Aprendiendo a “belenear” todo el año IIIª Jornadas de belenismo en Vitoria-Gasteiz organizadas por la Asociación Belenista de Álava
Expertos en diversas técnicas belenistas se han acercado a Vitoria-Gasteiz para participar y ofrecer talleres
El Seminario Diocesano con sus amplias instalaciones ha permitido garantizar las medidas sanitarias en vigor
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Este fin de semana se ha puesto de manifiesto el fuerte arraigo belenista de la capital alavesa. La Asociación Belenista de Álava ha organizado unas jornadas formativas, las terceras, con prácticas incluidas para todas las edades con el fin de seguir manteniendo vivo el belenismo y trasladar a las nuevas generaciones este pequeño arte.
Los participantes han podido aprender a recrear escenas navideñas de la mano de profesionales llegados de diferentes puntos de España y con la ayuda de expertos en la materia de diversas empresas del sector. Además se han llevado a cabo dos talleres paralelos totalmente prácticos, uno infantil hasta 15 años, de la mano del belenista de Pamplona Ignacio Fernandez Chocarro y otro de iniciación para adultos a cargo de, los también navarros, Andoni Urbieta e Iñigo Cabaleiro.
Una parte de los asistentes eran belenistas avezados que llegaron a Vitoria-Gasteiz desde Murcia, Pamplona, Logroño, Badajoz, Bilbao, Getafe, Gijón , San Sebastián, Madrid, Miranda de Ebro, Sevilla, Barcelona,
Durante las jornadas se han trabajado diversas técnicas belenistas y se ha podido tener acceso a un pequeño mercado de elementos decorativos como miniaturas, o los corchos pintados a mano con escenas navideñas, que la artista, enferma de parkinson, guarda su anonimato en favor de la Asociación Cultural La Natividad; también las elaboradas celosías, que junto a elementos de ambientación egipcia, o las rejas que a pequeña escala ofrecen ese trabajo de forja para puertas y ventanas, obras todas ellas de la empresa
Pervalle Creativos, una apuesta empresarial que pusieron en marcha antes de la pandemia un padre y un hijo y que poco a poco se abren campo de mercado, no solo entre el belenismo, sino en el mundo de las maquetas y los juegos de roll, con clientela fuera de nuestras fronteras, como Alemania.
El sábado por la tarde los asistentes aprendieron cómo organizar y exponer una colección fotográfica de belenes, guiados por Raúl Fijo, de Fotoprix.
En un aula contigua el navarro Ignacio Fernandez Chocarro ayudó a un pequeño grupo de niños a dar forma, con ayuda de un globo hinchado, a una cueva de belén, que con tiras de periódico y cola fue tomando forma y color para sorpresa de los futuros belenistas.
En la misma sala Andoni e Iñigo, de la asociación La Natividad, fueron guiando el trabajo más laborioso de construir un escenario partiendo de una planchas de corcho, que con paciencia, lija, cola, y pintura se convirtió en un alternativo portal de belén con su torre y sus muros encalados y envejecidos. En esta actividad se puso de manifiesto que el belenismo corre por las venas y pasa de generación en generación, como era el caso de la joven Maider y de su madre Judith, que hacían honor al ADN belenista del abuelo.
Fuera de programa se hizo una visita al taller que Pedro Pablo Gonzalez Mecolay tiene en las dependencias del convento de los Carmelitas de Vitoria, custodios de esa tradición belenista en la capital alavesa y a quienes los ciudadanos agradecen esta labor visitando cada año (salvo pandemias) la exposición de belenes. En el taller de Pedro Pablo se pudo conocer los trabajos de los que será el belén de grandes dimensiones de la Navidad de 2022 y 2023, cuando se recordarán los 800 años de la iniciativa de Francisco de Asís a quien se le considera el padre del belenismo. Pedro Pablo desveló algunos datos de su proyecto como que “será un homenaje al agua”. Este reconocido artista lleva en su haber 8 grandes belenes que cada dos años renueva y se exponen en el interior de la iglesia del Carmen.
Non solum sed etiam
Tradicionalmente en la capital alavesa los meses de diciembre y enero son donde lugares como el parque de la Florida, las iglesias de la ciudad, muchas tiendas y también en muchísimos hogares se reserva un espacio para recrear el motivo principal de la Navidad con escenas que narran el nacimiento de Cristo en la ciudad de Belén hace más de veinte siglos. Incluso en tiempos de pandemia se ha sabido mantener esta tradición, donde la ruta de belenes, que durante varios lustros se vienen exponiendo en el claustro del Convento de los Padres Carmelitas, y que visitan miles de personas, se trasladó a los escaparates de decenas de pequeños comercios y escaparates.
Estas jornadas son también un signo de esperanza, no solo navideña, que siempre está presente, sino de recuperación de una vida social que tanto echamos de menos, y que si ya está siendo una realidad en foros deportivos y sociales, bueno es que se amplíe a espacios de la cultura y las tradiciones.
Esta vez “alguien” se ha adelantado a los grandes almacenes y ya está preparando la Navidad.
Y, un segundo comentario: En esta ocasión no solo he sido espectador de esta información que ofrezco, sino que me he “calzado” los zapatos del belenista y en su taller de iniciación he podido experimentar “el virus” del belenismo, creo que me “me he contagiado”, a pesar de cumplir con todas las medidas “profilácticas”.
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