"Cuando las piernas crecen los pantalones cortos ya no sirven" Frei Betto: "Muchos fieles adultos no poseen otra formación en la fe sino la que recibieron en la infancia"
"La Iglesia Católica dispone de pocos laicos, religiosos y sacerdotes capacitados para administrar cursos bíblicos"
"Prefieren el monólogo de la homilía en la misa, pues allí no le conviene a la asamblea hacer preguntas ni mucho menos respuestas"
"Jesús se posicionó del lado de los que sufren injusticias. Denunció a los ricos y a las autoridades de su tiempo. Incomodó a los opresores"
"Jesús se posicionó del lado de los que sufren injusticias. Denunció a los ricos y a las autoridades de su tiempo. Incomodó a los opresores"
Uno de los factores de la huida de católicos de la Iglesia o la indiferencia a la práctica religiosa es el hecho de que muchos fieles adultos no poseen otra formación en la fe sino la que recibieron en la infancia a través de la familia y de la catequesis. Por tanto, cuando las piernas crecen los pantalones cortos ya no sirven.
Conozco a muchos cristianos que no leen la Biblia por razones obvias: no entienden el texto. Y no saben adónde buscar ayuda. La Iglesia Católica dispone de pocos laicos, religiosos y sacerdotes capacitados para administrar cursos bíblicos. Una de las promisorias iniciativas es el CEBI (Centro de Estudios Bíblicos) con sus cursos y publicaciones, pero desgraciadamente poco valorado por la jerarquía de la Iglesia Católica.
La mayoría de los sacerdotes apenas conocen unos cursos del seminario, en general utilizados para reforzar los tradicionales contenidos devocionales. Muchos de ellos no aguantan los cuestionamientos de los fieles y, por eso, no se atreven a dar cursos. Prefieren el monólogo de la homilía en la misa, pues allí no le conviene a la asamblea hacer preguntas ni mucho menos respuestas.
Hoy en día, los estudios bíblicos están de tal modo avanzados que muchos fieles, tal vez, se sentiría abrumados en su fe si enfocaran los relatos evangélicos a la luz de las investigaciones más recientes y desprovistos de envoltorios míticos. La avalancha devocional recubrió de tal modo los personajes bíblicos tanto como al propio Jesús, que queda difícil de aproximárseles como humanos.
Aún hoy, nosotros cristianos creemos en un Dios cruel que, ofendido por nuestros pecados, exigió que su ira divina fuese aplacada por un sacrificio igualmente divino; ¡La muerte de su hijo en la cruz! ¿Qué tipo de padre se complace en ver a su único hijo crucificado?
Todos sabemos cómo Jesús perdió la vida: Asesinado. ¿Por qué? ¿No era él una persona tan buena, espiritualizada, que “pasó la vida haciendo el bien”, como dice el evangelista Juan? ¿Quién podría querer matarlo?
Ahora bien, Jesús no tenía nada de esa figura angelical alimentada por efluvios piadosos. Él era “señal de contradicción”. Se posicionó del lado de los que sufren injusticias. Denunció a los ricos y a las autoridades de su tiempo. Incomodó a los opresores. No admitió que se especulase con dinero en el Templo, la casa de Dios reducida a “cueva de ladrones”.
Por eso mismo fue asesinado por dos poderes políticos, el romano y el sanedrín judío. Pilatos y Caifás. Murió como prisionero político. Nada de eso interesa a quien corrompe el Evangelio y retacea su contenido para alimentar una religiosidad de consolación, y no de compromiso; de evasión, y no de militancia, de fuga de “este valle de lágrimas” y no de inserción amorosa y liberadora en el mundo.
La fe necesita de alimento sólido. No se puede nutrir adultos con papilla de bebés. De aquí el hecho de muchos católicos emigrando para iglesias en las cuales la comprensión teológica de la palabra de Dios es reemplazada por interpretaciones míticas que refuerzan la apatía frente a las heridas sociales. Ya que no se tiene acceso a los servicios de salud, al menos se espera confiado el milagro de curación, siempre y cuando Ud. deposite su fe y sus ahorros en el predicador que promete prosperidad en el corto plazo. Pero si esa cura no llega, puede Ud. tener certeza de que aún no cortó definitivamente sus vínculos con el diablo… Menos religión y más espiritualidad.
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