España se nos muere

España se muere, sí, como suena. Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística no dejan lugar a dudas sobre el deceso de nuestra nación. El año 2015 fue el primero desde 1941, posguerra española, en el que el número de decesos fue superior en más de 2700 al de nacimientos. Nacieron poco más de 400.000 bebés, pero murieron más personas, por lo que el crecimiento vegetativo de la población española es negativo. Y, según nos indica el INE, se trata de una tendencia que continuará los próximos años, por lo tanto, España está condenada a perder población, a decrecer como país, a ir muriendo poco a poco. Esto es un dato que debería hacernos reflexionar, pues no parece que las cosas puedan cambiar mucho en el futuro, antes bien empeorarán. El número de mujeres en edad fértil está disminuyendo, a esto se suma que el número de hijos por cada mujer es de 1,3, cuando la tasa de reposición de la población es 2,1. Estamos muy lejos de conseguir la reposición, pero el último dato es quizás el más preocupante: la edad media en la que las mujeres españolas tienen el primer hijo ha pasado de 28 a casi 32 años. A esa edad es muy difícil que se tenga un segundo hijo, tanto por el problema de edad como por las circunstancias personales.

Hemos llegado a esta situación por las políticas públicas aplicadas en los últimos 20 años. Se ha desincentivado la natalidad, pues no hay políticas de conciliación familiar para que las parejas puedan decidir tener hijos y tenerlos pronto, como debería ser, en la veintena y no a finales de la treintena. A la mujer no se le facilita la maternidad, suponiendo esta una traba en su carrera. En Francia no tienen este problema porque se dan todas las facilidades para que las mujeres decidan tener hijos. Aquí hemos puesto todos los huevos en la misma cesta: el crecimiento económico especulativo. Esto se introduce en la percepción moral de la sociedad y la corrupción penetra hasta los tuétanos sociales. Una parte de la juventud se ha creado un modelo de vida que está orientado a la propia satisfacción sin tener en cuenta otras consideraciones. Mientras que otra parte importante de nuestros jóvenes no tienen futuro estable a la vista y eso les retrae de tomar decisiones importantes como tener hijos. Durante algún tiempo la inmigración palió el problema con el aporte de personas y la mayor natalidad de las mujeres extranjeras en España. Pero con la crisis esto se ha revertido, de manera que hoy son más los que se van que los que vienen a España. España está condenada.

¿Qué podemos hacer? Pues lo primero es revertir el modelo social que es la causa estructural del problema. Poner la economía al servicio del Bien común y las personas en el centro. Si hacemos esto conseguiremos que la economía sea un servicio a la sociedad y, por tanto, a las personas. En España hay mucho trabajo mal repartido. El número de horas extras no pagadas así lo indica, por lo que lo primero es repartir el empleo de forma que no tengamos personas trabajando 50 o 55 horas semanales, como sucede, mientras que otros no tienen ningún trabajo. Acto seguido hay que hacer una reestructuración de los salarios. En España se puede vivir bien con un ingreso mensual de 2500 euros por familia si no tiene que pagar hipoteca o alquiler. Si dividimos la masa salarial por el número de familias todavía sobre dinero. Se trata de que la vivienda sea una política pública. Si las familias tienen resuelto el problema habitacional, junto con la salud y la educación, podrán decidir tener más hijos. Si además se incentiva con medidas que funcionan muy bien en algunos países europeos, como dar 18 meses de baja maternal, reducciones y flexibilidad horaria para la atención de los hijos, guarderías gratis y complementos salariales por hijos, seguro que remontaremos esta situación.

España se muere, es cierto, pero España tiene solución: revertir las políticas públicas aplicadas en los últimos 20 años y poner el Bien común y la dignidad de las personas en el centro de la vida económica y política. Este domingo tenemos una oportunidad para hacer efectivo este cambio de modelo social que España necesita para no morir. Veremos lo que sucede.
Volver arriba