La iglesia de San Miguel Arcángel, y lugar del culto a la patrona de la ciudad de Vitoria-Gasteiz, la Virgen Blanca, acogió ayer la misa conmemorativa del 70 aniversario de la Coronación de la patrona de la ciudad. 

La misa, presidida por el obispo, Juan Carlos Elizalde, contó con la participación de la Coral Manuel Iradier. A la ceremonia, además de la Junta de la Cofradía en pleno, acudieron autoridades locales y numerosos fieles y devotos de la Amatxo.  

En la homilía el obispo dijo que “todos tenemos una misión”, y al final de la misa el Abad de la Cofradía recogiendo ese guante habló de las cuatro patas a las que él siempre se refiere sobre el papel de la Cofradía, custodia del patrimonio material e inmaterial, heredera de la tradición y devoción mariana vitoriana, organizadora de los actos que honran a la patrona y dan vida a la Cofradía y como cuarta pata y misión, a la que se refería el obispo, transmisora a las nuevas generaciones de todo lo anterior.

Tras la misa la comitiva se trasladó a la capilla de la Virgen Blanca donde se cantó la Salve y se impusieron las medallas a los nuevos cofrades. La despedida se hizo con el dulce sabor de un chocolate con cotxotxos que ofreció la Cofradía a los asistentes.

Non solum sed etiam

En la celebración se tuvo un recuerdo a todos los difuntos de estos 70 años, pero también se dijo que en el templo seguía habiendo personas que vivieron aquel acontecimiento hace 70 años. Muchos recuerdan que siendo muy jóvenes vivieron aquel día grande en la ciudad. 

Hoy octogenarios o nonagenarios mantienen vivo el recuerdo de aquel caluroso 17 de octubre de 1954.  Hoy son la memoria que sigue viva entre nosotros y son también parte de esa misión de transmisión de la devoción a la patrona de Vitoria-Gasteiz. Ojalá los que no vivimos aquel acontecimiento pero hemos recogido el testigo de esa devoción sepamos seguir siendo el eslabón de la cadena que perpetúe la devoción. ¡Gora Andra Mari Zuria!