Warsan Shire: "Nadie abandona su hogar, a menos que su hogar sea la boca de un tiburón" Mujeres liberadoras y esclavas en el éxodo de Ucrania: "'Esperanza' es nombre femenino"

Ucrania
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"Me han invitado a hablar en la radio sobre Ucrania. Y escribo estas letras que van de experiencias o narraciones encontradas entre sí. O contradictorias. Va de mujeres que liberan y/o de aquellas que son esclavizadas"

"Es historia antigua esta de las mujeres que ayudan a la liberación. Que ya Moisés comenzó a saber lo que era vivir el Éxodo cuando, recién nacido, para huir de la crueldad del Faraon que quería matar a todos los niños hebreos, fue depositado en el rio Nilo"

"El éxodo se repite con nuevos colores y acentos como efecto imparable de la guerra de Ucrania . También aquí protagonismo femenino"

"Séfora y Puá, Miriam, la madre de Moisés, o de la hija del faraón Y junto a ellas, saltando el tiempo y el espacio están  las mujeres que liberan y vencen a la muerte en la invasion rusa a Ucrania"

Me han invitado a hablar en la radio sobre Ucrania. Y escribo estas letras que van de experiencias o narraciones encontradas entre sí. O contradictorias. Va de mujeres que liberan y/o de aquellas que son esclavizadas. En la huida o el éxodo que provoca esta guerra vecina que se tiñe de rojo en la tierra  amarilla y azul de Ucrania. Como todas las guerras y violencias de todos los colores, de todos los  lugares, que al fin y al cabo – lejos o cerca- son las mismas pero con distintas armas. Haz y envés de la mezcla contradictoria que supone entrelazar liberación y esclavitud 

Es historia antigua esta de las mujeres que ayudan a la liberación. Que ya Moisés comenzó a saber lo que era vivir el Éxodo cuando, recién nacido, para huir de la crueldad del Faraon que quería matar a todos los niños hebreos, fue depositado en el rio Nilo en una cesta. Primero con la iniciativa arriesgada e ingeniosas  de las comadronas hebreas Séfora y Puá, O la  madre de Moises que lo deposita en el Nilo en una cesta a modo patera tras dar a luz al niño y a quien «viendo lo hermoso que era», lo había escondido durante tres meses con la esperanza que alguien los recogiera

Miriam

Miriam, otra mujer la hermana de Moisés, observaba a distancia para ver en qué paraba aquello. Y otra mujer más, la princesa hija del Faraón al descubrir al niño se conmueve, sin importarle que sea un hebreo le acoge a propuesta de  Miriam y  busca una nodriza hebrea que le críe el niño consiguiendo contratar  a la madre del niño. Cuando el muchacho, tras haberse criado en su familia de origen, creció, se lo lleva de nuevo a la hija del Faraón, que lo adopta como hijo y lo llama Moisés (Ex 2,1-10).

“Una cesta” al comienzo, la de Moisés “que no naufragó porque un soplo de amor la acompañaba” como dice bellamente la poetisa nicaragüense Claribel Alegría aludiendo al amor de esas mujeres, y que lo liberaron de la muerte y lo hicieron crecer bajo  su protección y defensa

El éxodo se repite con nuevos colores y acentos como efecto imparable de la guerra de Ucrania . También aquí protagonismo femenino.

No huyen por ser menos valientes que los hombres porque la mayoría de las madres que buscan refugio fuera de sus fronteras ucranianas han salido a la carretera o a las vías del tren abandonado el hogar por un motivo principal: proteger a sus hijos de ese infierno. Y hay muchos ejemplos anónimos de fortaleza liberadora que atraviesan a diario las fronteras ucranianas a solo unas horas de vuelo de nuestro país (donde también han llegado abuelas, madres, niñas…) y que también son heroínas. Unas veces en la defensa de su país o con sus hijos en brazos huyendo de la guerra o a escondidas abrigando a los pequeños en su regazo como su mejor bunker de protección.

El país se va quedando desierto. Se habla de cerca de un 75% de mujeres de los cerca de millón y medio de personas que huyen con el vacío angustioso que provoca la casi obligada huida  de sus mujeres). Y muchos menores con ellas. De todas las edades. Tambien, embarazadas, o ancianas, o enfermas…

Pero también tienen un protagonismo porque no solo son amenazadas por las bombas de todos los tipos y colores y los tanques rusos sino que a la vez también están expuestas a esos otros recursos armamentísticos del terror de los se habla menos, pero que por desgracia van pegados a la piel de los conflictos armados en todos los lugares de la tierra: las agresiones de género, las violaciones, los abusos sexuales como  víctimas de la trata, la nueva esclavitud.

Que oportuna ha sido la denuncia eclesial al respecto del Cardenal Czerny: “Con la misma rapidez con la que en pocos días millones de personas han tenido que abandonar sus hogares, llegan ya noticias de que la máquina de la trata de personas y del tráfico de migrantes se ha puesto en marcha en las fronteras y en los países de primera acogida. Al drama de la guerra y los desplazamientos se añade el de la esclavitud”

Por cierto, denuncia que se une a la ampliación del foco de los destinatarios del horror de todas las huidas; Es decir a “la marginación y a veces el rechazo que sufren los africanos y asiáticos que vivían en Ucrania y que ahora huyen junto con el resto de la población”. Nosotros podríamos hablar de la cercanía en el tiempo por ejemplo de los huidos de Ucrania y los últimos saltos a la valla de Melilla , con apaleamientos incluidos . 

En la entradilla de este articulo recordando a las mujeres que unieron sus gestos y sus esfuerzos a la liberación de su pueblo esclavizado con Moisés al frente hablé de Séfora y Puá, de Miriam, de la madre de Moisés, o de la hija del faraón que muy bien pueden ser consideradas, dentro de la providencia de Dios, como paradigma de la articulación entre cuidado, justicia y salvación. Y junto a ellas, saltando el tiempo y el espacio están  las mujeres que liberan y vencen a la muerte en la invasion rusa a Ucrania .Pero mi compasión se desvía hacia esas  otras que son vencidas por las nuevas esclavitudes. Historias que se mezclan, de esperanza y de horror en la huida

Que inspirador me resulta para reflejar lo que digo el poema “Hogar” que recomiendo. Es de una gran mujer, WARSAN SHIRE que  nació en 1988 en Kenia de padres somalíes. Su poesía está escrita desde la vulnerabilidad, desde un desnudo total. Narra la experiencia de aquel que no tiene raíces, del inmigrante, de la barbarie, de qué significa ser mujer, del dolor y la nostalgia. Son poemas sencillos que despacio, despacio, se te meten hasta el tuétano.

En el que os cito, “Hogar” empieza diciendo: “Nadie abandona su hogar, a menos que su hogar sea la boca de un tiburón. Solo corres hacia la frontera cuando ves que toda la ciudad también lo hace. Tus vecinos corriendo más deprisa que tú. Con aliento de sangre en sus gargantas”.

Y añade que eso es peor que en la huida te sientas acosada por las palabras y las miradas sucias. Aunque estas puedan ser más delicadas “que  catorce hombres que se parecen a tu padre entre tus piernas. Y quizás porque los insultos son más fáciles de tragar que el escombro. Que los huesos, que tu cuerpo de niña despedazado”.

"Nadie abandona su hogar, a menos que su hogar sea la boca de un tiburón. Solo corres hacia la frontera cuando ves que toda la ciudad también lo hace. Tus vecinos corriendo más deprisa que tú. Con aliento de sangre en sus gargantas"

Mujeres. Liberadoras. Y/o esclavizadas  En la guerra de Ucrania. Y en todas las guerras. En la retaguardia o en el frente. En el refugio o en la huida. Aquellas que en vez de ser salvadas por “un soplo de amor que les acompaña”, solo escuchan – huyendo de su vida imposible para buscar la libertad - , los susurros de la poetisa keniata:  “Naufraga, sálvate, pasa hambre, suplica, olvida el orgullo, tu vida es más importante”. Porque “Nadie deja su hogar hasta que su hogar se convierta en una voz sudorosa en tu oído diciendo: «Vete, corre lejos de mí ahora. No sé en qué me he convertido, pero sé que cualquier lugar es más seguro que éste».

Hoy conocí esas historias mezcladas. Lugares “más” seguros, pero mezclados con el horror: la de un parto de una mujer en un bunker bombardeado, mientras otra moría en una camilla con su hijo al lado. Esperando pronunciar en verdad la Secuencia de la pascua que el horizonte imprescindible de todas las cuaresmas: Lucharon vida y muerte/en singular batalla,/y, muerto el que es la Vida,/triunfante se levanta.

Me costó, pero lo hice. Para que mi corazón no se amoratara de muerte y ceniza, sino que tomara el color amarillo del trigo y el azul del cielo de las mujeres ucranianas que luchan por la paz. Aposté de nuevo por la esperanza. Nombre femenino, por cierto. Como un “himno bajo el aliento” que busca liberación frente a tanta esclavitud.

Primero, Religión Digital

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