El PERRO RABIOSO

Era yo muy niño, y me impresionó de tal manera este suceso, que aun hoy día lo recuerdo con emoción:

Vivía entonces en la Plaza de Santiago de Estella, y estaba jugando por los soportales, cuando un perro peligroso pasó cerca de nosotros; nos metimos corriendo en una casa. Pocos minutos después se oyó un disparo. Un policía municipal había hecho frente al animal rabioso, y sacó una pistola para dispararle, con tan mala fortuna que en el momento en que apretaba el gatillo, el animal le mordió la mano. No hizo caso el agente, y se contentó con ponerse una venda en la herida. Por desgracia, al cabo de unas semanas, contrajo la enfermedad de la hidrofobia. Murió sin remedio posible.


El pueblo entero acudió al funeral más multitudinario de aquellos años.

La reacción de todos era de dolor pena e indignación. Algunos lamentaban la falta de prudencia de las autoridades, al abandonar a su suerte a una persona, a pesar de las sospechas de que el perro estaba afectado de rabia. Pero nadie arremetía contra Dios.

Hoy, no sé porqué, muchas personas no admiten la realidad del mal en el mundo, e increpan a Dios que lo permite o lo consiente.

El famoso novelista ruso Dostoievsky en su novela "Los hermanos Karamazov", nos presenta a su protagonista Iván, que se rebela y no acepta lo que considera inhumano e irracional. Rechaza el mundo creado por Dios y a Dios mismo; y niega toda posibilidad de reconciliación entre los verdugos y las víctimas. Y también rememora el novelista otro caso más dramático que el del perro rabioso de mi infancia. Un señor feudal entrega al hijo de una mujer, que se negó complacer sus deseos carnales, a una jauría de perros salvajes que lo devoran. Y afirma después: "Aunque Dios pueda perdonar al criminal, aunque la madre llegue a abrazar al verdugo, renuncio por completo a la armonía suprema". Pero Aliosha, el hermano menor, encarna lo más tierno y sensible del cristianismo e increpa a Iván: "Hay en el mundo un ser con derecho a perdonarlo todo, a todos, y por todo, pues él mismo derramó su sangre por todos y por todo."

¡Yo me quedo con esta reacción! ¿Seré por eso más débil y ellos más fuertes? ¡Pues igual me da! A nada conduce rebelarse contra Aquél que puso las leyes en el Universo! Combatir, sí, con paz la injusticia, la enfermedad, el hambre y la miseria. Poner, si, remedio a su tiempo contra los perros rabiosos, contra la marginación y las catástrofes. Pero si llegan, de nada sirve blasfemar contra Dios, como acostumbran muchos enemigos de la religión. "Más vale encender una cerilla que maldecir de la oscuridad". Y, por supuesto, mejor es prevenir que curar. Pero, si a pesar de todo llega el dolor: ¡Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío! "En Ti, Señor, he esperando, jamás quedaré confundido!


José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: jmla@jet.es
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Ver página web: http://web.jet.es/mistica
Volver arriba