Para que prevalezca el amor hay que alimentarlo Carta a mi hija en su boda

(Alejandro Córdoba).- Mi última lección va a ser un repaso a las ideas en torno a las cuales ha girado la educación que tu madre y yo hemos querido daros a ti y a tu hermana. La voy a acompañar del testimonio de algunas personas que han sido importantes en nuestras vidas.

En el Principito aprendimos que lo esencial es invisible a los ojos y que no se ve bien sino con el corazón. Víctor e Irene: quiero estar con vosotros en el lugar más hondo de vuestro corazón. Y desde ese lugar quiero hablaros.

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