"Es la primera vez que siento a alguien tan importante, tan lejano, como hermano y padre" Ana Bou: "Hermano Francisco, rezo por usted y por esta Iglesia que aún no ha aprendido a ser madre"
"Mi nombre es Ana Bou, seguro que de oídas algo le suena, por las veces que me he dirigido a usted, pero esta vez lo hago con un sentimiento de pena, de dolor por lo que está sucediendo en nuestra madre Iglesia"
"Me duele que esté en el punto de mira a raíz sobre todo del documento 'Fiducia Supplicans'. Me duele que aún haya gente que se crea en posesión de la única verdad y, estoy segura, que ni siquiera han hecho el esfuerzo de leerlo con atención"
"La iglesia necesita aprender a ser más humilde, a dejar a un lado las ostentaciones en todos los sentidos, celebraciones y ropajes porque eso no es el Evangelio de Jesús de Nazaret"
"La oración mueve montañas, así lo creo, y así lo hago. Rezo por usted, por esta Iglesia que aún no ha aprendido a ser madre ni ser un lugar donde todos tengamos cabida, un lugar de misericordia"
"La iglesia necesita aprender a ser más humilde, a dejar a un lado las ostentaciones en todos los sentidos, celebraciones y ropajes porque eso no es el Evangelio de Jesús de Nazaret"
"La oración mueve montañas, así lo creo, y así lo hago. Rezo por usted, por esta Iglesia que aún no ha aprendido a ser madre ni ser un lugar donde todos tengamos cabida, un lugar de misericordia"
Hermano Francisco. Permítame que le llame así, porque así lo siento. Es la primera vez que siento a alguien tan importante, tan lejano, pero a la vez, tan cercano, como hermano y padre, siempre acogiendo y escuchando a las personas.
Mi nombre es Ana Bou, seguro que de oídas algo le suena, por las veces que me he dirigido a usted, pero esta vez lo hago con un sentimiento de pena, de dolor por lo que está sucediendo en nuestra madre Iglesia. Las madres acogen, perdonan, están pendientes de sus hijos, dan sin esperar nada a cambio, pero a esta Iglesia, aun le queda camino por recorrer para ser madre…
Me duele que esté en el punto de mira a raíz sobre todo del documento “Fiducia Supplicans”. Me duele que aún haya gente que se crea en posesión de la única verdad, y estoy segura, que ni siquiera han hecho el esfuerzo de leerlo con atención y detenidamente, y como resultado, el dolor provocado a su persona y una polémica innecesaria.
Nos encontramos con un auge extremo de personas tradicionalistas con un significativo aumento. Obispos, sacerdotes que aprovechan su ”estatus” para extender la polémica, juzgando y condenando, creyéndose poseedores de la verdad y dividiendo a la Iglesia.
Recuerdo su elección como sucesor de Pedro y cómo comenzó invitándonos a rezar por usted…, “Se despojó de su rango…” (Filipenses, 2.), actitud que usted tomo desde el primer minuto…
La iglesia necesita aprender a ser más humilde, a dejar a un lado las ostentaciones en todos los sentidos, celebraciones y ropajes porque eso no es el Evangelio de Jesús de Nazaret. Él nos invita a estar siempre en salida, a ensuciarnos las sandalias, a tender la mano, acoger, escuchar, a estar junto al que más lo necesita. Eso en la vida religiosa siempre ha sido ejemplar.
Él siempre bendice, no condena y usted, desde el primer momento, nos ha demostrado que el Evangelio está por encima de los ritos, de las normas… que la persona está por encima del sábado y que de lo que nos van a examinar, será de las veces que hemos tendido la mano, bien claro nos lo dice Mt 25, y no del incienso, de las campanitas y de tantas otras cosas que en pleno S. XXI, ya no tienen sentido…
Usted nos ha demostrado que otra iglesia es posible, desde abajo, desde su cercanía, desde su vida entregada a pesar de su salud.
La oración mueve montañas, así lo creo, y así lo hago. Rezo por usted, por esta Iglesia que aún no ha aprendido a ser madre ni ser un lugar donde todos tengamos cabida, un lugar de misericordia.
Que Jesús de Nazaret y Nuestra Madre sigan sosteniéndole cada día.
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