La celebración del Día del Seminario consagra y re-consagra la idea de su clericalización ¿Seminaros antisinodales?

La impresión bastante generalizada de buena del pueblo de Dios en relación con los Seminarios -Menores y Mayores- en los actos de sus respectivas diócesis, fue la retransmitida por “La DOS-RTV.”, en la celebración de su fiesta el día 19 de marzo, que no es otra sino la de la Conferencia Episcopal (CEE). De sus miembros, y de su Comisión, depende de manera decisiva su organigrama.

El programa “El Día del Señor” estuvo decididamente consagrado a los seminarios, con somera excepción de los ornamentos sagrados morados cuaresmales que exigió la liturgia, color que en gran proporción es también signo y palabra que expresa la situación del éxodo de las vocaciones sacerdotales ya en el presente, y con perspectivas muy preocupantes hacia el futuro.

La idea del Seminario suplantó a la de la liturgia de la santa Cuaresma en su cuarta semana, cuyo domingo sigue siendo portador del gozo, de la alegría y esperanza en la resurrección, hoy tan imprescindibles para que el mundo y la Iglesia puedan seguir siendo mundo e Iglesia.

Pudo y debió ser tal día marco fiel para reflexionar con la luz del evangelio cuanto significó y significa san José, esposo de la señora María avecindada en Nazaret, como padre de Jesús, artesano misteriosamente fiel a su trabajo y ministerio. En los tiempos en los que el “Día del padre”, que idearan con intenciones comerciales los Grandes Almacenes, es también cuestionado dado que en el esquema familiar imperante, el padre, o no existe, o es suplantado por otra persona de cierto relieve doméstico, -colega, compañero, amigo o pareja-, pudiera haber proporcionado elementos de excepcional importancia y actualidad en la liturgia del día, tanto religiosa como socialmente, favorables para crear y mantener la convivencia entre unos y otros, que es lo que importa.

La “nueva” familia reclama con prisas soluciones tal vez inéditas, y no precisamente las hasta ahora signadas con los anatemas y condenas canónicas administradas por quienes, profesionales del celibato, apenas si conocían de verdad el misterio y ministerio de la convivencia y, en no pocos casos, ejercientes no ejemplares de tal vida, sino todo lo contrario.

Y en el programa “El Pueblo de Dios” dedicado al Seminario, se nos hizo presente una vez más el Arzobispo Primado de España, con su cantinela de siempre, en el marco de una parroquia – no en la “dives toletana”- , acoliteado como corresponde, rememorando a sus antecesores en la Primacía, considerados “Terceros Reyes de España”,-Mendoza (Reyes Católicos”, y Cisneros (Carlos I de España y V de Alemania), con la titulación y profesión cardenalicia de” Grandes y Supremos Inquisidores”, la mayoría de ellos, además de señores feudales.

"Como dato curioso anoto el de que la mayoría de los seminaristas comulgaron 'a la antigua usanza pre- Vaticano II', de rodillas, directamente en la boca, sin pasar antes por su mano, con los consabidos gestos de las 'santas cabezadas' y genuflexiones"

En esta celebración eucarística del Dia del Seminario, oficial de la CEE, no participó ninguna mujer. Solamente hombres-varones. canónigos, párrocos y seminaristas. Con sotanas de color blanco los del coro y uniformados -con sus trajecitos- recién planchados los aspirantes a obispos, dado que el Seminario de Toledo es -y será-, por ahora, semillero de aspirantes a formar ternas episcopables de quienes, en su día, pastorearán otras diócesis. Como dato curioso anoto el de que la mayoría de los seminaristas comulgaron “a la antigua usanza pre- Vaticano II”, de rodillas, directamente en la boca, sin pasar antes por su mano, con los consabidos gestos de las “santas cabezadas” y genuflexiones.

"Por supuesto que el latín, no en toda la celebración, pero al menos en la mayoría de los 'motetes' litúrgicos dejó patente la vigencia añorada por muchos"

No faltó a la cita litúrgica arzobispal el incensario ni, por supuesto, el cambio reiterativo de mitras, que tanto descoloca a sus portadores y que distrae y sorprende a la feligresía, sin sospechar lo más mínimo qué es y significa tal artilugio pagano, al que además ha de añadírsele el báculo a la hora de impartir la bendición “previa la inclinación de la cabeza en señal de humildad”, de quienes han de recibirla como servidores o siervos. (El papa Francisco prefiere, en ocasiones, que sean los propios fieles quienes le bendigan). Por supuesto que el latín, no en toda la celebración, pero al menos en la mayoría de los “motetes” litúrgicos dejó patente la vigencia añorada por muchos.

La celebración del Día del Seminario de esta referencia “oficial” consagra y re-consagra la idea de su clericalización, con la correspondiente y aberrante marginación del laicado y más de la mujer. Es posible que de tal situación hayan tenido exacta referencia los señores obispos uruguayos encargados por el papa de examinar estos centros y la “seminariscología” que los inspira y mantiene. El mismo arzobispo toledano, en su homilía, destacó la idea de que “llamada” –“vocación sacerdotal es amor”, de cuyo principio podría concluirse que, quienes no fueron “llamados”-es decir, todo el laicado (ellos y ellas), al amor cristiano, a este hay que llamarlo de otra manera. Es de notar para tal valoración que son solo 974 los seminaristas “mayores” hoy en España.

"La celebración del Día del Seminario de esta referencia 'oficial' consagra y re-consagra la idea de su clericalización, con la correspondiente y aberrante marginación del laicado y más de la mujer"

El diagnóstico de “Seminarios antisinodales” aplicado a los de España es posible que no coincida plenamente con el que los obispos uruguayos facultados para ello le proporcionen al papa Francisco, al margen, y sin fiarse, del criterio de los hermanos en el episcopado de la correspondiente Comisión de la CEE.

Esto no obstante, siempre perdurará la esperanza de que el tiempo seguirá inexorablemente su curso y de que “al Espíritu Santo no hay quien lo enjaule” por los siglos de los siglos, en fiel consonancia con recientes y sonoras palabras “franciscanas”.