Francisco: "La Iglesia es la familia de Jesús".

Las palabras de Francisco en la Casa Santa Marta el pasado 1 de junio me dan pie a proponer la lectura que hago en mi No podéis servir a dos amos. Sus palabras sobre la Iglesia, que no es ni una organización cultural, ni una religión (sic) ni una organización social, sino una familia, la familia de Jesús, me llevan a recordar lo que yo mismo he escrito sobre este tema en las páginas 200 a 202. En resumen viene a ser lo que ha dicho el papa: la Iglesia es la nueva familia que Jesús viene a proponer a los hombres para hacer nacer el hombre nuevo en la sociedad nueva. Se trata de una familia que no se une por vínculos de sangre sino afectivo-sociales, una familia que supone una reubicación de las personas y una reestructuración de la sociedad al modo del proyecto del Reino. La Iglesia, como familia de Jesús, y siguiendo el Evangelio, es un lugar donde el varón renuncia a su posición de dominio, los hombres han de hacerse eunucos; donde las mujeres son apreciadas por lo que son y no por su capacidad reproductiva y sumisión al varón; donde los niños y los pequeños son el modelo del ser humano que se sabe necesitado de los otros.

La familia que Jesús nos propone, aquella que es modelo para la Iglesia de todos los tiempos, es una realidad marginal y liminal. Se trata de una propuesta de revolución desde dentro de las estructuras sociales, no por destrucción, sino por subversión del orden tradicional. Se rompe con el patriarcado machista, con el esclavismo opresor y con la exclusión social. Pero no se trata, como muchos han creído siempre, de que la propuesta cristiana pretenda una Iglesia que integre a los excluidos. No, de lo que se trata es de que los excluidos de la sociedad forman parte por derecho propio de es familia de Jesús que debería ser la Iglesia; y que los exclusores sociales solo tienen cabida renunciando a esa posición de dominio, opresión e injusticia. Es la familia de los pobres, los que trabajan por la paz, los perseguidos, los oprimidos y los excluidos. Esa familia es la Iglesia, no una organización cultura, social o religiosa, como ha dicho Francisco.

Dejo la parte del libro donde lo explico:



Entiendo que la opción cristiana es crear comunidades de contraste que sirvan para luchar contra las estructuras de pecado y generar estructuras de gracia. Hay que generar una nueva familia que produzca una nueva sociedad que alumbre al hombre nuevo de la nueva creación. Esta nueva familia debe ser como la propuesta de Jesús.
Jesús rompe con la casa propia como una forma de dislocar la identidad y moverse a otra localización que es socialmente y espacialmente diferente, para ser resocializado en otra localización. Pero esta nueva localización es un tanto extraña porque es un no-lugar. Jesús desubica a los que le siguen con la intención de dejarlos sin lugar fijo, sin centro de permanencia, al margen. Desde esta nueva situación pretende crear una nueva identidad basada en nuevos modelos familiares. El nuevo lugar de Jesús es un ámbito donde las relaciones ya no se establecen sobre el honor y la vergüenza, por tanto Jesús ha rechazado el orden y la estructura del lugar. Él no era aceptado dentro de ese lugar. Se había puesto a sí mismo fuera de esta localización social. Su única opción para volver a ella era aceptar su lugar en esa localización social tal y como está determinado por la genealogía, el parentesco, la autoridad, la subordinación y lo demás. Pero Jesús hace estallar el molde y ya no estará limitado por el lugar definido por su linaje y su grupo familiar.

Además de sacar del grupo familiar propio y tradicional a sus discípulos, Jesús ofrece un nuevo grupo familiar donde las relaciones que se establecen son absolutamente diferentes. Esa nueva familia no es como las familias socialmente constituidas por vínculos de sangre y por generación sexual. Tampoco es una familia moral; es una familia unida por vínculos afectivo-prácticos. Esta nueva familia se sitúa fuera de las estructuras biológicas. La procreación y cuidado de los hijos reducen a las personas a jugar un papel social determinado que les oprime, como a las mujeres y a los niños. Por ello, en esta familia, el varón debe abandonar su espacio masculino, para acceder a este nuevo espacio social y familiar que propone Jesús. No serán ya sus valores masculinos los que le valdrán el reconocimiento, sino su disposición a renunciar a ellos como forma de entrar en la nueva familia. Debe renunciar a su sexualidad como medio de obtener su propia familia en la procreación, y debe renunciar a su condición de padre y esposo para convertirse en compañero dentro de un discipulado de iguales.

Las estructuras patriarcales, machistas y autoritarias son abolidas de la nueva familia. Por ello, el estatus del padre es abolido, y los varones que entren a formar la nueva familia deben sentirse como eunucos. El hacerse a sí mismo eunuco debe ser interpretado desde una lógica diferente a la tradicional, no desde el ascetismo severo de control y dominio del propio cuerpo, claramente en el ámbito patriarcal y machista, sino en el del cambio de los valores sociales, puede interpretarse como una entrada voluntaria en el rol social y cultural del eunuco. Lo que Jesús pide a los varones que se integran en su grupo es convertirse en eunucos sociales, aceptar la renuncia a su masculinidad social para integrarse en la nueva familia donde los roles sociales son abolidos por unos nuevos.

Junto a los varones que dejan el espacio masculino, se integran en esta nueva familia, por derecho propio, los pobres, los enfermos, los que sufren la injusticia, es decir, todos los que el sistema social imperante excluye del poder, el privilegio y el dominio. En este sentido, Jesús plantea una metáfora: para acceder a la nueva situación que plantea la reconstrucción social del grupo familiar, es necesario cambiar la identidad social; ahora se trata de ser como niños. El niño sirve de metáfora para los que entran en el reino, porque es considerado como asexual o no sexual. Se trata de invertir los cánones de valoración social, ahora vale más el menos considerado por la sociedad como es el niño. En la nueva familia que crea Jesús los que son como ellos poseen la sabiduría divina que se opone y superpone a la humana tal y como esta se encuentra en la sociedad. Son los niños, los humildes y los vejados sociales los que poseen la sabiduría de Dios.

Un último grupo de pertenecientes a esta nueva familia como imagen del Reino de Dios, junto a los eunucos y los niños, similares en cuanto a su imposibilidad reproductiva, lo conforman las mujeres estériles. La mujer que no cría en la sociedad antigua se encuentra en el escalafón más bajo de la sociedad, si no sirve para procrear, sencillamente no sirve. Sin embargo, Jesús ensalza, como hizo con los niños y los eunucos, a estas mujeres que no sirven socialmente, como las mujeres válidas de la nueva familia.


Jesús consigue sacar a las personas de su situación normal dentro de la sociedad para llevarlos a una posición liminal que es una posibilidad de vida real fuera del orden social de la familia patriarcal. Jesús abandonó el espacio masculino de autoridad, poder y dominio, y pidió a sus seguidores varones que hicieran lo mismo. Las imágenes de los eunucos, de los niños y de las mujeres estériles representan el espacio ideológico del Reino de Dios. Un espacio marginal y alternativo en que se convierte en la nueva familia de Jesús y de los que le siguen.

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