Escarmiento del Papa a los Legionarios de Cristo
Esta vez, Sodano, Somalo y Dziwisz no pudieron pararle el golpe a los Legionarios que, para eso los sobornaban abundantemente. Este vez, el cardenal Sodano, el más directamente implicado en la trama curial amiga de Maciel, debería tomar buena nota de lo que quiere Su Santidad, renunciar a todos sus cargos (sigue siendo decano del colegio cardenalicio) y retirarse un monasterio a hacer penitencia y oración. Eso sí, después de pedir perdón y, en su caso, resarcir, en comandita con los Legionarios, a las víctimas del depredador fundador de la Legión.
Decidido a hacer limpieza, parece claro que al Papa no le va a temblar el pulso. Se espera con interés conocer el nombre del comisario pontificio para la Legión. Seguramente, un hombre de total confianza de Su Santidad. Se especula ya con el nombre del cardenal español, Julián Herránz, perteneciente al Opus Dei, canonista y ya jubilado. El que sea tendrá que sanear de raíz la congregación y refundarla desde sus cimientos. Tamquam tabula rasa. No vale con pasar página, porque el libro está todo él podrido. La Legión de Cristo actual tendrá que morir por completo, para poder resucitar purificada y convertida en otra cosa completamente diferente. ¿Podrá hacerlo?
Y moraleja pastoral que tendrían que extraer muchos obispos, también españoles. Porque, aunque no todos los nuevos movimientos son iguales, parece claro que un obispo no puede echarse con armas y bagajes en manos de ninguna de estas realidades eclesiales que todavía están sin decantar por el paso del tiempo.
José Manuel Vidal