'Por una espiritualidad del cosmos. Descubrir a Pierre Teilhard de Chardin'. (Grupo Editorial Loyola, Sal Terrae) Pierre Teilhard de Chardin y la espiritualidad del cosmos
Un sugerente texto del jesuita François Euvé nos sumerge en una nueva experiencia con Pierre Teilhard de Chardin
| Leandro Sequeiros*
En Religión Digital se han publicado ya 339 artículos sobre Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), lo cual indica que su figura interesa a los lectores. El jesuita Pierre Teilhard de Chardin está reconocido mundialmente como científico, geólogo y paleontólogo. Ejerció esta profesión hasta el final de su vida, sobre todo en China, aunque también en África. Pero en los ambientes espirituales es más leído por el éxito de su obra filosófica, teológica y espiritual, aunque no debe hacernos olvidar la calidad de sus trabajos científicos.
Su obra científica fue reconocida tanto en Francia (ya que fue presidente de la Sociedad Geológica en 1926, y luego propuesto para una cátedra en el Collège de France en 1948 y finalmente elegido como miembro no residente de la Academia de las Ciencias de Francia en 1950), como en el extranjero (era experto de la Fundación Wenner-Gren).
Su obra científica versa principalmente sobre la geología y la paleontología de los mamíferos. Para Teilhard, este trabajo de investigación no es más que una especie de instrumento apostólico, un medio para llegar a un público que está lejos de la Iglesia y, compartiendo su condición, poder anunciarles el Evangelio. La investigación es un verdadero sacerdocio en la medida en que constituye una participación en la prosecución de la obra creadora.
El nuevo ensayo de François Euvé
François Euvé es jesuita, doctor en teología, profesor de las facultados jesuitas de París (Centre Sèvres). Desde 2013, es redactor jefe de la revista Etudes. Luego de una primera formación en física, estudió filosofía y teología. Sus áreas de interés son la teología de la creación, la ecología, la relación entre ciencia y religión, el pensamiento de Teilhard de Chardin y las cuestiones antropológicas. Es el autor de los libros Penser la création comme jeu (Paris, 2000), Crainte et tremblement. Une histoire du péché (Paris, 2009) y Théologie de l’écologie (Paris, 2021).
Acaba de ver la luz en castellano este ensayo: François Euvé sj. Por una espiritualidad del cosmos. Descubrir a Pierre Teilhard de Chardin. Grupo Editorial Loyola, Sal Terrae, Santander, 2023, Colección: El Pozo de Siquén, número 463, 191 páginas. Formato: 15,0 x 22,0. ISBN: 978-84-293-3101-1 (Trad. Española de Fernando Montesinos Pons. Presentación a la edición española de J.V. F. de la Gala).
La Asociación de Amigos de Teilhard
La Asociación de Amigos de Pierre Teilhard de Chardin fue creada en España en 2013. En los años 60 del siglo pasado hubo intentos de creación de esta Asociación en Madrid y en Sabadell sin llegar a materializarse. Desde su fundación, y bajo la presidencia del profesor Emiliano Aguirre (Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1998, fallecido en 2021) se ha impulsado la publicación de varios libros de Teilhard: Cartas a Édouard Le Roy (1921-1946). La maduración de un pensamiento, Trotta, Madrid 2011; La Vida cósmica. Escritos del tiempo de la guerra, 1916-1917, Trotta, Madrid 2017; La gran Mónada. Escritos del tiempo de la guerra, 1918-1919, Trotta, Madrid 2018.
Han visto la luz dos volúmenes con textos de Teilhard en los que se resalta su espiritualidad: los del profesor Agustín Udías, La presencia de Cristo en el mundo: las oraciones de Pierre Teilhard de Chardin.Sal Terrae, Santander 2017, y Los Ejercicios Espirituales con Teilhard de Chardin, Mensajero - Sal Terrae - Universidad Pontificia Comillas, Bilbao - Santander - Madrid 2022.
Y también se han traducido y publicado cuatro trabajos de interés sobre espiritualidad: King, Thomas M., La Misa de Teilhard. Una aproximación a «La Misa sobre el Mundo», Sal Terrae, Santander 2022; y King, Úrsula, Cristo en todas las cosas. Explorando la espiritualidad con Pierre Teilhard de Chardin, Sal Terrae, Santander 2021); a los que añadimos el que ahora comentamos.
Teilhard de Chardin abre ventanas espirituales
En una conferencia de 1947, en la Pierre Teilhard de Chardin anima a sus hermanos jesuitas a hacer de la investigación, el estudio y la ciencia un eje mayor de sus compromisos, presenta “el saber” como «la forma bajo la que se disimula y actúa más intensamente el poder creador de Dios en la Naturaleza que nos rodea». Es particularmente en las zonas críticas donde se llevan a cabo los nuevos descubrimientos donde un sacerdote debe estar.
Teilhard no solo fue un investigador; pero convirtió la investigación en una actividad fundamental, característica de lo humano, «la más elevada de las funciones humanas». No es un oficio como cualquier otro, sino una especie de vocación, porque, a su modo de ver, el hombre busca el conocimiento por encima incluso del bienestar material.
Defendía que la esencia de la vida humana no consiste en estar mejor, sino en ser más, en superarse superando las apariencias del mundo. La investigación es una búsqueda indefinida, animada por la convicción profunda, «mística», de que hay una «realidad» que se oculta detrás del envoltorio de las cosas. El investigador no se contenta con lo que las cosas son; desea conocer sus causas últimas. «La tendencia esencial de nuestro pensamiento es intentar penetrar en el corazón del Mundo».
El itinerario racional y espiritual de Teilhard
En la Introducción de este volumen que comentamos, el jesuita François Euvé, profesor del Centro Sèvres de París, director de la revista Études, y profesor de Física y de Teología, parte de una mirada contemplativa a nuestro mundo. Para Euvé “el estado en que se encuentra el planeta es inquietante.
Ciertas alteraciones parecen irremediables. Los expertos anticipan grandes conmociones y hablan de posibles catástrofes en un plazo más o menos largo cuyas consecuencias deberían afectar al conjunto del globo. Estamos cayendo en la cuenta de que el destino de la humanidad está cada vez más estrechamente ligado al de la Tierra que le sirve de soporte, de la que ha salido y a la que contribuye a transformar en profundidad, por lo menos desde el comienzo de la Revolución Industrial del siglo XVIII”.
Las amenazas que penden sobre nuestro futuro suscitan un creciente número de llamadas a «salvar el planeta». El vocabulario de la «salvación» vuelve de manera significativa en las declaraciones que nos invitan a introducir un cambio profundo en nuestro modo de ver el mundo. Cuando se trata de movilizar las conciencias, retornan las referencias religiosas.
¿Será apropiado hablar aquí de «salvación»? En los tiempos de la modernidad triunfante se hablaba más bien de «progreso». Esperábamos que el avance del conocimiento científico y las transformaciones tecnológicas nos librasen del mal y nos volvieran más felices. La salvación estaba considerada como una noción religiosa ya superada. Evocaba la idea del fin del mundo bajo la forma de un cataclismo ineludible, «apocalíptico».
Expresaba asimismo el necesario recurso a una instancia exterior, a un «Dios», que acudiría en ayuda de una humanidad incapaz de salvarse por sí misma, a fin de abrirle las puertas del «más allá». En sentido contrario a estas representaciones de otros tiempos, el hombre moderno no debería contar más que con sus propias fuerzas para erradicar las enfermedades, prolongar la duración de su vida, alimentarse cada vez mejor, aliviar su existencia y, con el tiempo, garantizar la paz en el seno de una humanidad finalmente reconciliada.
La sensibilidad ecológica actual ha cambiado la situación. Se prolonga y acentúa una inflexión iniciada por los grandes conflictos del siglo XX. La noción de catástrofe está invadiendo la literatura de ficción, el cine, las reflexiones sobre el futuro del mundo. La humanidad parece dudar de sus capacidades. Al mismo tiempo, se invita a las instancias religiosas a participar en el combate en favor del entorno. El gran impacto mediático de la encíclica Laudato Si’, su favorable acogida por la opinión pública y los debates que ha suscitado, nos indican que hasta en este mundo secularizado de hoy se escucha la voz de las instancias religiosas en estos asuntos. ¿Estamos retornando al concepto de «salvación»?
La vigencia de un pensamiento tranformador
¿Cómo alimentar la esperanza de una salvación cuando se vuelve más palpable la inquietud? Teilhard no da a esta cuestión una respuesta inmediata, unívoca o fácilmente operatoria. Pero forma parte de esos pensadores cuya ambiciosa reflexión es susceptible de iluminar nuestro camino.
Puede hacerlo porque alimenta un gran relato movilizador. Nuestra época atraviesa una crisis de sentido porque no sabemos cómo narrarla. La «posmodernidad» rechaza las grandes narrativas del pasado porque gestaron catástrofes. El gran relato del progreso técnico tal vez sea el último en desaparecer. Con todo, no podemos quedarnos ahí. ¿Cómo vamos a movilizar su acción sin un gran relato? A pesar de sus límites, el gran relato teilhardiano sigue siendo inspirador y nos urge a recuperar ese «gusto por vivir» que es precisamente lo que lo anima.
El autor ha organizado esta densa y sugerente reflexión en siete capítulos que siguen una lógica interna. Tras una clarificadora introducción, en la que ofrece una “composición de lugar” de un mundo fragmentado y roto, ofrece como punto de partida unas referencias sobre la posibilidad de “salvación” del universo, entendiendo esto en sentido esperanzador teilhardiano de convergencia hacia la plenitud del punto Omega.
En el segundo capítulo, presenta a los lectores no muy versados en la figura y la obra de Pierre Teilhard de Chardin una semblanza de este científico y jesuita que, a partir de las ciencias de la Tierra y de la Vida, responde a los grandes retos de una sociedad y de un universo en crisis.
“Vivir cósmicamente” como proyecto de vida interior
En un tercer capítulo, Euvé sintetiza todo el afán humano y espiritual de Teilhard en una expresión: “Vivir cósmicamente”. ¿Qué podemos entender por “el sentido cósmico» en un mundo en evolución? ¿Es lo humano “la clave del universo”? Esto nos lleva a la plenitud a la que llama “la unión creadora”.
Todo esto converge en el capítulo 4 hacia el Cristo cósmico, la sustancia de la religión de Teilhard, la espiritualidad del cosmos. ¿Significa esto un «panteísmo» cristiano? Desde una perspectiva panenteista (“Dios en todas las cosas), Teilhard nos invita a tomar la Encarnación en serio, sentir y gustar el Cristo universal que surge de la persona de Jesús, muerto y resucitado. ¿Está emergiendo un nuevo modo de vivir un nuevo cristianismo?
Pero no todo el mundo es bueno. En este universo imperfecto existe el mal, lo que la teología llama la situación de pecado (no la transgresión sino la dinámica interna del desamor) ¿Es necesario racionalizar el mal?
Teilhard no puede considerarse transhumanista
Y desembarcamos en el último capítulo abierto a la vida cósmica y a la esperanza compartida de una marcha de humanidad en ascenso (el progreso tecnológico) y hacia adentro (el progreso espiritual) Por eso, Euvé desarrolla un concepto muy teilhardiano: la Fe en el futuro como opción colectiva en la que lo humano se trasciendo y florece la vida a través de la muerte.
Y concluye el autor François Euvé con estas palabras: Para Teilhard, el cristianismo aporta una esperanza. La afirmación bíblica de la bondad de la creación y la fe en la acción providencial de Dios dicen que el mal no saldrá vencedor al final y que actuar en un mundo así tiene sentido. Eso nos libera de cierta fascinación que podemos experimentar por la desgracia, de la complacencia que podemos alimentar por la catástrofe. Una fe así no garantiza por adelantado el éxito de toda acción emprendida. El fracaso sigue siendo siempre posible, pues el fin de la historia no es la conclusión de un proceso lineal. La historia se consuma más allá de ella misma.
Una selecta bibliografía (en la que se incluyen muchos textos en castellano) cierra el texto de Euvé. Al mismo, los editores españoles han añadido tres valiosas aportaciones: una detallada relación de fechas hasta el presente relacionadas con Teilhard, una selecta colección de fotos inéditas comentadas y publicadas por ver primera con permiso de la Fundación Teilhard de París, y un apéndice redactado por Agustín Udías con unos textos de oraciones teilhardianas que convierte el final de la lectura en un ejercicio de adoración.
*Presidente de la Asociación de Amigos de Pierre Teilhard de Chardin (sección española, WWT, Red Mundial de Teilhard)
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