"Nada extraño, si a ti, que has querido volver al evangelio, se te ataca en nombre del evangelio" Faus: "Hermano Francisco, gracias, gracias, mil gracias"

Francisco
Francisco

"De tu presente se ha llegado a decir que eres más apreciado por los de fuera de la Iglesia que por los de dentro. Esto puede ser verdad a niveles individuales. Pero no lo comparto a nivel social: porque nadie te aborrece más y te está haciendo más sucia guerra que ese sistema capitalista, que tú has calificado como sistema que mata"

"Que prohibieras que se te llame Santidad o Santo Padre. Y la canonización de algunos modelos no-católicos como D. Bonhoeffer o Gandhi"

"Creo necesario devolver a las iglesias locales toda la iniciativa posible en la elección de sus pastores"

"Y el segundo punto es que el obispo de Roma deje de ser “jefe de estado” y se limite a ser un ciudadano más del Vaticano"

Hermano Francisco: Te he escrito otras cartas que no habrás leído, usando el tono epistolar como género literario. Esta vez quizá es más posible que la leas, pues me dicen que va a formar parte de un dossier en apoyo y en defensa tuya.

A mí me bastaría con decirte “Gracias” mil veces. Pero como esta carta aparecerá en un mundo y una iglesia tan complejos como los de hoy, me atrevo a añadir una breve reflexión. Puedo intitularla apelando a tu pasado, tu presente y el futuro. Con lenguaje más espiritual, hablando de fe, caridad y esperanza. Vamos allá.

1.- De tu pasado solo quiero invocar una frase que cita tu biógrafo A. Ivereigh, una vez regresado a Buenos Aires tras tu “destierro” en Córdoba. Parece que un cura fue a hablar contigo aquejado de algún problema serio. Y el final de la conversación fue este: “amigo: yo ya pasé mi noche oscura. Creo que le toca a usted pasar la suya”. Tu noche oscura: tú la conocerás, pero sospecho que aquella noche fue la que te preparó para estos días luminosos. Y quisiera que todos nosotros, los progresistas baratos, lleguemos a comprender que el día no se forja más que desde la noche, y que ésta puede llegar a resultar “amable más que la alborada”.

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Francisco viñeta
Francisco viñeta

También me gustaría recordar algo de tu pasado episcopal: porque en la Iglesia papas no hay más que uno, pero obispos hay muchos más: fuiste un arzobispo que no vivía en ningún “palacio episcopal”, que abría él la puerta de su casa cuando llamaban, se hacía la comida y viajaba en metro. Aquí sí que podrían imitarte muchos sucesores de los apóstoles… Y la Iglesia parecería más cristiana.

2.- De tu presente se ha llegado a decir que eres más apreciado por los de fuera de la Iglesia que por los de dentro. Esto puede ser verdad a niveles individuales. Pero no lo comparto a nivel social: porque nadie te aborrece más y te está haciendo más sucia guerra que ese sistema capitalista, que tú has calificado como sistema que mata. Que haya logrado sumar y manejar a algunos eclesiásticos (cardenales incluso) tampoco es tan raro. Ya el imperio romano logró, para crucificar a Jesús, la ayuda de dignatarios judíos (Anás, Caifás y otros) para condenar en nombre del judaísmo, al judío más grande y más judío de toda la historia de Israel. Nada extraño, pues, si a ti, que has querido volver al evangelio, se te ataca en nombre del evangelio…

Pero yo quisiera fijarme más, otra vez, en todo ese progresismo individualista, que lo quiere “todo y ahora”, que te critica dolido por no hacer “ya mismo”, cosas por las que no se atrevieron a criticar cuando tus predecesores no las hacían. Y que mira sólo su interés particular, sin considerar las circunstancias históricas y la totalidad de la Iglesia. Creo que esto te habrá dolido mucho más que lo anterior. Pero en fin: ya conoces nuestra pasta humana. Creo que no te ha faltado la caridad para con ellos. Y me pregunto si, ante muchas críticas de estos y de los de antes, no habrás rezado alguna vez aquello de “Padre, perdónales porque no saben lo que se dicen”.

3.- Por lo que hace el futuro inmediato, ya te pedí otra vez tres cambios que me parecen muy posibles y fáciles: que en el Credo no se diga “qui ex Patre filioque procedit” sino “qui ex Pare, per Filium procedit” (y que me parece de gran importancia ecuménica). Que prohibieras que se te llame Santidad o Santo Padre. Y la canonización de algunos modelos no-católicos como D. Bonhoeffer o Gandhi. Eso creo que está en tus manos y me atrevo a repetirlo. Pero, como propio de esta carta quisiera señalar otros dos puntos que quizá ya no podrás hacer tú, pero puedes dejar enfocados.

El primero es la revisión de todo el sistema de nombramiento de obispos, recuperando la práctica de la primera Iglesia y dando la voz a las iglesias locales. Esto podría ser hoy complicado porque (como dice algún sociólogo) nuestra democracia falseada ha corrompido las elecciones, vinculándolas no al “programa” sino al “espectáculo” y sustituyendo los “partidarios” (que pueden ser críticos) por “fans” (que son ciegos y acríticos). Quizás habrá que nombrar una comisión que estudie la forma de hacerlo bien; pero creo necesario devolver a las iglesias locales toda la iniciativa posible en la elección de sus pastores.

Francisco-papa
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Y el segundo punto es que el obispo de Roma deje de ser “jefe de estado” y se limite a ser un ciudadano más del Vaticano. Sé que así se perderían algunas ventajas prácticas, pero se evitarían muchos condicionamientos que lastran tu actividad pastoral. Evocando la carta de san Bernardo a Eugenio III, volverías así a aparecer como “sucesor de Pedro y no de Constantino”. Y aludiendo al querido hermano Pere Casaldáliga que habló de “Juan Pablo, Pedro apenas”, tú (o tu sucesor) pasaríais a ser “Francisco Pedro en ciernes”.

Perdona este pequeño latazo, hermano Francisco y volvamos al principio: “gracias, gracias, mil gracias”. Y que el señor nos bendiga a todos.

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