Terceras moradas
se va convirtiendo en tu propia respiración.
La plegaria se nutre de libros de espiritualidad,
de las noticias de cada día, de poesía
y de la alegría y el dolor latente en la realidad…
Es la Palabra de Dios que escuchamos y contemplamos
en los acontecimientos, en las páginas en blanco,
en las notas musicales, en la sangre derramada.
El conocimiento de Jesús te abrirá el camino
para no evadirte y conocer mejor
la verdadera Fuente de amor y misericordia
que te habita, en la que vives, te mueves,
descansas, gritas o te lamentas.
Seguir a Jesús es un sendero de liberación,
donde no hay dogmas, ni caminos únicos, ni seguridades,
porque todo está abierto a la sorpresa de cada instante.
Solo te puedes abrir a él entregándote con confianza e ilusión
ante lo que te depare lo incierto del día a día,
que se va descubriendo e incorporando
a la propia existencia, enriqueciéndola.
Todo lo que sucede a tu alrededor, a los demás,
a quienes quieres, no te puede resultar ajeno,
sino que lo tienes que hacer tuyo, internalizándolo,
sintiendo como vibra y se hace carne de tu carne,
en tu propia vida.
Porque nada pasa en ti sin dejar huella,
si te conmueve y traspasa.
La realidad, lo concreto, lo que ves, escuchas
y te roza la piel, es lo que te emociona y ayuda a vivir.
Es la trascendencia vivida en la flor del instante.
Y todo esto será en ti plenitud,
si te vuelve cada día más humilde.