 grandes viajes con un programa que comenzaba en la basílica de El Pilar de Zaragoza para trasladarse al puerto de Barcelona donde en barco harían la ruta que pasaría por Nápoles, y luego tomaba ruta hacia Egipto, Tierra Santa, regresando por Constantinopla, Grecia, Malta, Roma, con audiencia papal incluida para proseguir por Génova, Niza y Lourdes regresando a España por San Sebastián. 

En cada viaje podían participar de entre 200 a 300 peregrinos entre los que acudían  periodistas, fotógrafos,  filmadores, cronistas y músicos que han dejado un rico testimonio. Con el tiempo se  sumaron el resto de diócesis españolas e hispanoamericanas. Los viajes duraban dos  meses en barco y visitaban los principales lugares de la historia bíblica.

Entre los momentos más intensos del viaje estaban el Vía Crucis en Jerusalén y la audiencia con el Papa  en Roma. Para el Viacrucis se llevaban en el barco dos grandes cruces que luego han acabado en lugares tan dispares como la iglesia de Begoña, Lazkao, Montserrat, o la Habana. 

Estos viajes supusieron numerosos intercambios con los Santos Lugares como la  fundación del Colegio del Pilar, obra de la fundación Patronato Pro-Jerusalem constituída en Vitoria; o la colocación del 'Aita Gurea' –la oración del  Padrenuestro en euskera– en el Monasterio del Pater Noster en Jerusalén. Frutos de estos viajes también llegaron la puesta en marcha de la Cruz Roja en Jerusalem y la llegada de la primera ambulancia a esta ciudad. 

Y consecuencia de  todo esto es también la fundación de museos bíblicos y la publicación de numerosas crónicas  recordando estas hazañas. Las paradas en Egipto hicieron que el mismísimo Howard Carter se desplazase a España para dar unas conferencias sobre la tumba descubierta. 

El momento más sorprendente de la conferencia ha sido la proyección de una auténtica reliquia de la arqueología fílmica, 8 minutos rescatados de un documental que con fines divulgativos y catequéticos se elaboró en 1924 y fue proyectado con mucho éxito por salas de cine y parroquias. 

Non solum sed etiam

En el relato de estos viajes apareció la figura de Antonio de La Cierva Lewita, Conde de Ballobar, quien en sus labores de diplomático en Jerusalem logró detener la intención de las tropas turcas de dinamitar la ciudad Santa ante la llegada de las tropas inglesas. La I Guerra Mundial tenía su rèplica en las respectivas colonias y  las potencias occidentales enfrentadas a Turquía, delegaron sus intereses diplomáticos en el Consulado de España en Jerusalem a cuyo frente estaba el conde de Ballobar, razón por la cual Ballobar era conocido con el calificativo de «el cónsul universal». 

Ante la inminente pérdida de la ciudad de Jerusalem las tropas turcas pensaron en dinamitar la ciudad santa para que los ingleses solo encontraran escombros. Pero las gestiones del Conde de Ballobar consiguieron que los turcos desistieran de su propósito. 

No sé si hoy existe una figura que pudiese replicar la gesta de este aragonés y lograr que Israel cese en su ataque a la población palestina y lograr que todas las partes se sienten a negociar una definitiva salida a esta tierra prometida que lleva siglos siendo una tierra castigada.