El Cardenal Pedro Segura, ejemplo para no imitar sus aspectos negativos V

Fue el cardenal Segura una maravilla de obispo celoso y con afán de santidad, en muchos aspectos, pero aquí me voy a fijar en SUS SOMBRAS, SUS TALANTES NEGATIVOS, para que sirva de reflexión a nuestros queridos obispos y dignatarios eclesiásticos y no tropiecen en parecidas piedras.


Ideas tomadas de la biografía "Pedro Segura. Un cardenal de Fronteras" de Francisco Gil Delgado. Editorial La BAC.

A tumba abierta

Aquel año 52 produjo en el Cardenal tanta amargura que ni siquiera tuvo ganas de montar sus acostumbradas asambleas diocesanas. Y escribe al Cardenal Tardini:

"Estoy solo, Franco me ha aislado de la Nunciatura y de una parte del episcopado. Cicognani está últimamente con el Gobierno. Estoy en posesión de la verdad. Me dirijo a VE porque goza de mi confianza". En otra ocasión escribe a Tardini de dos asuntos en que la Santa Sede le reprime. Y vuelve a referirse a su vicario, Castrillo Aguado, a quien Franco ha prometido hacerlo obispo. Nervioso, opta por presentarse con rostro victimista. "Nuestros trabajos, nuestros sacrificios, nuestros desvelos, sólo para la Gloria. Y de conseguir aquí, sólo ingratitudes, malevolencias y persecuciones".

No se cansa de enviar dinero a la Santa Sede; se muestra muy dadivoso, y costeará una suntuosa urna para el traslado del cuerpo de Pío X. Manda liras a Roma, el año 54 otras 250 mil. Más tarde 900 mil.

Prohíbe bajo pecado grave la lectura del libro "La Virgen María" de J. Guitton. Se hace de nuevo problema internacional. Por entonces hubo cambio de Nuncio; fue el nuevo, Hildebrando Antoniutti.

Caída de Castrillo Aguado y de Alert Solá

Se siente inseguro ante la cúpula vaticana e incluso ante la propia sede. De un plumazo destituye a Tomás Castrillo, su vicario y provisor, y a Javier Alert, director de publicaciones. No cubre este último cargo. También quita a Miguel Bermudo, presidente de la junta diocesana. Envía a Tardini una lista de cargos contra Castrillo, porque ha oído que Franco ha pretendido hacerlo obispo. Estallará ahora entre Segura y Alert una "guerra" por las alturas.

Javier Alert conectó con Segura en el cónclave de Pío XII en el año 1939. En mayo de ese mismo año lo proponía como canónigo "a dedo" para la catedral hispalense. Entró en la privanza del Cardenal como nadie, y conservó esta privilegiada situación hasta el año 53. Por aquel entonces Segura estaba muy nervioso; sabía que sus superiores pedían informes sobre él, y su imagen se deterioraba en la calle. Desconfiaba de las personas que más sabían de él. "Se obsesionó conmigo - dice Alert al autor de la biografía - y quiso inutilizarme, presentando cargos contra mí al Santo Oficio, como hiciera con Milla. Tuve que defenderme, pues no lo encontraba justo. Salí de Sevilla, pasé por Nunciatura y fui llamado a Roma para ser interrogado".

En mayo del 53 el Cardenal promulgó un decreto por el que suspendía a divinis, al hasta entonces su valido, Javier Alert Solá. ("... Se ha fugado contra nuestra disposición y voluntad de la Ciudad, yendo en avión a Barcelona, desobedeciendo nuestras órdenes y las de la Santa Sede... perdurará la suspensión por lo menos hasta que se presente a Nos para cumplimentar nuestras órdenes y el mandato pontificio"). El Cardenal insiste en encontrarse a solas con Alert. Éste prefiere la fuga, para ensayar su propia defensa. Después de eso va a tratar de guillotinarle la canonjía de magistral por la cuestión de inasistencia a coro.

En Roma se le ha concedido a Alert ser considerado "impedido" legítimamente de asistencia a coro. Y a partir de enero del 55 se le considera "dispensado".

Alert es declarado incurso en "infamia de hecho". Se trata así de enervar la labor de zapa que está realizando Alert en Roma contra el Cardenal. Algo así como quitar credibilidad a Alert. Pero obsérvese la enorme contradicción canónica en que Segura incurre en este caso: Declara a Alert incurso en "situación pública de costumbres depravadas", sin constancia de previo expediente; y luego manda que se abra investigación canónica judicial para demostrar tal supuesto. Es como empezar la casa por el tejado. Se comprende que esta desesperada prisa del cardenal no consiga otra cosa en Roma que quitarle credibilidad a él; y que ya solo se piense en su remoción.

("Al ausentarse de la Capital don Javier Alert, ha hecho circular noticias sediciosas y falsas". De un decreto del Cardenal. En otro decreto lo expulsa y excardina de la diócesis de una manera perpetua y absoluta, debiendo el interesado buscar benévolo obispo que lo reciba.) Pero en Roma seguían creyendo al canónigo Alert clérigo de Sevilla, por cuanto se le había concedido la situación de "impedido". Cuando tomó el mando Bueno Monreal, Alert es dispensado de residencia en Sevilla y disfruta de las prebendas de canónigo.

Segura da la espalda a Franco en Sevilla

Es la primera, última y única vez que lo hace. Cuando llega Franco a Sevilla no acude a recibirlo en la catedral. Lo hace su vicario. Segura se encontraba en San Juan de Aznalfarache; allí daba varias tandas de Ejercicios Espirituales. Le resultaba imposible ir a sentarse con Franco en el medio mes que estuvo el Caudillo en Sevilla. Por supuesto que el cabildo recibió al Generalísimo como siempre, bajo palio y con la salve, en la Virgen de los Reyes.


La imagen de Segura está dañada


Por eso recurre a otro acto de homenaje a su persona. Cuando terminó el acto, los sacerdotes se arracimaron junto a su viejo Cardenal y lo llevaron casi en volandas hasta Palacio. Sus devotas también le dieron en aquellos momentos calor afectivo. Con todo esto busca mandar mensajes al Vaticano, para que se den cuenta de que pisa fuerte en Sevilla. Y recibe otra vez la gracia extraordinaria de la bendición papal. Nunca dio el boletín tanto bombo y platillo como aquel año a la fiesta onomástica del Monseñor.

Pero él sabe que hay cables de información entre cargos destacados de la diócesis y nunciatura. Por eso ordena que todos los canónigos, párrocos y beneficiados de la ciudad, si quieren abandonarla, necesitarán licencia del obispado, aunque sea para un solo día, y siempre dirán la causa. En Roma se dan cuenta de que el Cardenal se está poniendo el Derecho Canónico por montera.

Para colmo de todo, el padre Venancio Marcos, el de la radio nacional, habla de que eso de los bailes no es para tanto; ni lo de las modas. Se muestra transigente. Segura hace que salga de Sevilla, pero Marcos continúa en radio nacional de Madrid. "Venancio Marcos es un ignorante atrevido - dice Segura – que falta al respeto debido a las autoridades eclesiásticas de las que habla irrespetuosamente, juzgando ligeramente".


Creación de la diócesis de Huelva

La bula de la erección de la diócesis de Huelva la manda publicar Segura en latín. Es significativo. Fue primer obispo de Huelva Cantero Cuadrado. No le acompañó el Cardenal a la toma de posesión como hubiera sido lógico. Ni siquiera escribió un documento de despedida a los que habían sido sus diocesanos hasta entonces.

Se invita a Segura a dejar Sevilla

El Cardenal Pizardo invita a Segura a que renuncie a su sede para bien de las almas. Éste contesta que "por el bien de las almas no renunciará". Pizardo le habla de la dificultad que va teniendo para la visita pastoral por su debilidad de visión; por eso dice la Misa de la Virgen María y está dispensado del breviario. Debe tomar su merecido descanso. Contesta Segura que la diócesis está bien atendida. El estado social de la misma, excelente. Tiene salud completa y presenta certificado médico de visión perfecta. Y el bien de las almas, ¿con quién mejor que con él? No tiene necesidad de descanso. Y propone para obispo auxiliar a José Domínguez, el nuevo vicario, del todo sometido a él.

Derrumbado y solo

El Cardenal Canali era amigo suyo. Le dice así Segura: "Yo le ruego que si le parece oportuno, apoye mi petición hablando a quien estime conveniente. A mí me ha causado todo esto una impresión angustiosísima, y estoy sufriendo como no puede imaginarse". Luego le dice: "Se trata de un asunto, como ya comprenderá, para mí de vida o muerte, y que me tiene en el estado de ánimo que pude imaginarse". Pero Canali no parece dispuesto a mover ficha a favor de su amigo Segura. Contesta dándole gracias por su cooperación en las causas de beatificación de Pío X y de Merry del Val. Se limita a decirle que espera que la súplica sea resuelta felizmente. Segura había mandado además un artículo sobre Pío X y no se lo publicaron por ser bastante extenso.

Desde noviembre del 53 hasta noviembre del 54 es una lucha agónica. Se va precipitando el final de su carrera eclesiástica. Pildain, obispo integrista de Canarias, admirador de Segura, le escribe solidario. Por cuestiones de siempre fulmina penas canónicas contra el Alcalde y algunos concejales del ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca. Pero después la Santa Sede levanta el entredicho. Fue el después obispo coadjutor, Bueno Monreal, quien comunicó a los pueblos esta gracia vaticana.


Peregrinación a Roma y Susto de Bueno Monreal
¿Estaría dispuesto, Señor Obispo, - le dice el Nuncio al Obispo de Vitoria José María Bueno Monreal - a aceptar un gran sacrificio en nombre de la Iglesia?

Mientras esto ocurre, Segura empieza a moverse: hace cosas "grandes" en la diócesis, escribe al Papa y quiere ir a verlo. Organiza una peregrinación a Roma, pero Pío XII no le puede conceder audiencia. Van unas trescientas personas en octubre del 54. Pero el Papa no le recibe. Entre el 31 de octubre y el 1 - 2 de noviembre, mientras Segura estaba en Roma, Antoniutti llama a Bueno Monreal a Madrid. Había de ir sólo con el capellán y con lo puesto más unas mudas. En la comida le propone que será coadjutor de Segura con derecho a sucesión. El obispo de Córdoba hará las últimas gestiones.

Sin nadie saberlo, a la chita callando, recibe el cabildo catedralicio un aviso del obispo de Córdoba, el día de Todos los Santos: que nadie se marche el día 2 después de la hora de coro. La sorpresa es grande cuando se presenta allí Bueno Monreal con un oficio de Nunciatura en el que se le nombra Obispo Coadjutor de Sevilla. Se nota alegría en todos. Bueno Monreal toma posesión.

Bueno Monreal envía un telegrama a Segura: "Tomada hoy posesión, nombre Santa Sede coadjutoría Archidiócesis, honrome en enviar a Vuestra Eminencia respetuoso homenaje".

No acude Segura a la comida de Roma del día 2 de noviembre, ofrecida por el embajador de España; el invitado estrella es su sombra, el Cardenal Tedeschini, pero sí acude la comisión municipal de Sevilla. En un momento dado, Tedeschini se mira al reloj y dice: "Ya se puede decir: esta mañana ha tomado posesión en Sevilla como coadjutor del Cardenal Segura, el Obispo de Vitoria, José María Bueno Monreal". Los invitados sevillanos se miraban entre sí como queriendo hacer preguntas.

Montini escribía a Segura agradeciendo el generoso donativo.

Falta el último capítulo, dentro de cinco días
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