Jairo del Agua ¿Para qué la Encarnación? - (Mitos y Verdades)

(Jairo del Agua).- No dejo de asombrarme de lo poco que ha avanzado nuestra religión. Pienso muchas veces en la cantidad de teología católica y demás ciencias religiosas derramadas en universidades, seminarios, sínodos, congresos, libros, doctores, etc. ¿Para qué? En mi lega opinión para muy poco porque seguimos terriblemente contaminados de judaísmo.

Seguimos inmóviles levantando "mausoleos a los profetas" (Lc 11,47) como "in illo témpore". En los últimos años casi la única diferencia que vemos los laicos es que ahora los Obispos enseñan los pantalones, las sotanas se apolillan y el celebrante no te da la espalda. Poco más.

¡Ay el inmovilismo que tantos confunden con tradición! En cuanto surge un teólogo que razona, innova e ilumina le siegan la cabellera como mínimo.

Uno, que es más simple que un canuto y más ignorante que una pajarita de papel, tiene el hábito -bendito hábito- de meditar y escribir algo de lo que nace de lo hondo. Y estos días llevo dando vueltas a la Encarnación.

Me he preguntado repetidamente: ¿Para qué vino el Señor? Lo mismo que se preguntó san Anselmo en su libro "Cur Deus homo" con fatal conclusión, a la que por desgracia siguen adheridos muchísimos clérigos y fieles clericales. La respuesta tradicional es un impreciso "para salvarnos". A la que tantísimos todavía añaden el paulino y anselmiano: "para salvarnos expiando con su sangre nuestros pecados" (1).

Ahí tenemos ya un monumental y pegajoso MITO insultante, antievangélico e irracional. Y seguimos tan panchos pensando que "eso" va a convencer a los hombres de hoy con el único argumento de que hay que tener fe, que es "don de Dios"... ¡Ah! ¿Dios tiene preferidos? ¿A unos les da fe y a otros no?

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