"Llegó con la Esperanza bajo un brazo y se va con la compasión bajo el otro" Humano, demasiado humano

"Creo que humano, demasiado humano es el mejor calificativo que se puede aplicar a nuestro recién fallecido Papa"
"Nos ha dejado el ser humano que se atrevió a alzar la voz contra las atrocidades del capitalismo salvaje e inhumano (Fratelli Tutti) y el que nos avisó sobre la urgencia de cuidar nuestra casa planetaria (Laudato Si). Nos ha dejado el ser humano empeñado en devolver la Iglesia a su origen"
"Abrió a todos los seres humanos las puertas de la Madre Iglesia porque justo en el centro está Jesús"
"Francisco ha comenzado la transformación de la comunidad de los creyentes en Jesús. Nos llevará muchos años culminarla. ¿Qué nos espera ahora?"
"Abrió a todos los seres humanos las puertas de la Madre Iglesia porque justo en el centro está Jesús"
"Francisco ha comenzado la transformación de la comunidad de los creyentes en Jesús. Nos llevará muchos años culminarla. ¿Qué nos espera ahora?"
| Prof. Dr. Antonio José Mialdea Baena
Empiezo este artículo con el título de una de las obras más sublimes de Friedrich Nietzsche. Desde hace años defiendo una cierta complicidad entre los ateos y los místicos. Ambos padecen el silencio absoluto de Dios, los primeros por inexistencia, los segundos por ausencia. Creo que humano, demasiado humano es el mejor calificativo que se puede aplicar a nuestro recién fallecido Papa.
Llegó con la Esperanza bajo un brazo, algo normal si se viene del sur global (en Occidente ni nos acordamos de ella, a no ser que la invoquemos para aumentar nuestras cuentas corrientes), y se ha marchado con la compasión bajo el otro, sin hacer ruido, como si nunca hubiera dicho “esta boca es mía”. Pero realmente, y aunque a algunos les haya parecido un Papa poco teólogo, sí que ha dicho y mucho. Ha dicho con los hechos. Y conviene recordarlo porque nuestra memoria es muy frágil y quebradiza y tiende a olvidar muy pronto, sobre todo lo que no nos conviene o lo que no nos viene bien.

Nos ha dejado el ser humano que se atrevió a alzar la voz contra las atrocidades del capitalismosalvaje e inhumano (Fratelli Tutti) y el que nos avisó sobre la urgencia de cuidar nuestra casa planetaria (Laudato Si). Nos ha dejado el ser humano empeñado en devolver la Iglesia a su origen, al evangelio de Jesús de Nazaret, aunque para ello tuviera que enfrentarse al clericalismo rancio, ritualista y trasnochado, sobre todo europeo, preocupado más por llenar las arcas y proclamar la buena salud de lo que sólo es catolicismo sociológico (ahora asoman ya la cabeza para el cónclave y lucharán por recuperar el “trono”).
Antes al contrario, Francisco abrió a todos los seres humanos las puertas de la Madre Iglesia porque justo en el centro está Jesús, quien se sentaba con los pecadores, quien curaba a los enfermos, quien daba de comer a los pobres, quien expulsaba a los mercaderes de la casa de Dios en el centro de Jesús y quien protestaba enérgicamente contra cualquier injusticia.
Francisco ha comenzado la transformación de la comunidad de los creyentes en Jesús. Nos llevará muchos años culminarla.
¿Qué nos espera ahora? Por una parte, están los que claman venganza, a quienes resulta insultante que Francisco haya abierto de par en par las puertas de la Iglesia para que entren todos los seres humanos, creyentes y ateos, personas de otras confesiones religiosas, para que entren todos los hijos e hijas de Dios, para que entren y celebren los miembros de las comunidades LGTBIQ+, para que entren los que están separados o divorciados, para que las mujeres tengan mucho más protagonismo en el seno eclesial (esto va a tardar más aún). Ha abierto la puerta de la desclericalización del sacerdocio y su excesivo ritualismo litúrgico barroquizante que nada tiene que ver con Jesús de Nazaret.
Por otro lado, están los que estarían dispuestos a continuar la obra que Francisco, repito, sólo ha comenzado. Queda mucho por hacer y no podemos retroceder. Tenemos que seguir recuperando la esencia del Evangelio que nos conducirá, como a Francisco, a ser humanos, demasiado humanos.

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