" Valencia nos necesita, Valencia no pude salir sola de la DANA" Valencia… "Para ofrendas nuevas glorias a España"
"Estos días nos encontramos unos pueblos de Valencia inundados, pero no solo de agua y barro, sino de muerte, de derrota, de desesperación, de frustración"
"He vivido la mitad de mi vida en la Comunidad Valenciana. Seis años en Valencia, nueve en Alicante, concretamente en Elche y quince en Castellón. Estos días he hablado con algunos conocidos, amigos, casi hermanos, y lo han pasado y están pasándolo muy mal"
"Amar a Dios es amar y ayudar a la reconstrucción de tantas vidas rotas y truncadas por la DANA. Amar a Dios es no olvidarnos ni apagar el foco informativo dentro de unos días, semanas o meses. Amar a Dios es evitar el sensacionalismo de estos días"
"Amar a Dios es amar y ayudar a la reconstrucción de tantas vidas rotas y truncadas por la DANA. Amar a Dios es no olvidarnos ni apagar el foco informativo dentro de unos días, semanas o meses. Amar a Dios es evitar el sensacionalismo de estos días"
| Florencio Roselló, arzobispo de Pamplona y obipo de Tudela
Así comienza el himno de Valencia. ¡Cuánta razón tiene este himno! Valencia ha sido una de las glorias de España, una gloria que está en sus gentes, en sus pueblos. Valencia desde su música y sus bandas, desde sus fiestas mayores, las fallas en San José, donde han acogido a todos visitantes, desde sus playas, donde en verano vamos tantos navarros a disfrutar del sol y de sus aguas. Su tierra hace grande a España, por eso comienza su himno con este deseo de regalar, tributar, y “ofrendar nuevas glorias a España”. De hacer grande a España y a sus gentes.
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Estos días nos encontramos unos pueblos de Valencia inundados, pero no solo de agua y barro, sino de muerte, de derrota, de desesperación, de frustración. Hoy el himno de Valencia nos obliga a cambiar la orientación de la letra. España y Navarra canta “para ofrendar nuevas glorias a Valencia”. Porque Valencia nos necesita, Valencia no pude salir sola de la DANA, de esta situación de hundimiento colectivo, necesita la solidaridad, los cristianos diríamos la fraternidad, de toda España, y en nuestro caso de toda Navarra. Necesita la ayuda de la Iglesia de España y de la Iglesia de Navarra.
Como dije en la misa del pasado domingo por las víctimas de la DANA en la catedral de Pamplona “estoy en contacto con Valencia, veo las imágenes, escucho las noticias, hablo con gente cercana de la zona cero, y tengo el corazón encogido. He vivido la mitad de mi vida en la Comunidad Valenciana. Seis años en Valencia, nueve en Alicante, concretamente en Elche y quince en Castellón. Estos días he hablado con algunos conocidos, amigos, casi hermanos, y lo han pasado y están pasándolo muy mal. Algunos de los que lo han sufrido las consecuencias de la DANA estuvieron el pasado 27 de enero, el día de mi ordenación episcopal, acompañándome, aquí, en esta Catedral de Pamplona. En sus palabras, cuando he hablado con ellos, hay rabia, tristeza, monosílabos, muchos silencios al otro lado del teléfono. Estos días lo están pasando mal, muy mal. Hoy quiero estar cerca de toda la Comunidad Valenciana, y cerca de muchos conocidos de Valencia, y con ellos la Iglesia de Navarra”.
Hoy Valencia y sus gentes, son mi hermano, mi amigo, mi familiar. El pasado domingo, 3 de noviembre, leíamos en el evangelio “amar al prójimo como a uno mismo” (Mc. 12, 31). Estos días nuestro prójimo está en los pueblos de Valencia que han sufrido la DANA tan devastadora. Amar a Dios es amar a esos pueblos que lo han perdido todo, amar a Dios es rezar por las víctimas y por los que quedan, sin ilusión ni espíritu de levantarse. Amar a Dios es amar y ayudar a la reconstrucción de tantas vidas rotas y truncadas por la DANA. Amar a Dios es no olvidarnos ni apagar el foco informativo dentro de unos días, semanas o meses. Amar a Dios es evitar el sensacionalismo de estos días. Amar a Dios es mantener la ayuda y solidaridad, aunque no sean noticia, aunque no salgan en los medios de comunicación, porque Dios seguirá sufriendo en las víctimas de la DANA, seguirá sufriendo en las personas que han perdido seres queridos. Dios hoy tiene nombre y rostro en Valencia y en las otras zonas afectadas por la DANA.
En el evangelio de este domingo 10 de noviembre leemos el episodio de la limosna de la pobre viuda y la reacción de Jesús, “se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante. Llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie”. (Mc. 12, 42-44) . Hoy todos somos como la pobre viuda que quiere ayudar a nuestros hermanos de Valencia, por muy poco que podamos echar de dinero o enviar a Valencia, es mucho, Dios lo multiplica. El riesgo de situaciones como las provocadas por la DANA es que con el tiempo se puede olvidar y que el foco informativo se silencie.
La segunda frase del himno de Valencia es “¡Nuestra región supo luchar!”. Es cierto y lo hemos visto en estos días, pero solos no podrán, es una región luchadora, trabajadora y emprendedora, que sabe luchar, pero junto con el resto de España, con la de miles de voluntarios que en estos días se han desplazado hasta valencia.
“Ofrendamos nuevas glorias a Valencia” y con ellos “¡su región supo luchar!”. Luchemos por Valencia, unámonos a Valencia. Hoy nuestros hermanos más necesitados están en Valencia, allí nos reclama el evangelio, allí Navarra se hace presente.
+ Florencio Roselló Avellanas O de M
Arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela
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