La religiosa analiza el viaje del Papa a Asia y Oceanía Sor Lucía Caram: "Francisco continúa fuerte, con una lucidez y vitalidad excepcionales"

Contra todo pronóstico de los sedevacantistas y de aquellos profetas de calamidades que hasta ahora disimulaban un poco su rechazo a Francisco y los otros que intentan disimular su fe y su comunión con la Iglesia pero que no terminan de entrar en la dinámica, Francisco continúa fuerte, continúa con su mensaje.

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El Papa de 87 años ha sorprendido al mundo una vez más con una gesta impresionante. Ha realizado el viaje más largo de su pontificado, 12 días, 4 países y bueno, ha demostrado una lucidez y una vitalidad excepcional. Con este viaje ha dejado muy claro que su misión está más viva que nunca marcando el camino de una Iglesia cada vez más cercana, más creíble. Y profundamente enraizada en el diálogo, en el acercamiento a las diversas culturas y también en la denuncia a las injusticias que oprimen a nuestro mundo.

En su visita a países de Asia como Timor Oriental, Indonesia, Singapur, Papua Nueva Guinea, el Papa no se ha limitado solo a gestos simbólicos. Ha llevado un mensaje claro, directo y sin tapujos. Habló como habla él, claro. Habló con la urgencia del diálogo interreligioso y lo hizo dialogando. Dialogando abiertamente con las comunidades y visitándolas. Ha dejado claro que el entendimiento mutuo y el respeto son esenciales para la convivencia y para la paz.

El Papa Francisco no ha rehuido temas espinosos. Se ha manifestado con firmeza contra el tema de los abusos cometidos también dentro de la Iglesia, demostrando que la injusticia y la reparación no pueden quedar de lado. El Papa dice que el silencio ante el dolor de los inocentes es complicidad. Debemos ser la voz de los que no es que no la tengan, sino que les han quitado esta voz. Y trabajar incansablemente para sanar las heridas y para reparar a las víctimas.

En Timor Oriental lo tenía bastante complicado. Un gobierno que sigue defendiendo al Obispo Belo, que lo consideran que ha sido un salvador, pero que la Iglesia lo ha apartado porque era un depredador sexual. Yo esperaba que el Papa pidiera que le quiten el Nobel de la Paz, porque es un premio que se otorga a quienes trabajan por la justicia y la paz de forma significativa. Y no puede haber en esto una doble visión. Pero Francisco sabe más que yo.

Yo soy más visceral y yo hubiera pedido alto y claro, y lo pido. Y pido que la sociedad se movilice para que al Obispo Belo se le quite el Nobel de la Paz. Porque ha sido un depredador. Y uno tiene que ser íntegro en el trabajo y en la defensa de las personas. Y cuando en su vida privada ha abusado de los menores, esto es muchísimo más grave que todo el bien que pueda haber hecho, que está hecho, pero que queda sin duda opacado por este pecado maldito que necesita tener una justicia.

En el vuelo, en la rueda de prensa, ha hablado un poco más de eso. Su mensaje no se ha limitado a los problemas internos de la Iglesia. Una vez más, también ha alzado la voz por el planeta, denunciando el maltrato que está recibiendo y la explotación desenfrenada de los recursos. La tierra clama por la justicia. Y nosotros como cristianos debemos ser sus defensores, apelando a la responsabilidad moral de los pueblos. Más allá de los credos y confesiones de cada uno, tenemos que proteger nuestro hogar común.

Con este viaje, el Papa no sólo ha reafirmado su capacidad de convocatoria impresionante y le vamos a mandar un mensaje a aquellos infovaticanos y que se llaman católicos y que se dedican a poner fotos para decir que la plaza está siempre vacía porque este Papa no convoca. Estamos en una Iglesia de salida y en todos lados este Papa, porque es creíble, la gente le sigue. El poder de convocatoria ha sido impresionante y ha dejado claro que su pontificado tiene mucho que decir y mucho que apuntar a la sociedad, al mundo y a la Iglesia. Su visión de una Iglesia de salida, precisamente saliendo, es innegable.

Él no se cierra al diálogo, abre nuevos caminos para el futuro de la humanidad y sigue marcando la historia con su valentía y con su cercanía. Y nos recuerda así que la misión del Evangelio es que el Papa, que la misión del Evangelio tiene cabida en nuestra sociedad.

El mensaje del Evangelio, pronunciado por aquellos que lo viven y que están convencidos y se identifican con Jesús como Él, abre caminos, ablanda corazones y sin duda es un motivo de esperanza. Gracias Francisco, Francisco, te banco. Y nada, tenemos Papa para rato. 87 años este joven atleta de la fe. Nos ha dejado a todos increíblemente sorprendidos.