"Apostó por el celibato opcional y una mayor presencia de las mujeres en la Iglesia" Josep Miquel Bausset: "Pere Casaldáliga siempre pensó que no podía haber fe cristiana sin encarnación"
"Siempre estuvo al lado de los indígenas xavantes, originariamente, propietarios de las tierras donde él vivió y que pasaron a manos de los terratenientes"
"Como ha recordado el P. Abad Josep Mª Soler, que en Sabadell tuvo a Casaldàliga de profesor, el obispo Pere era un hombre de Dios que cuando rezaba, 'su concentración era tal, que desde fuera veíamos que sentía por dentro'"
Este sábado, 8 de agosto, ha pasado a las manos del Padre el obispo Pere Casaldàliga. Y anoche TV3 volvió a emitir los dos capítulos de la serie “Descalç sobre la terra vermella”, (“Descalzo sobre la tierra roja”), sobre el obispo Pere, pastor, profeta y poeta, un hombre valiente, enraizado en las Bienaventuranzas y comprometido con la causa de los pobres.
Casaldàliga, de ojos penetrantes y de gran corazón, fue un obispo que apostó por la colegialidad en el seno de la Iglesia, la sinodalidad y la corresponsabilidad. Solidario con las causas de los indígenas y de los más débiles, el obispo Casaldàliga era un mensajero del Evangelio, que dedicó toda su vida a defender los derechos de los más pobres y necesitados del Brasil, y a denunció, con valentía profética, un sistema que “hace de la humanidad, un negocio”. Casaldàliga, siempre estuvo al lado de los indígenas xavantes, originariamente, propietarios de las tierras donde él vivió y que pasaron a manos de los terratenientes.
Hombre comprometido con la Teología de la Liberación, Pere Casaldàliga ha trabajado siempre por una Iglesia más sencilla y más próxima a los pobres, como desea también el papa Francisco. Por eso, Casaldàliga defendió las Comunidades Eclesiales de Base, como una manera nueva de hacer Iglesia, donde se une la fe a la vida. Unas comunidades que son semilla, fermento y sal.
El obispo Pere, lejos de una “episcopalitis aguda”, siempre pensó que no podía haber fe cristiana sin encarnación. Casaldàliga también apostó por el celibato opcional y por una mayor presencia de las mujeres en el seno de la Iglesia. Una Iglesia que no sea de poder, sino de servicio, como él ha hecho durante los 34 años de obispo en la diócesis de Sao Félix, hasta que en 2005 se le aceptó la dimisión.
Con 92 años y enfermo de Parkinson, el obispo Casaldàliga creía que no habría paz “mientras no se socialice la riqueza”, y por eso el obispo Pere defendió la mejora de vida de los más pobres.
Como ha recordado el P. Abad Josep Mª Soler, que en Sabadell tuvo a Casaldàliga de profesor, el obispo Pere era un hombre de Dios que cuando rezaba, “su concentración era tal, que desde fuera veíamos que sentía por dentro”.
Casaldàliga, obispo de los pobres y defensor de los indígenas, nacido Balsareny el 1928, defendía “una esperanza pascual, que es invencible”. En diciembre de 2012, el obispo Pere tuvo que abandonar Sao Félix, debido a las amenazas de muerte que había recibido, por el hecho de haber luchado por los derechos de los indígenas.
En enero de 2014, el obispo Pere enviaba un mensaje a las Comunidades Eclesiales de Base, del Brasil, animándolas a ser Iglesia en esta “hora de primavera eclesial que hemos de vivir con entusiasmo”. Casaldàliga creía necesario “hacer la transición de una época autoritaria, de tener toda la verdad, a una época de diálogo”, así como también una reforma de la Curia, que llevara “como primer paso a la desaparición del Estado del Vaticano”, para de esta manera, “el papa deje de ser Jefe de Estado”.
"Casaldàliga creía necesario 'hacer la transición de una época autoritaria, de tener toda la verdad, a una época de diálogo', así como también una reforma de la Curia, que llevara 'como primer paso a la desaparición del Estado del Vaticano'"
Eduard Fernàndez, el actor que interpreta en esta serie al obispo Casaldàliga, declaraba en una entrevista: “Ha supuesto una gran experiencia. Porque es muy grande el personaje, es muy grande la historia, su pensamiento, su fe”. El actor definía a Casaldàliga como un hombre “muy normal, muy sencillo. Es muy inteligente, tiene mucho sentido del humor. Yo he llorado mucho. Porque es una persona que desde siempre ha hecho el bien durante las 24 horas del día. Y que tiene una línea de pensamiento, de fe, de compromiso social y político que pienso que esta película recoge”. Del rodaje de la película, Eduard Fernàndez destacaba la oración de Casaldàliga: "Cuando teníamos tiempo íbamos a la oración. Porque él, cada mañana, a las 7.30 se ponía a rezar. Echo de menos ese rato”.
Hombre de Dios, Casaldàliga creía en una Iglesia que fuese “el Pueblo de la esperanza, el Pueblo de la Pascua”, con “una esperanza confiada en el Dios de la vida, del amor, de la libertad”. Profeta y poeta, el obispo Pere expresaba así, con este poema, su pasión por el Reino y su lucha por la justicia y por la verdad.
“Con un callo por anillo
monseñor cortaba arroz.
¿Monseñor martillo y hoz?
Me llamarán subversivo
y yo les diré: lo soy.
Por mi pueblo en lucha vivo.
Con mi pueblo en marcha voy.
Tengo fe de guerrillero
y amor de revolución
y entre evangelio y canción
sufro y digo lo que quiero.
Si escandalizo, primero,
quemé el propio corazón
al fuego de esta Pasión,
cruz de su mismo Madero.
Incito a la subversión
contra el Poder y el Dinero.
Quiero subvertir la ley
que pervierte al pueblo en grey
y al Gobierno en carnicero.
(Mi Pastor se hizo Cordero.
Servidor se hizo mi Rey)
Creo en la Internacional
de las frentes levantadas,
de la voz de igual a igual
y las manos enlazadas….
Y llamo al Orden de mal,
y al Progreso de mentira.
Tengo menos paz que ira.
Tengo más amor que paz.
¡Creo en la hoz y en el haz
de estas espigas caídas:
una muerte y tantas vidas!
¡Creo en esta hoz que avanza
-bajo este sol su disfraz
y en la común Esperanza-
tan encorvada y tenaz!”