Lecciones de los devotos de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli "Yo le pido por mí, por mi familia y por todo el mundo"
(Antonio Aradillas).- "Desde hace ya un puñado de años yo logro ser la primera en la fila para llegar a besarle el pie a "Nuestro Padre Jesús de Medinaceli". Para eso tengo que pasarme aquí alrededor de una semana. Pero este año se me ha adelantado una mujer forastera, cuyo lenguaje apenas si logramos descifrar.
"Es una bella y buena persona. Es creyente de verdad, y posiblemente esté tan necesitada, o más, que nosotras, de que el Señor le eche una mano. Conste que yo no pretendo ser la primera algo así como para acaparar los dones divinos a favor mío y de los míos. Lo hago por devoción. Vengo a besarle el pie todos los primeros viernes del año, pero en este del mes de marzo, el gentío es mucho mayor y salimos en la "tele". Yo le pido por mí, por mi familia y por todo el mundo".
"Pues yo estoy en la cola, porque estoy acostumbrado a hacer colas en el INEM, y mi intención aquí y ahora es la de que este Cristo tan milagroso se compadezca de mí y de mi familia y, por fin me llamen de alguna empresa, haciéndome fijo. Me aterra pensar en que he de emigrar de España, dejando abandonada a mi mujer y a mis dos hijos. Enterado de que esta imagen de Cristo en más de una ocasión tuvo que emigrar también fuera de España, tengo la seguridad de que mi petición habrá de ser atendida".
"Yo vengo a darle gracias porque mi hija se operó del pecho, coloqué una estampa del Cristo debajo de la almohada, y ahora está sana y salva". "Yo vengo también a darle gracias porque me tocó la lotería, y con ello se remediaron parte de mis males". "Con todos los avisos judiciales de desahucio de la casa en mi contra, por lo de las hipotecas, teniendo que ser acogida en la de mi yerno y en la de mi nuera, aquello se aplazó, y aquí me encuentro, feliz de momento".
"Mi caso es el de tantas otras mujeres, amenazadas una y otra vez por sus maridos, con malos tratos y con la casi convicción de que cualquier día aparezca mi nombre con letras de sangre en "El Caso". Mi marido, el pobre, es bueno. Bueno de verdad. Lo que pasa es que bebe demasiado y con mucha frecuencia. La culpa la tienen los amigos con los que junta. Se lo tengo dicho. A mis hijos y a mí, nos hace la vida imposible. Mi casa es un infierno... Me da pena tener que denunciarlo a la policía. Además, de esta clase de denuncias están llenos los telediarios..."
"Aquí en la cola, esperando este viernes, lo pasamos mal. Mal de verdad. Llueve o hace frío, y algunos, incluidos los curas, creen que nuestros motivos no son siempre religiosos. Pero, en el fondo, nos animamos unas a otras, nos contamos las penas y nos entendemos. Muchas apenas si podemos hablar en nuestras respectivas casas. No nos lo permiten nuestros maridos, y los hijos están a sus "rollos". No quiero dejar de agradecerles a algunos chicos y chicas que de vez en cuando nos suministran algún "bocata" o un "caldito", cosa que nos viene de perlas".
"Yo tengo un hijo drogadicto, pero tengo fé en Cristo, ya como única tabla de salvación".
"¿Que cómo reaccionamos cuando algún "privilegiado" o "privilegiada" de la "Casa Real", o autoridad, pasa por delante, sin hacer cola y besa el pie del Cristo, antes que nosotras? Nos molesta. Pero así se escribe la historia. Y esta es la vida dentro y fuera de la Iglesia. También en esta hay clases sociales y tratos y consideraciones discriminatorias. Nosotras las comprendemos, a veces, pero nuestras hijas, no. ¡Qué le vamos a hacer! No obstante, Cristo fue, es y será siempre más nuestro. Es pobre. Así nos lo dicen algunos curas y, sobre todo, así los proclama y vive el Papa Francisco".
"¿Que de cuantos euros será la limosna que eche en el cepillo del templo? Serán pocos, porque pocos son los que tengo. Seguramente le compraré una vela y se la encenderé. La vela encendida es un acto de fe, de adoración y de amor. Ni sé ni me interesa saber en qué emplearán el dinero -que debe ser mucho-, y que recolectan los frailes con esto del beso del pie del Señor. Supongo que lo dedicarán a obras buenas, con IVA o sin IVA, como ahora se dice".
"Pues yo vengo a rezar por el Papa Francisco. Quiera Dios que no le hagan nada malo en su contra, enterada yo "de buena tinta" de que algunos hasta lo han amenazado de muerte, y de que aún en público lo llaman "anticristo" que esto debe ser cosa muy mala, entre los cristianos". "Yo le pido por la paz entre todos los pueblos, por la acogida que precisan quienes desplazan las guerras o el hambre, porque los corruptos sean castigados y sin miramientos por parte de la justicia, porque quienes comulgan y van a misa, a las procesiones, a las peregrinaciones y a los actos del culto, sean sobre todo justos, amables, dispuestos a favorecer al prójimo, solidarios, simpáticos y respetuosos con quienes piensen de modo distinto a como lo hagan los otros..."
"La mayor parte de quienes formamos esta cola para besar el pie del Señor no somos partidarios de ir mucho a misas, ni a los triduos, ni de los hábitos, ni de las promesas. Apenas si entendemos los sermones que nos predican los curas y frailes, y menos, los de los obispos, sobre todo cuando "se visten de rojo" y se ponen tantas y tan raras cosas en la cabeza. Nos aburren mucho las ceremonias, dándonos la impresión de que en los evangelios no dicen nada de eso, así como que Jesucristo jamás hizo uso de ellas."
La conversación con devotos y devotas del Santísimo Cristo de Medinaceli, se interrumpe, en ocasiones, a consecuencia de que una o uno, les proporcionan a los demás un zumo, un bocadillo, un café o una taza de caldo, comentando a la vez la lentitud con la que este año se desplaza la cola:
"Sí, es que las necesidades son muchas, aunque nos digan en la "tele" todo lo contrario, es decir, que todo va bien. Los políticos, la Iglesia y quienes nos rigen y deben velar por nosotros, y a quienes elegimos con nuestros votos y pagamos de nuestros bolsillos, no siempre son "trigo limpio". Van a lo suyo, y lo suyo raramente coincide con lo nuestro".
"Ni el mismo Cristo Jesús se parece a veces al de los evangelios. Ahora, que nos ilustran un poco, con los cursos y cursillos religiosos que se nos imparten, comparando lo referido en los Libros Sagrados acerca de los comportamientos y silencios de la jerarquía y de los que hablan desde los telediarios, el desconcierto religioso es realmente de escándalo. Pero aquí seguimos, y seguiremos nosotros, la mayoría mujeres y pobres, aunque ni por mujeres ni por pobres se nos considere, tal y como hacen con los hombres".
"Yo vengo a rezarle a Jesús de Medinaceli, de modo muy particular, por mis nietos. Como se anuncia que apenas si tendrán pensiones, ¿qué será de ellos el día de mañana? ¿A quien acudirán sus padres cuando, por ley de vida, faltemos mi marido y yo? ¿Tendrán que emigrar a otros países? ¿Podrán salvar los muros y las murallas con las que los políticos sellen sus fronteras? ¿Serán víctimas del terrorismo, o se convertirá ellos también en terroristas?
¿Guardáis los puestos de la cola para el besapié? ¿Cobráis por ello? A veces ocurre. Hay gente para todo en la vida. Pero nuestra espera en la cola es algo sagrado. Es un acto continuado de sacrificio, de religión, de piedad y de culto.
Son muchas las lecciones de devoción popular que contienen y exponen las colas tan multitudinarias como las que este año facilitaron el acceso al templo del Santísimo Cristo de Medinaceli, en la que faltan números para objetiva y sagradamente efectuar su proclamación verdaderamente religiosa, tal y como de modo similar ocurre con otros tantos santuarios, templos, iglesias, ermitas y lugares sagrados.
Esto es lo que felizmente tenemos y lo que configura una parte importante -esencial- de la religión y de nuestra santa madre la Iglesia. Unos se situarán, y juzgarán, estos hechos con pesimismo canónico. Otros lo harán con optimismo evangélico y sustantivamente teológico, en sintonía con la realidad de la vida, en cuyo desarrollo interviene la gracia divina, siempre en beneficio y al servicio del Otro, que hay que escribirlo con letras mayúscula, por referirse al mismísimo Dios.
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