(Jairo del Agua).- Señora nuestra, ahora que llevas a tu Hijo en tus entrañas, no podemos evitar decirte: "ten piedad, ten piedad, ten piedad" de ese chiquitín indefenso. Si no tienes piedad de él, se perjudicará su misión.
Cuídale mucho. Toma agua suficiente, aliméntate bien y no hagas ejercicios bruscos.
"Acuérdate" de que es tu hijo y que está llamado a ser nuestro salvador. "No te olvides" de lo importante que es tu embarazo y la buena salud de tu Hijo para nosotros.
"Escúchanos" Madre, presta oído a nuestras súplicas, no te descuides y estate muy atenta a tu estado. Sabes de los peligros que en esas circunstancias puedes correr.
Nos sentimos muy preocupados por todo lo que te está ocurriendo. Por eso te pedimos, "escúchanos y ten piedad" de ese precioso Hijo que esperas.
"Recuerda" que tu esposo José puede ayudarte en todo, pues es hombre de buena voluntad. "Recuerda" también a tus padres Joaquín y Ana. Ellos podrán ayudarte mucho y darte buenos consejos para tu embarazo. "Recuerda" la buena educación que recibiste y pon por obra todo lo bueno que heredaste.
"Óyenos Madre, óyenos", te lo pedimos con fervor. "Te rogamos, te rogamos, te rogamos" insistentemente, para que nos oigas y nos obtengas lo que te pedimos para el bien de tu Hijo.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: