Gracias, indulgencias y dinerillo: "de Roma viene lo que a Roma va" Antonio Aradillas: "Los extremeños exigimos que este 'Año Santo' sea reconocida la 'extremeñidad' de su patrona"
Insto a los responsables del monasteriode Guadalupe a que este sea ya el último que Guadalupe “patrona civil canónica” de Extremadura, deje de pertenecer administrativamente a la imperial y ex -primada diócesis de Toledo
Se trata de una aberración incomprensible, única en el mundo católico, similar a como, por poner un ejemplo imposible, Monserrat perteneciera a la diócesis de Huesca o a la Barbastro, en la Comunidad de Aragón….
Los extremeños, dotados de sentido común tanto político como religioso, exigimos que durante este “Año Santo” sea reconocida la “extremeñidad” de su patrona civil y canónica la Virgen de Guadalupe, exiliada en tierras castellano manchegas
Los extremeños, dotados de sentido común tanto político como religioso, exigimos que durante este “Año Santo” sea reconocida la “extremeñidad” de su patrona civil y canónica la Virgen de Guadalupe, exiliada en tierras castellano manchegas
Responsables de las arcas catedralicias de Toledo –“dives toletana”- hicieron recientemente público el lamento de que, a consecuencia de la falta de visitantes, -turistas- por razones “coronavíricas”, habían perdido –o dejado de ganar- , alrededor de dos millones de euros… Otra noticia religiosa, también con carácter toledano, es la de la inauguración durante del “Año Santo de Guadalupe”, cuyo santuario está declarado con toda clase de “bendiciones”, aunque sean laicas, nada menos que “Patrimonio de la Humanidad”
Como “de todo, o casi todo, hay en la Viña del Señor”, la relación entre ambas noticias es fácilmente inteligible y explicable entre propios y extraños, lo que en parte, y sin más, justifica estas reflexiones. La santa libertad de prensa legitima, y hasta indulgencia, todo cuanto entrañe transparencia y claridad, sobre todo cuando es el pueblo-pueblo su beneficiario.
Gracias a las gracias e indulgencias lucradas –del latín “lucrari” o ganar-, fue posible la edificación, por ejemplo, de la basílica de san Pedro en Roma, con la magnanimidad, arte y riqueza, que la caracteriza, de modo similar a la de tantos otros templos, santuarios y “lugares sagrados”.
También gracias a los “Años Santos” se afirmó, reafirmó y expresó la fe de muchos que se encontraron por los caminos de esos mundos de Dios, a la búsqueda de valores substantivos y eternos, identificados y encarnados en las figuras, testimonios y ejemplos de vida de Jesús, la Virgen y santos y santas, de cuyas festividades o recuerdos fueron sus protagonistas en beneficio de la institución y sus fieles servidores.
Pero ni justo, ni digno, ni virtuoso sería olvidar que no siempre ni todos los “Años Santos” fueron santos de verdad ni, por tanto, las autoridades eclesiásticas correspondientes que, con las debidas licencias, los promocionaron y promulgaron tuvieron sagradamente en cuenta, y por encima de todo, el bien espiritual de quienes habrían de beneficiarse de estos “años de gracia”.
De “Años Santos” igual a “negocios, no siempre ni para todos, santos de verdad”, están los calendarios litúrgicos bien saturados, en lista de espera otros más, con el “plus piadoso” de sus “octavas”, por aquello de que “todos los santos, y sus festividades, la tienen”, por prescripción litúrgico-administrativa.
Después de animar libérrimamente al personal católico, o no tanto, a que no desaproveche la ocasión de visitar el santuario de la Virgen de Guadalupe a propósito de las celebraciones previstas en su “Año Santo”, insto a sus responsables a que este sea ya el último que Guadalupe “patrona civil canónica” de Extremadura, deje de pertenecer administrativamente a la imperial y ex -primada diócesis de Toledo, por más señas, capital también de la constitucional Comunidad Autónoma de Castilla- La Mancha.
Se trata de una aberración incomprensible, única en el mundo católico, similar a como, por poner un ejemplo imposible, Monserrat perteneciera a la diócesis de Huesca o a la Barbastro, en la Comunidad de Aragón…. Extremadura no puede aguantar más, y menos religiosamente, tal discriminación absurda y hasta ofensiva para sus autoridades también civiles, a partes iguales para estos efectos, como para las religiosas y todo el colectivo autonómico.
Si la dificultad para arreglar tal desarreglo canónico radicaba en el “NO” decisivo, tajante y opresor del ya jubilado arzobispo toledano anterior, la solución está ahora en manos del substituto, de nacencia además extremeña, y con tantas y específicas declaraciones en su haber, contrarias al “status” actual, nombrado arzobispo precisamente para facilitar ponerle el punto final a tal comportamiento feudal, al menos a-cristiano.
Los extremeños, dotados de sentido común tanto político como religioso, exigimos que durante este “Año Santo” sea reconocida la “extremeñidad” de su patrona civil y canónica la Virgen de Guadalupe, exiliada en tierras castellano manchegas desde los inmemoriales tiempos de los todopoderosos arzobispos primados, beligerantes de por sí y “revestidos de fierro”, antes y después de la batalla de las Navas de Tolosa, con sus tropas capitaneadas por el antecesor el arzobispo primado don Rodrigo Ximénez de Rada.
La explicación de que “la solución ha de venir de Roma”, es pueril e irreverente, expresándome con toda piedad. “De Roma viene lo que a Roma va” y si es con dinero –denarios-, más presto será”, resulta ser y estar en la raíz de no pocos “pleitos” de signos similares, tal y como todavía el mismo papa Francisco lo lamenta y padece .
Y que conste que esta visión del “Año Santo Guadalupense” puede ser, y es, tan ortodoxa, cristiana y fiel como la oficialmente servida y recomendada en la “Carta Pastoral” de los obispos extremeños.
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