El capitalismo y su aliado: la lucha de clases.

La lectura del libro de Paul Mason, Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro, resulta hoy fundamental para comprender hacia donde se dirige el capitalismo, ese sistema del que el Papa dice que mata, ese sistema suicida que lleva a la civilización hacia su autodestrucción y regreso hacia una nueva Edad Media. Resulta fundamental porque son varios los aspectos que analiza, no siendo el menor una crítica marxista del marxismo, lo cual resulta muy estimulante, pues durante demasiado tiempo el marxismo estuvo atrapado en las redes de la interpretación estalinista o cayó en una desviación intelectual burguesa que lo reducía a una mera crítica de los excesos del capitalismo. Sea por un lado o por otro, el marxismo se limitó a no tener relevancia histórica, bien porque se aplicaron automatismos históricos como forma de quitarse el peso de una transformación, bien porque se quedó en una mera postura académica. Si el capitalismo engendra sus propios enterradores, lo único que cabría hacer es esperar que muera para enterrarlo, y morirá indefectiblemente. Esta es la tesis de Stalin, que condujo a Siberia y a la muerte a más de un economista, como el caso infame de Kondratiev, quien descubrió que en el capitalismo existen ondas largas de 50 en las que se renueva. Eso contradecía la postura oficial y le llevó al paredón. En una inversión idealista supina, Stalin pretendía acallar la realidad que no se ajustaba a su idea.

Por el otro lado, tenemos la posición de Rosa Luxemburgo de que el capitalismo no caería por sus propios medios, por lo que habría que forzar su muerte. Sin embargo, su posición era más bien mesiánica, esperando la intervención concienciada de las masas obreras, cosa que no se ha producido ni se producirá. Tanto la versión oficial soviética, como la crítica de Rosa Luxemburgo estaban equivocadas. Sencillamente porque el capitalismo muta constantemente adaptándose a las circunstancias. Esto lo sabíamos desde Schumpeter, que propuso la lectura alternativa al marxismo sobre el capitalismo. Leyendo también a Kondratiev, afirma que el capitalismo se mueve por la destrucción creadora. Se adapta destruyendo las bases que lo han elevado para renovarse completamente y lo hace de forma cíclica. Cual ave Fénix, el capitalismo siempre resurge de sus cenizas. Las crisis son esos momentos necesarios de renovación. Sin embargo, Schumpeter no vio que había un factor que ayudaba al capitalismo a renovarse, un factor con el que no contaban ni él ni los marxistas, aunque sí el propio Marx. Esto es lo que aporta Mason en este libro.

Leyendo a Kondratiev, Mason afirma que estamos en la quinta Onda Larga del capitalismo. La duración de estas ondas largas es de 50 años más o menos: 1ª 1790-1848; 2ª 1848-1890; 3ª 1890-1945; 4ª 1945-2008 y la 5ª que no termina de despegar, pues todas las ondas tienen unos 25 años de ascenso económico y otros 25 de descenso. Todos los comienzos de una onda larga se deben a cuatro elementos que se dan conjuntamente: el despliegue de nuevas tecnologías, el auge de nuevos modelos de negocio, la entrada de nuevos países en el mercado global y el aumento de la cantidad y disponibilidad del dinero. De la misma manera, el descenso y fin de una onda larga se debe a la pérdida de estos elementos, de todos o algunos. Esto da pie a la siguiente onda larga cuando la fase previa se ha agotado totalmente. Esto explicaría porqué la 5ª onda larga no termina de despegar y la 4ª se ha alargado tanto.

La explicación de Mason es bien sencilla: la lucha de clases. Sí, aunque parezca paradójico, la lucha de clases ayuda al capitalismo a perpetuarse mediante las mutaciones. Si se compara la historia con la fase final de cada onda larga se comprueba que coincide con un auge del movimiento obrero y de la lucha de clases. Las décadas de 1840 y 1880 son de un punto álgido de las reivindicaciones obreras que pusieron límites al intento del capitalismo de subsanar su crisis mediante la devaluación salarial y de las condiciones de vida, lo mismo que el final de la Segunda Guerra Mundial con la Unión Soviética como garante del movimiento obrero mundial. El capitalismo siempre intenta salir de sus crisis de la forma más fácil: reducir salarios y disminuir gastos públicos para los trabajadores. Cuando no puede conseguirlo lo que hace es salir por el lado de la productividad, haciendo una revolución tecnológica que le lleve a aumentar la Tasa de Ganancia. Así sucedió en las tres primeras ondas largas, el capitalismo, frenado por la fortaleza del movimiento obrero, tuvo que buscar en la innovación tecnológica su salida de la crisis.

Pero, la 4ª onda larga es la que coincide con el neoliberlismo. Entre 1945 y 1975 se producen los conocidos como 30 gloriosos, los treinta años de mayor crecimiento del capitalismo sin crisis. Son los años del keynesianismo y de las políticas que favorecen al movimiento obrero, con mucha fuerza por la existencia de la Unión Soviética. Sin embargo, los límites naturales frenan la Tasa de Ganancia a finales de los sesenta y eso lleva al nacimiento de las posturas neoliberales que pretenderán tomar de los trabajadores en forma de reducción de salarios y estado de bienestar lo que la productividad no otorga. Al principio hay una fuerte oposición obrera que lleva a buscar la renovación tecnológica, esto coincide con el nacimiento de la sociedad de la información. La revolución informática se produce en los ochenta y noventa, pero también coincide con la derrota del movimiento obrero. Por eso, tras la crisis de las puntocom en 2001, con un movimiento obrero casi muerto, la salida de la crisis ya no va a ser la revolución tecnológica para el aumento de la productividad, sino que, como vemos hoy día, será la destrucción de las condiciones laborales y sociales. El capitalismo ha perdido la fuerza que le lleva al cambio, la lucha de clases.

Paradójicamente, y esta es la tesis de Mason, la victoria del capital sobre el trabajo no se ha saldado con su hegemonía, sino con su desaparición futura. Vamos hacia un mundo postcapitalista que no se parece en nada al que conocemos. Este mundo postcapitalista surge del propio capitalismo que ya no puede seguir manteniendo las estructuras de mercado como forma de organizar la vida. Cada vez hay más elementos que salen de la mercantilización, es la sociedad del coste marginal cero, pues el coste de producir una unidad más en la sociedad de la información es cercano a cero. Abundaremos en un próximo post en esto, baste ahora quedarnos con la idea de que la lucha de clases, lejos de ser el enemigo del capitalismo era su mejor aliado. Esto lo vio Marx en los Grundrisse, pero pocos han prestado atención a esto.
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