"Nuestro Perú está con vida y esperanza" ¿Oscuridad o luz al final del túnel?
Sobran pruebas, testimonios y videos, dicen, frente a los diversos “escapes” oficiales que ya ningún informado cree. Importante la conclusión del Editorial citado: “La justicia que tarda no es justicia, y la verdad finalmente se abre paso”
| José Mª Rojo G.
Daría la impresión de que el mundo -e incluso el mismo Perú- se han acostumbrado a transitar por el túnel sin luz y que muchos ni esperarían una luz al final. Peor aún, cuando hoy se despiden a los 7 policías emboscados y muertos en el VRAEM por el narco-terrorismo (esa lacra, el narcotráfico, que algunos ven como la causa de todos los males en el Perú). Pienso que eso no es verdad, que no nos hemos acostumbrado, ni olvidado, ni echamos todos los balones fuera de la cancha, sin más.
1) Las marchas y movilizaciones en Lima y en el Sur del país, sobre todo, siguen. Y cada día escuchamos voces diciendo: “Si hemos venido a Lima, no volveremos a nuestra tierra sin haber logrado los objetivos, el primero que la presidenta Dina se vaya, renuncie”. Y se siguen manifestando, siguen gritando sus consignas y siguen cortando carreteras. No, las aguas ni están tranquilas ni deja de expresarse en la superficie.
2) El Gobierno y el Congreso pareciera que siguen en sus trece e inconmovibles ¡Pareciera! No es del todo claro,cuando esta misma semana pasada ha habido nuevas propuestas (incluido el Fujimorismo) pidiendo adelanto de elecciones a este 2023. Y no está cerrada la puerta aún en el Congreso.
Viaje al epicentro de la revuelta en Perú: “Lucharemos hasta el final" https://t.co/QXKba8AKOU
— Andrés Gil (@andresgil) February 8, 2023
3) Cierto que no aparece ningún nuevo liderazgo que aglutine o abra posibilidades concretas y la llamada DBA (derecha bruta y achorada) que nos gobierna da muy pocas señales de escucha o posibilidad de cambio (excepto el fijimorismo, y se especula las posibles razones del cambio).
4) Pero los análisis y propuestas siguen. Hoy, sin ir más allá, un día -S. Valentín- tradicionalmente marcado por el amor, la amistad, el “relajo”… se acentúan voces en la prensa crítica remarcando que se confirman de todo punto las muertes a causa de las balas del ejército (en Ayacucho) y de la policía (Juliaca) y hasta como muertes extrajudiciales ¡nada de producidas en el fragor de la batalla! Todo ilegal. Se reclama “ir al fondo de la investigación” y “que se llegue a la verdad, sin eludir los interrogatorios a los militares involucrados” (La República, Editorial). Sobran pruebas, testimonios y videos, dicen, frente a los diversos “escapes” oficiales que ya ningún informado cree. Importante la conclusión del Editorial citado: “La justicia que tarda no es justicia, y la verdad finalmente se abre paso”.
Cada día aparecen nuevos informes de análisis forenses y balísticos que confirman lo ya dicho: “Hay un patrón en las muertes que apunta a consignas y decisiones del alto mando”. Y lo malo es que ni la presidenta D. Boluarte y menos el primer ministro A. Otárola, escuchan ni dan su brazo a torcer. Ni siquiera ante los reclamos del WOLA (Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos) a la ministra de Asuntos Exteriores peruana Ana Cecilia Gervasi, según dice la principal asesora de WOLA, Jo-Marie Burt.
En el mismo diario el sicólogo social Hernán Chaparro (doctor en sicología por la Complutense de Madrid y poco sospechoso de extremista), afirma hoy: “La alta desaprobación a la mandataria -la por él considerada huérfana- tiene que ver con el mal manejo de las protestas y la falta de empatía ante las muertes que se han dado…la baja popularidad tiene que ver con esta poca empatía con las muertes”. No solo a ella, va aumentando, dice, el juicio negativo ante la policía: “La policía aparece no cuando la necesito sino para reprimir”. En cambio, la gente cada día más se identifica con los muertos: “esos muertos son como yo, porque podía yo haber estado allí”.
5) ¿Y la Iglesia? La pregunta ya muy poco se escucha. Siento que cada vez son menos los que piden o esperan que la “iglesia oficial” tome una postura clara o asuma la firme decisión de exigir a los políticos que afronten en serio la situación y respondan a los reclamos de quienes los eligieron. Tan solo -en mi opinión- tibios y repetidos pronunciamientos. Es muy fácil sumarse (aún sin decirlo) a las voces de los gobernantes que dicen “son muy pocos los que protestan” o “Puno no es el Perú” o ver que “suben las cosas en el mercado y es culpa de los huelguistas que impiden lleguen los productos a Lima y otras capitales”. Opensar solo en lo que se está perdiendo económicamente (que es mucho, cierto) sin profundizar en las verdaderas causas y señalar a los principales responsables.
He pensado muchas veces en el final del relato evangélico del endemoniado de Gerasa cuando “la legión” de demonios que sale del poseso pide a Jesús les permita entrar en la vecina piara de cerdos, éstos se precipitan al mar y “los gerasenos” le piden a Jesús que se vaya porque les ha arruinado. ¡Para nada se fijan en el hombre curado, que ha vuelto a ser persona y está tranquilamente sentado: solo piensan en los miles de metros de chorizos o embutidos que se han perdido! También se ha dicho: “¿Qué es más importante, un carro o un local incendiado, equis millones de pérdidas en productos o una sola vida joven cortada?”
Que no se ve la luz al final del túnel, pienso es cierto; pero que mientras hay vida hay esperanza, más cierto. Y creo que nuestro Perú está con vida y esperanza.
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