Asís: corazón de la paz



Correspondiendo a la fraterna invitación del Obispo de Asís, Don Domenico Sorrentino, tuve la dicha de volver a la cuna del franciscanismo donde se palpa la presencia viva del Poverello en todos los rincones de esta encantadora ciudad.

Visitar la sala y la basílica de la “expoliación” de San Francisco nos pone de frente ante la radicalidad del desprendimiento de todo egoísmo, personal o colectivo, única manera para dejarse seducir por el espíritu de Jesús nos llama a seguir sus huellas: servir con la propia vida a los excluidos, caminar en armonía con la naturaleza y con los seres humanos, a pesar de las diferencias y contradicciones que podamos encontrar.

El Obispo nos mostró con sano orgullo los rincones visitados por el Papa Francisco, único Sumo Pontífice que ha pisado estos parajes en ocho siglos.

Don Domenico está, además, muy agradecido por la presencia del merideño Jean Carlos González, quien en pocos meses le ha instalado una plataforma digital de última generación para comunicarse dentro de la diócesis y dar a conocer las actividades diocesanas al mundo entero: celebraciones litúrgicas, subsidios catequéticos, propuestas evangelizadoras y el magisterio episcopal local, se difunden al mundo entero a través de las redes sociales. Es un servicio invalorable y un aporte evangelizador desde Asís, capital mundial de la paz, a la sombra del legado franciscano. Así la diócesis se une a la fuerte presencia de la familia franciscana a través de la frondosidad de la orden en sus ramas masculina y femenina.

Coincidió ese día con la trasmisión en vivo y directo del programa de la RAI 1, “Con el cuore”, hermosa serata nocturna con excelente guión y la colaboración generosa de afamados artistas italianos y de otras nacionalidades para recoger fondos para las obras franciscanas de servicio a los pobres en diversas partes del mundo.

Bajo la sombra protectora del Papa Francisco que llama con insistencia a tener en cuenta y trabajar decididamente por los excluidos, esta iniciativa es un llamado al corazón para que no se quede solo en la colaboración material, sino que se extienda a esa conversión interior, a la profundización de que el problema de la pobreza no es algo ajeno a quienes tienen mejor vida, sino una cultura, la trascendencia que nos invita insistentemente a asumir dicha realidad como propia.

Estar en Asís bajo la lacerante realidad venezolana, es un llamado a distensionar el corazón, a dejar de lado todo odio y violencia, pero a asumir con coraje y decisión la lucha por el respeto a la vida y a tomar conciencia clara de que vivimos bajo un régimen que se deslegitima día a día pues es el primero que no respeta la constitución, abusa del poder para masacrar a la población, desconoce sistemáticamente los derechos de los ciudadanos y pretender eternizarse en el poder para convertir a Venezuela en un erial donde desaparece todo futuro de equidad y bienestar, para quien el dolor y el sufrimiento de la gente no tiene ningún valor.

La paz se construye con el espíritu de San Francisco, hay que despojarse de todo lo que no nos permite ser auténticos constructores del bienestar material y espiritual de todos sin excepción.
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