Difícil y arriesgada la misión de la conciencia

¿Quién está detrás de las mentiras justificadas? ¿Quién es “cómplice” con la mentira en la “muerte” de la verdad? Siempre está detrás la conciencia como “el juez justo-o injusto” que dictamina sobre lo bueno y lo malo. En muchas situaciones, cuando una conciencia aplica los criterios de la ética de situación con las manifestaciones fundamentales de subjetivismo y relativismo, actúa como “juez malo”. Y en estas ocasiones, “muere” la verdad, “reina de los valores”, víctima de la mentira apoyada en el dictamen de la conciencia,”mal juez”. Misión arriesgada y muy difícil el de la coonciencia
Como el tema de la conciencia es amplísimo, solamente unas nociones de la conciencia como buen juez QUE SORTEA LAS DIFICULTADES. Posteriormente, sobre la conciencia mal juez o juez corrupto, hipotecada-distorsionada y que dictamina contra la verdad

La difícil misión de la conciencia,
Si la ley es el camino de la vida, la conciencia es la luz para caminar; si la ley representa los aspectos objetivos de la moralidad como la norma obligatoria, universal e inmutable para las respuestas, la conciencia analiza recoge los elementos personales y la situación como la norma particular, concreta y obligatoria para cada opción. Si la ley es aplicada por la autoridad, la conciencia es defendida por la libertad del hombre comprometido.
La conciencia, para toda persona, es como el guía, el puente, la luz. Y también el semáforo, juez interno, transistor, antena y radar, freno y acelerador, brújula y voz muchas perspectivas para una decisión arriesgada de la persona
Actualidad. En nuestro tiempo, la conciencia goza de especial actualidad y con gran riesgo para realizar su misión de juez justo. ¿Razón? Porque vivimos en una época de exaltación subjetivista, de simpatía por ideologías que defienden-exaltan la situación de la persona, su libertad responsable, la opción sincera, la creatividad de la persona libre conciencia, el pluralismo ético, la tolerancia religiosa, el derecho al riesgo, la importancia de la praxis ante las teorías. Por lo tanto conviene clarificar bien su identidad en sus diferentes dimensiones.
Identidad psicológica (advertir).
La conciencia es la facultad por la que la persona advierte que obra de una manera determinada; es el mecanismo que despierta la responsabilidad de la persona sobre sus propias opciones. Y así, mediante la conciencia, las opciones son calificadas por la persona como positivas o negativas, buenas o malas, lícitas o ilícitas, legales o ilegales, oportunas o inoportunas, coherentes o incoherentes,pecaminosas o virtuosas.
Junto a la advertencia y el juicio correspondiente surgen en el hombre sentimientos de alegría, paz, satisfacción…o de alarma, tristeza, pena, remordimiento.
Sus elementos. Principalmente, el instinto ético o la misma naturaleza racional que advierte sobre la moralidadmodalidad de una determinada acción. También influyen el sexo, la edad, el temperamento, el influjo de la educación recibida, la misma historia del pasado, el ambiente histórico cultural que respiramos con toda la carta de modelos, prohibiciones, censuras y motivaciones. Y la razón práctica que asimila los valores éticos y elabora conclusiones.
La dimensión ética juzgar.
Juntoo o posterior a la advertencia, viene el Consiste en el juicio inmediato sobre la moralidad de una opción concreta realizada o por realizar; sobre la bondad-malicia, licitud-ilicitud de tal acción. Es, por lo tanto, la voz interior que advierte cómo aplicar los preceptos del bien a realizar o del mal a evitar: haz esto y evita aquello (GS 16). ¡Es el santuario de la vida moral!Kcómo distinguir las dos funciones de la c
La dimensión ética de la conciencia incluye la selección y jerarquía de los valores éticos, los preceptos y normas que se aceptan para la conducta personal y para las relaciones interpersonales.
La conciencia individual, por su misión, se distingue de la ciencia moraldoctrinal prudenciasindéresis, la ley natural que incluye los principios objetivos de la moralidad; de la superconciencia moral comunitaria que es común a varios individuos. Y de la madurez intelectual que incluye la ética, pero además incluye el amor a la verdad y otros elementos.
Ahora bien, como norma de la conducta, la conciencia es la norma de la moralidad, norma subjetiva interiorizada; norma auténtica en la medida en que obre con rectitud, con verdad y con certeza.
Otras tareas. Es misión de la conciencia la opción por los valores adecuados, el responsabilizarse ante el deber aceptado; responder creativamente ante las dificultades como la elección del mal menor; evitar radicalizaciones, tanto del legalismo como del subjetivismo. Y armonizar la heteronomia con la autonomía, la obediencia y la libertad.
Dimensión religiosa.
Por la referencia a Dios la divinidad y por las nuevas funciones, según el Vaticano II, la conciencia es:
-la voz de Dios. Órgano por el que se recibe la llamada personal de Dios para obrar el bien o evitar el mal, con reproche o alabanza (GS 16);
-santuario de Dios. Como el sagrario o lugar de la intimidad donde tiene lugar el encuentro entre Dios y el hombre (GS 16);
-valor sagrado de la persona a respetar,…..y más cuando actúa “en conciencia” al rechazar o aceptar alguna opción (DH 3)•
-autoridad de Dios para mandar, premiar o castigar, porque refleja la voluntad de Dios (DH 3). Por ello hay que obedecer a la conciencia como a Dios mismo (GS 16 y DH 3)
Dimensión cristocéntrica
Quien acepta a Jesús con su Buena Nueva, acepta sus criterios como norma y motivación. Es la actitud de quien obra como Cristo obraría aquí y ahora, quien escucha la voz de Dios en-y-por Cristo. Y quien vincula su conducta a la fe y a la vida de gracia. ¿Sus funciones? La interiorización de Cristo, el discernimiento a imitación de Jesús con sus virtudes,especialmente, de sinceridad, prudencia y epiqueya.
Dimensión eclesial.
La conciencia de los bautizados en la Iglesia católica tiene unos rasgos especiales: referencia de su conducta con la comunidad eclesial, con sus leyes y con la autoridad eclesiástica: obligación de obedecer a la Iglesia. En ocasiones surge la confrontación y el conflicto entre las dos conciencias, el juicio personal que contrasta con el juicio, ley o criterio de la comunidad eclesial. Siempre existe el legítimo disentimiento en el conflicto autoridad-obediencia
La conciencia auténtica, justo juez
¿Cuándo la conciencia actúa con toda dignidad y autoridad? Cuando es auténtica; cuando actúa con rectitud, verdad y certeza.
Conciencia recta: cuando la persona actúa coherentemente aunque puede estar equivocada pero se ajusta al dictamen de la propia razón, esté o no en la verdad objetiva. Tal conciencia es necesaria, tiene todos los derechos, debe ser obedecida…es la norma subjetiva de la moralidad.
La conciencia verdadera se adapta a la verdad objetiva. Es la más auténtica y se constituye en la norma de moralidad de mayor garantía…Supera, por lo tanto, a la conciencia recta. Es la gran meta que obliga a la persona
La conciencia cierta emite el dictamen de modo categórico, firme sin miedo, seguro.
Y junto a la conciencia auténtica, que defiende a la verdad, la persona puede actuar con una conciencia “mal juez” que condena la misma verdad
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