Vicios de lenguaje - II - Excrecencias separatistas: (I) "Galicia" ©
Galicia nacionalista
Pensemos en la ridícula sumisión política de los indicadores en las autovías de España cuando en ellos se lee, por ejemplo: 'A Coruña’ en lugar de La Coruña. Por otra parte no tan poca cosa pues que lo que se pretende es que la red de autopistas sea soporte publicitario de su nacionalismo, que en la Galicia de hoy se está declarando netamente antiespañol.
¿Tiene sentido leer A Coruña, por una carretera de Ávila? ¿Han de aprender gallego los abulenses? Si estoy en una autovía nacional, pagada por todos los españoles, ¿qué autoridad se arroga nadie para colocarnos carteles en una lengua que no es la de todos los españoles? Como mínimo es una falta de urbanidad.
Bonito adelanto regresar a idiomas romance diseminados, con mil variantes, por cada comarca o aldea. Favor de los que nos liberaron del latín en la Segunda Enseñanza para hacernos a los españoles zotes impresentables. Una emisora de radio de Helsinki emite en latín a más de 25.000 oyentes. Suecia entrega sus Premios Nobel con protocolo en latín. Los alumnos de Cambridge recitan Las Catilinarias en latín. (Es muy indicador del proceso destructivo de la Iglesia que en el Vaticano ya no se hable el latín, como ocurría hasta Pablo VI, que inclusive en la cafetería se atendía en latín a los clientes.)
Comprendo que sea muy querido conservar los dialectos y sus variantes, que hay muchísimas, como lengua ancestral, familiar... Mi abuela nunca habló el castellano y yo la entendí siempre en gallego. Pero, las abuelas no son un proyecto de progreso. ¿Acaso hemos de alumbrarnos con un candil? ¿Ser analfabetos como lo fueron tantos abuelos y, por las trazas, muy seguramente más lo serán los nietos? (*) ¿He de obligar a mis hijos y a mi esposa a hablar galego? ¡Qué manera tan rara de "amar a Galicia"! "¡Arriba el imperio galaico y abajo el déspota castellano!" Y resulta que los dos son hijos de la misma madre; sólo que uno es universal meciendo nuestros sueños por todo el mundo y, el otro, retrovisor e involutivo que lo que más me asegura es darme trompicones de esclavo también por todo el mundo.
No obstante ¡Viva la Pepa! Escupamos al veraneante que viene del centralismo opresor: "¡Galicia para los gallegos que viven en Galicia!" Y que nuestra uniformidad proletaria se muestre en el vestir de pobres -muchos como Beckham, con vaqueros "a la piedra", de 110,00 euros-, y en teñirse el pelo de rojo, y en vivir de los padres hasta poder vivir de los hijos. O enchufados al momio político y funcionarial, aprobando por los pelos para alienarme con los "compañeros" y reclamar menos horas y más sueldo. Los "ni-ni" sin amor al trabajo, gallináceas ante la aventura, destrozados por el alcohol y el porro, incapaces del esfuerzo y sin idea de libertad, excepto la diseñada al dictado de una ideología esterilizante. Qué libertad y qué gloriosa reivindicación... Para que a Galicia no vuelvan más veraneantes a sus divinas playas, que sus puertos se mantengan en la obsolescencia, que se desarrollen otros polos industriales de otras regiones para otras fábricas libres de obreros envenenados por el agit-prop... Por supuesto doy, que a la izquierda eso no le importa porque el plan es usar del nacionalismo para "bolchevizarnos" y hacer una cabeza de puente contra toda España. Eso es lo que se busca en todas sus propuestas, un nuevo Asturias del 34.
Reparemos con cuidado en lo que se está haciendo. Primero, digamos sin disimulo ni vendas que es una demagogia visceral proponer -coaccionar, financiar- el aprendizaje de una lengua que no se habla en España (a pesar de lo fácil que es) ni tan siquiera ya en Galicia. ¿Por qué? Porque una lengua es para comunicarse con la mayor cantidad de gente. Lo cual señala a contrario que esa es la intención oculta: debilitar a Galicia; esto es, también a España, hasta su total consunción. Así, que los catalanes y los gallegos y los vascos queden aislados del mundo. A más cantonalismo, minoría tribal, nacionalismo cartagenero, cosa nostra... más manejables seremos. (¿Qué se hizo con la Alemania vencida? Recortarle un 25% de territorio y dividirla en tres pedazos durante dos generaciones.)
Lo que yo veo es que los pueblos no se hacen grandes por la multiplicidad de lenguas sino por unirse hablando una sola. Los cantonalismos idiomáticos no tienen sentido, son empobrecedores. Porque, repito, una lengua es más útil cuanto más amplio horizonte de práctica promete; es más rica cuanto más enriquece al pueblo que la habla. ¿Usted, lector, contéstese honradamente si se dedicaría a aprender el armenio, o el guanche, o el dálmata porque su tatarabuelo lo hablaba? "-¡Hombre! No es por eso sólo... Se trata de un legado que merece preservarse." Pues, puestos a ello, ¿por qué la injusticia con los suevos y la patochada del celta que ni los irlandeses hablan? En todo caso, el amor a lo arcaico sólo porque lo es, obliga a vivir en pallozas sin luz ni agua corriente.
Recordemos que el galego, al igual que el catalán, sólo tiene raíces latinas. De celta, poco o nada. Los irlandeses se quedaron en el gaélico hecho con los retales del nemedio, del fomoriano, del Tuatha Dé Danann y el milesiano. Nadie sabe cómo hablaban los druidas. ¡Ah! Y me estoy olvidando de que Irlanda no es conocida por su cultura céltica sino por su literatura, irlandesa sin discusión, pero escrita en inglés. (¡!) Con nombres como Jonathan Swift, James Joyce, Oscar Wilde, William Butler Yeats, Samuel Beckett, Bernard Shaw... Si hubieran escrito en gaélico no los conocería ni el brasero de su mesa camilla.
Aún me queda citar la incoherencia de que los amantes de la diferenciación atropellen los otros dialectos y sub-dialectos de Galicia, la grande, a los que en cruel ironía desprecian y pisotean en su unificación. Porque bien sabemos que hay labregos orensanos que, por poner un ejemplo, no hablan el mismo gallego de las aldeas de Mondoñedo.
No una vez, sino muchas, amigos portugueses relevantes me han dicho lo duro que es para ellos la separación de España, por la reducción de recursos, por la mayor dificultad de desarrollo económico, etc... Una "conversa" surgida porque no pueden pagar el tren de Alta Velocidad, en el tramo de Badajoz a Lisboa. No obstante, ya ven ustedes, hay "próceres" gallegos creídos de que una hipotética unión con Portugal, separados de España, sería algo estupendo.
"-Oiga, yo no veo absurdo escribir A Coruña."
Pues a mí me pasa lo contrario. Para empezar advirtamos que en español lo es señalar un nominativo con una preposición -que es lo que se transmite- en el lugar del artículo. Si el cartel de carretera se destina a informar, esa no es la manera; menos aún si se recurre al nombre gallego. Porque es del latín de donde surgió el artículo 'La'. De la voz latina que daba nombre a la ciudad de la Torre de Hércules: Acrunia De donde pasó con un falso artículo a decirse "A Crunia", después "La Crunia" y, finalmente, La Coruña.
Lo que certifica que el derecho de propiedad del artículo "La" es del latín. Por tanto, si hemos de retroceder a los orígenes, en los indicadores de tráfico debería escribirse: A Crunia o solamente Crunia. Y si nos decidiéramos por el español, aun por atención con los usuarios de todo el mundo, deberíamos volver al nombre con que se la conoce en cualquier lugar donde un gallego haya dejado su huella. Esto es, tendremos que reponer la fórmula menos confusa: La Coruña.
Reflexionemos acerca de los evidentes fines subversivos contra la cultura gallega, que poco o nada debe a los celtas y sí muchísimo a la Roma de Trajano, cuyos padres eran hispanos.
Digamos que por ese espíritu destructor, miserabilista, de que suele infectarse toda subversión, la defensa de lo céltico se ha llevado a desenterrar al dios Breogán y mandar a la porra a todos los santos gallegos, por ejemplo, San Pedro de Mezonzo autor de la Salve Regina y al mismo Único Salvador incomparable, Cristo. ¡Pero si hay párrocos de la diócesis del Apóstol que se despepitan en ensalzar la cultura céltico-druídica!
¡Si hay conselleiros de cultura que tiran fortunas para promover el folclore irlandés con sus danzas, músicas e instrumentos! Partidas de dinero municipales se pagan a parranderos vascos que alegren las calles en fiesta. ¿No hay alegría ni expresión festiva gallegas? ¿Son esos los promotores del galleguismo? De manera que por obediencia de partido, probablemente por simbiosis de objetivos, los ediles glorifican lo céltico y lo extraño relegando a teloneras a nuestras tamborradas y muñeiras.
¿Cuándo Galicia necesitó propaganda para llenarse de veraneantes de toda España? Nunca. Casi todas las casas disponibles se alquilaban, y los hoteles a rebosar. Creo que la propaganda para atraer veraneantes denuncia un inicio de desbandada de clientes. O de la miseria a que se está llevando a una tierra y a un pueblo que, espero, eche pronto de su casa a los doctrinarios de cuchara que viven de su fidelidad a un partido y no de su supuesto amor a Galicia. Adiestrados en el duro esfuerzo de gritar, recorrer las calles con banderitas y pancartas, hacerse notar.
Creo mucho más práctico y beneficioso que antes que la publicidad turística está que Galicia, particularmente sus mujeres, se libre de los "enemigos domésticos". Esos que inducen a odiar a los españoles del interior que la visitan e, incluso, a los mismos gallegos entre sí que se preguntan qué demonios fue lo que les pasó para manotear en semejante remolino...
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(*) Mucho más, pues que las abuelas gallegas sólo eran analfabetas, las que lo fueren, en leer y escribir, pero no en el sentido de la vida, la honra del trabajo, la economía del hogar y la moral de la familia. Ojalá fuéramos ahora tan "analfabetos" como ellas lo fueron.