A través de los años se ha abordado de múltiples formas la ética inspirada en el pensamiento de Calvino. Desde el interior de las iglesias, una tendencia muy extendida es la lectura casi hagiográfica de todo lo relacionado con el reformador y, por el contrario, fuera de ellas en ocasiones se critican duramente algunas consecuencias del calvinismo. Un problema histórico grave consiste en identificar puritanismo con calvinismo, puesto que el primero fue la encarnación de la tradición reformada en un sector de las iglesias inglesas. Confundir ambas cosas pone en riesgo la ubicación histórica y geográfica de los desarrollos éticos de la tradición calvinista.
El teólogo reformado alemán Jürgen Moltmann resume la ética calvinista en tres aspectos básicos: la vida personal, la ética económica y la ética política.(1) El aspecto de la vida personal ya fue analizado la semana anterior. Este domingo veremos la ética económica, y la semana que viene (concluyendo esta serie) desarrollaremos el aspecto de la ética política en Calvino.
Cualquier mención del trabajo en estos asuntos remite inmediatamente a la ética económica y, sobre todo, a la manera en que han sido interpretados Calvino y su tradición en relación con el surgimiento del capitalismo.