"Una gracia que sólo Dios otorga" ¿Qué es la contemplación?
(José Luis Vázquez Borau).- René Voillaume define la vida contemplativa como "un conocimiento experimental y sobrenatural de Dios, percibido por connaturalidad de amor; bajo el influjo de los dones del Espíritu Santo" (R. VOILLAUME, Lettres aux Fraternités I, Cerf, Paris 1960, 178).
Así, la contemplación sobrenatural, en sí misma, está fuera del alcance directo de la persona y responde a una gracia que sólo Dios puede otorgar. Pero existe, no obstante, todo un conjunto de actos que nos preparan y encaminan hacia ella, en cuanto que, normalmente, son necesarios para llegar a la contemplación, si bien la donación de esta gracia jamás estará exigida por la preparación, ella suele ser, sin embargo, su prolongación, y la continuación normal, aunque misteriosamente gratuita, de nuestro encaminamiento hacia Dios. Lo cierto es que, con frecuencia, muchas personas quedan privadas de la gracia de la contemplación, al carecer de la debida preparación para acoger este don.
La gracia de la contemplación presupone la disposición última de la persona a "abandonar todo aquello que no es Dios". Lo cual supone un desasimiento profundo de todo lo creado y, particularmente, de sí mismo. No significa esto que tal muerte esté totalmente en nuestro poder, porque las mismas gracias de contemplación habrán de consumarla en nosotros, al hacer penetrar el fuego acrisolador del amor en aquellas profundidades del alma en las que nada podemos por nosotros mismos. Con todo, ese desasimiento radical, aun cuando no podamos realizarlo actualmente sino de un modo imperfecto, ha de ser, al menos, intencional mente querido y deseado, a la espera de que sea consumado por la acción de Dios en nuestras personas (Ibid., 180).
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