¡Jesús de 'cielino', nada de nada! Sectas y sectarios en la Iglesia

Sectas y sectarios en la Iglesia
Sectas y sectarios en la Iglesia

En tiempos recientes el papa Francisco reflexionó sobre el tema, con denodada, siempre misericordiosa, puntería y destreza y colocó los puntos sobre las 'íes', desplazados estos por incompatibles distancias

A los movimientos espirituales y espirituosos sugeridos, les hacía falta un buen rapapolvo y más después del desmadre permitido, y aún espoleado por los anteriores 'poseedores' de la Sede Romana

"Del listado de los 'cielinos' hay que reseñar que es ancho y generoso. También que suelen ser y estar bien pertrechado en sus relaciones sociales y económicas, sin faltar las políticas… ¡Toda ayuda para gloria de Dios!

"A la Iglesia le sobran sectas, sectarios y cuantos y cuantas puedan parecérseles…"

"De la asignatura del sectarismo Jesús Siempre fue suspendido. En la de la COMUNIÓN -común-unión- , de 'sobresalientes' y 'cum laude', estaría pletórico y rebosante su 'libro escolar'"

Sectas-sectas, hermanas, primas hermanas y otras referencias de idéntico o similar coincidencia, bay muchas. Tanto en masculino, como en femenino y lo mismo dentro que extra muros de la Iglesia. Son “familia numerosa” y se instalan en las relaciones sociales, políticas, profesionales y parentales, por consanguinidad o afinidad de alguna clase y proporción. Por demás está aludir a que el término “secta”, es portador de gérmenes etimológicos tales como “grupo reducido”, “separación”, “ideología o línea de conducta a seguir y no siempre ni por qué en la misma dirección”. En ocasiones, les hasta y les sobra a los sectarios con tal complemento y apreciación.

Y, como siempre, lo nuestro es permanecer espiritualmente atento a cuanto acontece en la Iglesia, no dejo de hacerlo en esta ocasión, entre otras razones, porque en tiempos recientes el papa Francisco reflexionó sobre el tema, con denodada, siempre misericordiosa, puntería y destreza y colocó los puntos sobre las “íes”, desplazados estos por incompatibles distancias.

Con el noble fin de entendernos como cristianos ya desde el inicio de esta reflexión, vaya por delante que el dulce y acaramelado adjetivo “cielino” no está registrado por la RAE, aunque sí lo está el diminutivo “cielito”, con la definición saltarina de “baile campesino acompasado por tonada en la que las parejas ejecutan variadas figuras”. Sí lo está también el término “cerúleo” aludiendo al “color del mar, del cielo y de cuanto” este lugar -el cielo- puede tener de morada en la que los ángeles, los santos y los bienaventurados gozan de la presencia de Dios”

Del término “cielino” no sabe nada el docto diccionario, y para su más cercana y certera cognición y cogulla habría que recurrir a la historia eclesiástica y desglosar algunos de los capítulos dedicados en ella a movimientos de devoción y piedad, no siempre nítidos ni transparentes, en los que la inspiración y redacción de los estatutos -reglas- de los mismos , el santo Evangelio fue larga y generosamente superado por promesas y apariciones más que discutibles , efectuadas a “santos” o “santas” del cielo, fundadores, fundadoras o protagonistas, de alguna manera. (¡Por favor, no confundir “cielino” con “felino”, pese a la religiosidad de la que los gatos mostraron ser poseedores en no pocas culturas orientales¡).

A los movimientos espirituales y espirituosos sugeridos, les hacía falta un buen rapapolvo - “reprimenda o regañina fuertes”- por parte del papa Francisco, y más después del desmadre permitido, y aún espoleado por los anteriores “poseedores” de la Sede Romana. Desde la misma, a cualquiera -él o ella- se les facilitaba toda clase de medios canónicos -¡siempre aparece la Curia!- para parcelarnos la Iglesia, apropiársela y acomodarla a la medida de intereses propios o de sus grupos respectivos, espirituales unos, y no tanto, los más.

Administrada así la Iglesia, apenas si Jesús podía distinguirla. Ni él mismo llegó a imaginársela de esta manera. Casi sin presencia del “otro”, es decir, del prójimo. Obedientes a sus santas Reglas, Estatutos o Constituciones, y no al Evangelio, por encima de todo. Encielados. Y “en el mejor de los mundos”.

Deshumanizados. Rodeados de incienso, ellos solos merecedores de su aroma, mientas que de todos sus alrededores se posesionaban los que dimanaban y dimanan de los más pestilentes avernos… Ellos, los “santos” oficiales, aspirantes a serlo o ya en vías de beatificación- canonización, eran y son las únicas ”Buenas Personas”, del santoral, con consciente conciencia de que las exigencias de sus idearios habrían de prevalecer sobre la de los versículos del Evangelio.

Del listado de los “cielinos” hay que reseñar que es ancho y generoso. También que suelen ser y estar bien pertrechado en sus relaciones sociales y económicas, sin faltar las políticas…¡Toda ayuda para gloria de Dios! Su Iglesia, dentro de la Iglesia, es la que “mola”, por ser la verdadera…¡ Y todo ello, “cielinamente” formulado con caracteres semi dogmáticos, dado que para ello cuentan con papas, obispos, curos y teólogos propios, que, en definitiva, es lo que salva, lo mismo en esta vida que en la otra… Lo del prójimo, comunión incluida, “Iglesia sinodal” y “en salida”, apenas si todavía cuenta por no haber sido descubierto ascéticamente, sin sobradas posibilidades de que pronto lo sea.

¿Qué referir acerca de la misa “cielina”?. Que sí, que son frecuentadas, pero que les “gustan” más y mejor las “dichas” en latín, de espaldas al pueblo, con posibilidades de aprovechar el tiempo para a la vez rezar el rosario, el Vía Crucis y, por supuesto, confesarse, para cuyo menester siempre habrá algún sacerdote dispuesto…

La tarea-ministerio de la reconversión de los “cielinos” a la verdadera Iglesia de Jesús constituiría, hoy por hoy, todo un milagro. Y es que ser y ejercer, por ejemplo, de Legionarios de Cristo, de Heraldos del Evangelio, sentirse la” Obra de Dios” por antonomasia y reconocimiento canónico universal, imprime carácter y reclama mucho tiempo y más emoción. Prácticamente toda. Es un aviso amable y educado de parte de catecúmenos y de “caminantes”…,

Esto no obstante, y precisamente por eso, a la Iglesia le sobran sectas, sectarios y cuantos y cuantas puedan parecérseles… Sobraría ella misma cuando y como actúa de secta. De la asignatura del sectarismo Jesús jamás recibió un “aprobado” en el curso de la educación familiar recibida en Nazaret. Siempre fue suspendido. En la de la COMUNIÓN -común-unión- , de “sobresalientes” y “cum laude”, estaría pletórico y rebosante su “libro escolar”, que José y María enseñaran una y otra vez a sus convecinos.

¡Ah, y de “cielino”, nada de nada!. Jesús era y es terrícola como tú y como yo, lo que, por ahora, nos basta y nos sobra.

Jesús

Primero, Religión Digital

Etiquetas

Volver arriba