La cripta del Calafate, la señora Kirchner y Francisco. ©
Cierto es que parece más una enfermedad de tratamiento en manicomio. Pero no lo es tanto. Esas personas que ocupan el poder de este Nuevo Orden sin Dios, en que estos desmanes parecen no tener castigo, actúan justo porque saben que lo que hacen será bajo 'privada ley', o privilegio escondido para el objeto de su uso principal.
"Si Dios no existe todo es lícito." (Dostoyevski/Ivan Karamazov). O, si no hay más remedio que creer que sí, que sea un dios vulgar, pequeño, sometido a la demagogia del populismo liberal, de la pobreza como combustible revolucionario y del miserabilismo como forma hipócrita de humildad. Así, el mundo estará gobernado, en ambos lados del arco político, por gentes obligadas a esa acumulación de riquezas con la que deberán pagar las deudas de su encumbramiento. ¿Cómo, si no, entender esas carreras meteóricas? Esos arrogantes cargos públicos previamente bien criados en una logia poderosa, o en un partido de listas cerradas, o como miembros de una organización discreta de donde obtuvieron titulaciones brillantísimas, en universidades de renombre, con las que vestir candidaturas a puestos donde "la ingeniería del dinero" pueda practicarse. ¿Llegaste a la cumbre deseada como nuevo Lincoln cargado de acreedores...?* Ya te dirán cómo deberás agradecerlo.
Y es que los tesoros guardados en cuevas y almacenes, en bancos de Jersey o Caimán, en lavaderos de acá y acullá son, también, fondos en reserva para fines revolucionarios. Unas bombas en un desfile, unos trenes masacrados, un accidente de carretera, un cable oportunamente subido para decapitar a un esquiador, un vaso de agua en una audiencia.... O el adiestramiento de agitadores y sus actuaciones amedrentadoras ante el pueblo indefenso; o el soborno de jueces y policías, ministros, concejales o, inclusive, las homilías explosivas que alimenten de marxismo a los que antes se les dejó sin comida ni trabajo, paradójicamente por aquellos que cobran para defenderles. Esos actos y actuaciones cuestan dinero, mucho, y hay que pagarlo. Tanto si escondidos en un portal para dar su sobre a los cabecillas de las asonadas, o descaradamente mediante el ingreso en cuenta.
Me huele que lo que explica robar, acaparar tan excedido dinero es porque sus beneficiadas finales son organizaciones que ya han estudiado cómo liberarlo.
Lo que me va dejando estupefacto es que el Papa Francisco dedique palabras tan amigables a la señora Kirchner, incluso besos corteses, o a las abuelas de mayo. O que tenga tan buena opinión sobre UCAs y romeros; o merezca muestras de simpatía y adhesión de los B'nai B'rith y los Rotaries Clubes cuyos orígenes no destacan, en nada, por su amistad con el Cristo del que él es representante.
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* Película "Lincoln en Illinois", de John Cronwell.