Meditaciones 21

El corazón herido precisa
el bálsamo del acompañamiento,
la cura de la paciencia,
el cuidado de la escucha en silencio.
Incluso del analgésico
de la distancia, por un tiempo.

*

Utiliza lo mejor posible tu inteligencia
iluminada por la prudencia de la razón.
Pero no te olvides de que lo que te hace
vivir y palpitar es tu corazón.

*

Quién fuera tu nube protectora
para cubrirte durante el calor del día,
y fuego acogedor que te diera luz
e incendiara cada anochecer.

*

Conocerse uno a sí mismo es necesario
para vivir con plena consciencia
tanto de tus zonas más luminosas
como de las más sombrías.
Pero sin quedarte prendido en la egolatría
ni marcado por la señal de la culpa.

*

Cuando asimiló y aprendió de cada circunstancia
vivida, tanto en el dolor como en la alegría, pudo decir:
“Soy al fin consciente de mis limitaciones,
pero estas ya no me detienen ni desalientan.
Vivo, comparto y disfruto de cada momento de mi vida”.

*

Solo las acciones hablan
de lo que habita en tu interior.
Las palabras superficiales
son como hojas de otoño
barridas por el frío y el viento.
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