Entonces: ¿familia perfecta? ¿imposible?, ¿posible?, ¿cómo?
Terminada la temática propuesta, llega el momento de realizar un balance sobre la Familia perfecta y el subtítulo: ¿Posible?¿Imposible? ¿Cómo?
Para este, un el balance-resumen se impone tener presente los diversos modelos de familia (hasta 11 presentamos); los numerosos obstáculos que dificultan la doble meta de la perfección y felicidad (¿imposible?); las exigencias y condiciones que se requieren para que el interrogante (¿posible?) se convierta en un admiración (¡posible!), y los recursos y ayudas necesarias que concretan el ¿cómo? lograr el ideal propuesto.
1ª p. ¿QUÉ FAMILIA?
Se impone clarificar el concepto de familia y de perfección
1º Qué entendemos por familia
Para evitar confusiones, expondré varias perspectivas que contemplo en la familia.
Como grupo humano vinculado por la sangre, el amor, el respeto, la responsabilidad y la ayuda mutua.
Como la comunidad de padres, hijos y familiares que se aman y se ayudan mutuamente para su realización personal.
Como el fundamento de la sociedad que exige-goza del mínimo de sus derechos humanos y que por su parte procura el bien de la comunidad. Es la célula social donde varias personas viven según la dignidad humana. Trabajan por su realización personal y para engrandecer a la Patria.
Como el grupo de creyentes. Comunión de personas en la fe y en la práctica religiosa que aman a Dios y viven según su religión. Si la familia es católica comparten la fe y la gracia de Cristo como corresponde a una “pequeña iglesia doméstica” dentro de la Iglesia católica.
2º Perfección y familia perfecta. Según la RAE, perfecto significa 1. adj. Que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea. 2. adj. Que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto. Y entre los vocablos sinónimos de perfecto destacamos: acabado, completo, inmejorable
¿Familia perfecta? La perfección corresponde al grupo familiar que reúna todos los rasgos fundamentales. Porque felicidad y perfección son vivencias que están unidas por el “todo”. La felicidad exige que “todas” las aspiraciones y necesidades se hagan presentes en la persona, en la pareja y en la comunidad de padres e hijos. Y la perfección, (matrimonio perfecto, familia perfecta), se consigue en tanto en cuanto sean realidad para los miembros de familia, las necesidades, aspiraciones, deseos y, sobre todo el impulso de amar y de ser amado. Ciertamente se trata de una meta muy difícil pero no imposible de conseguir.
2ª p. ¿IMPOSIBLE LA UTOPÍA?
La comunidad familiar afronta muchos obstáculos internos que imposibilitan la utopía de ser una familia feliz y perfecta.
Obstáculos ordinarios e inevitables
La Familia feliz y perfecta es “posible” cuando goza de un mínimo de bienestar social y están presentes entre sus miembros las condiciones del respeto, responsabilidad, amor mutuo y fe coherente.
Será “imposible” tal felicidad y perfección, por lo tanto, cuando falta el mínimo de los derechos familiares, o cuando las relaciones entre esposos, padres, hijos y hermanos sufren lesiones graves y permanentes en alguna de las cuatro condiciones, de respeto, responsabilidad, amor mutuo o fe coherente. En definitiva, la familia feliz y perfecta es imposible por los obstáculos internos o externos, cuando el grupo familiar no puede conseguir los objetivos-metas propuestas.
Los obstáculos más difíciles-
Junto al porcentaje de familias con obstáculos calificados de ordinarios e inevitables, existe otro porcentaje, mayor o menor, con obstáculos que son más difíciles de superar. Porque no se agotan los conflictos que giran en torno al respeto-ofensa, servicio-egoísmo, gratitud-antipatía, optimismo-pesimismo, sinceridad-mentira, comunicación-monólogo, comprensión-intolerancia, aceptación-impaciencia. No. Existen otros conflictos que ponen más en peligro la convivencia y la existencia de la misma familia. Por ejemplo, cuando un miembro de la comunidad está gravemente enfermo o es un depresivo o un adicto; o existen fuertes enfrentamientos por el autoritarismo de los padres o por la rebeldía de los hijos. También abundan los conflictos familiares por el machismo de los esposos o por el matriarcado de las madres.
Obstáculos que destruyen la familia
Todavía existen otros factores que son decisivos, letales. Así sucede con el adulterio y las causas que influyen para el divorcio de la pareja.
La inmadurez pone en peligro a la persona y a la misma familia
Todo repercute en la familia. Si la madurez de los padres influye para la felicidad y perfección familiar porque condiciona la responsabilidad, el respeto y aun para el amor familiar, la inmadurez grave de uno de los esposos y padres de familia puede destruir, a la corta o a la larga, la unión matrimonial y la misma la familia.
La ausencia de Dios obstáculo para la familia perfecta
La fe incoherente indica imperfección y ausencia de felicidad
Obstáculos externos: familia bombardeada
Amenazan a la familia que aspira a ser feliz y perfecta, no solamente las dificultades internas que pueden destruirla con el divorcio, sino los obstáculos externos que bombardean continuamente sus valores fundamentales de respeto, responsabilidad, amor y fe coherente. El panorama, un tanto dramático, de obstáculos externos e internos, provoca en cualquier lector una primera reacción: ¡es imposible hoy día una familia que sea feliz y perfecta!
Para fundamentar esta conclusión tan negativa analicemos las dimensiones que del mundo exterior recibe la comunidad familiar. Advirtamos que cualquiera de los grupos familiares sufre el impacto del contexto sociocultural. Como la historia y la cultura influyen en la conducta humana, conviene un examen previo del contexto ambiental, en parte común y en parte diferente, y del entorno socio-político que hace “difícil” para unas familias y casi-imposible” para otras, el ascenso a la meta soñada de felicidad y perfección.
3º Y EL CÓMO
“Todo el mundo” desea a los novios una vida feliz –y perfecta-. Veamos las posibilidades de conseguir la aspiración de toda persona y de toda comunidad respecto a la felicidad y la perfección.
En plan humano el camino está integrado por el cumplimiento de las cinco condiciones.
La 1ª está presidida por la dignidad de la familia que exige unos determinados derechos propios de esta célula vital de la comunidad socio-política.
La 2ª gira en torno a la Ética del respeto y de la responsabilidad de los integrantes de la comunidad familiar. Si falla tal ética, faltará la dimensión humana y cristiana de la familia.
La 3ª queda polarizada en una “convivencia agradable” regida por el amor. Es el amor (humano y cristiano), el motor imprescindible para que la familia consiga su misión.
La 4ª desarrolla la educación y la realización personal en un clima de paz individual y comunitaria tanto en la vida personal, laboral como en la educación de los hijos.
Y 5ª. En las familias de creyentes, en el camino está presente la fe coherente, luz que ilumina los valores familiares y socio-políticos. Y esa misma fe, coherente y compartida, se convierte en la fuerza que les sostiene en los problemas y en el sufrimiento.
La familia de cristianos cuenta con la fuerza del sacramento del matrimonio: Cristo enriquece el amor y la felicidad de la familia. El milagro del agua convertida en vino (Jn 2,1-11), es además todo un símbolo para las familias de hoy: Cristo sigue interesado en compartir las alegrías y las preocupaciones de la comunidad familiar. Él transforma con el sacramento del matrimonio, el amor –agua- de los esposos en el vino de la caridad, con las gracias correspondientes. La fe enseña que El, Cristo, sigue ayudando de muchas maneras para que la familia consiga su misión y así alcance la felicidad.
Las familias de católicos son como una pequeña iglesia que debe vivir la comunión con el “todo” de la Iglesia como Cuerpo místico de Cristo, Pueblo de Dios en la Historia. Y algo más: la espiritualidad familiar une y fortalece el amor entre todos. Y así, la familia que reza unida no solamente permanece unida sino que encuentra el camino hacia la felicidad y la perfección. Y como cristianos coherentes, y en la medida de sus posibilidades, el grupo familiar evangelizado será evangelizador, con gozo propagará la Buena Nueva de Jesús.
En resumen: que una familia sea perfecta, o por lo menos, feliz, depende de los derechos respetados, del amor mutuo y de la fe coherente. Utopía muy difícil pero posible.
Para este, un el balance-resumen se impone tener presente los diversos modelos de familia (hasta 11 presentamos); los numerosos obstáculos que dificultan la doble meta de la perfección y felicidad (¿imposible?); las exigencias y condiciones que se requieren para que el interrogante (¿posible?) se convierta en un admiración (¡posible!), y los recursos y ayudas necesarias que concretan el ¿cómo? lograr el ideal propuesto.
1ª p. ¿QUÉ FAMILIA?
Se impone clarificar el concepto de familia y de perfección
1º Qué entendemos por familia
Para evitar confusiones, expondré varias perspectivas que contemplo en la familia.
Como grupo humano vinculado por la sangre, el amor, el respeto, la responsabilidad y la ayuda mutua.
Como la comunidad de padres, hijos y familiares que se aman y se ayudan mutuamente para su realización personal.
Como el fundamento de la sociedad que exige-goza del mínimo de sus derechos humanos y que por su parte procura el bien de la comunidad. Es la célula social donde varias personas viven según la dignidad humana. Trabajan por su realización personal y para engrandecer a la Patria.
Como el grupo de creyentes. Comunión de personas en la fe y en la práctica religiosa que aman a Dios y viven según su religión. Si la familia es católica comparten la fe y la gracia de Cristo como corresponde a una “pequeña iglesia doméstica” dentro de la Iglesia católica.
2º Perfección y familia perfecta. Según la RAE, perfecto significa 1. adj. Que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea. 2. adj. Que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto. Y entre los vocablos sinónimos de perfecto destacamos: acabado, completo, inmejorable
¿Familia perfecta? La perfección corresponde al grupo familiar que reúna todos los rasgos fundamentales. Porque felicidad y perfección son vivencias que están unidas por el “todo”. La felicidad exige que “todas” las aspiraciones y necesidades se hagan presentes en la persona, en la pareja y en la comunidad de padres e hijos. Y la perfección, (matrimonio perfecto, familia perfecta), se consigue en tanto en cuanto sean realidad para los miembros de familia, las necesidades, aspiraciones, deseos y, sobre todo el impulso de amar y de ser amado. Ciertamente se trata de una meta muy difícil pero no imposible de conseguir.
2ª p. ¿IMPOSIBLE LA UTOPÍA?
La comunidad familiar afronta muchos obstáculos internos que imposibilitan la utopía de ser una familia feliz y perfecta.
Obstáculos ordinarios e inevitables
La Familia feliz y perfecta es “posible” cuando goza de un mínimo de bienestar social y están presentes entre sus miembros las condiciones del respeto, responsabilidad, amor mutuo y fe coherente.
Será “imposible” tal felicidad y perfección, por lo tanto, cuando falta el mínimo de los derechos familiares, o cuando las relaciones entre esposos, padres, hijos y hermanos sufren lesiones graves y permanentes en alguna de las cuatro condiciones, de respeto, responsabilidad, amor mutuo o fe coherente. En definitiva, la familia feliz y perfecta es imposible por los obstáculos internos o externos, cuando el grupo familiar no puede conseguir los objetivos-metas propuestas.
Los obstáculos más difíciles-
Junto al porcentaje de familias con obstáculos calificados de ordinarios e inevitables, existe otro porcentaje, mayor o menor, con obstáculos que son más difíciles de superar. Porque no se agotan los conflictos que giran en torno al respeto-ofensa, servicio-egoísmo, gratitud-antipatía, optimismo-pesimismo, sinceridad-mentira, comunicación-monólogo, comprensión-intolerancia, aceptación-impaciencia. No. Existen otros conflictos que ponen más en peligro la convivencia y la existencia de la misma familia. Por ejemplo, cuando un miembro de la comunidad está gravemente enfermo o es un depresivo o un adicto; o existen fuertes enfrentamientos por el autoritarismo de los padres o por la rebeldía de los hijos. También abundan los conflictos familiares por el machismo de los esposos o por el matriarcado de las madres.
Obstáculos que destruyen la familia
Todavía existen otros factores que son decisivos, letales. Así sucede con el adulterio y las causas que influyen para el divorcio de la pareja.
La inmadurez pone en peligro a la persona y a la misma familia
Todo repercute en la familia. Si la madurez de los padres influye para la felicidad y perfección familiar porque condiciona la responsabilidad, el respeto y aun para el amor familiar, la inmadurez grave de uno de los esposos y padres de familia puede destruir, a la corta o a la larga, la unión matrimonial y la misma la familia.
La ausencia de Dios obstáculo para la familia perfecta
La fe incoherente indica imperfección y ausencia de felicidad
Obstáculos externos: familia bombardeada
Amenazan a la familia que aspira a ser feliz y perfecta, no solamente las dificultades internas que pueden destruirla con el divorcio, sino los obstáculos externos que bombardean continuamente sus valores fundamentales de respeto, responsabilidad, amor y fe coherente. El panorama, un tanto dramático, de obstáculos externos e internos, provoca en cualquier lector una primera reacción: ¡es imposible hoy día una familia que sea feliz y perfecta!
Para fundamentar esta conclusión tan negativa analicemos las dimensiones que del mundo exterior recibe la comunidad familiar. Advirtamos que cualquiera de los grupos familiares sufre el impacto del contexto sociocultural. Como la historia y la cultura influyen en la conducta humana, conviene un examen previo del contexto ambiental, en parte común y en parte diferente, y del entorno socio-político que hace “difícil” para unas familias y casi-imposible” para otras, el ascenso a la meta soñada de felicidad y perfección.
3º Y EL CÓMO
“Todo el mundo” desea a los novios una vida feliz –y perfecta-. Veamos las posibilidades de conseguir la aspiración de toda persona y de toda comunidad respecto a la felicidad y la perfección.
En plan humano el camino está integrado por el cumplimiento de las cinco condiciones.
La 1ª está presidida por la dignidad de la familia que exige unos determinados derechos propios de esta célula vital de la comunidad socio-política.
La 2ª gira en torno a la Ética del respeto y de la responsabilidad de los integrantes de la comunidad familiar. Si falla tal ética, faltará la dimensión humana y cristiana de la familia.
La 3ª queda polarizada en una “convivencia agradable” regida por el amor. Es el amor (humano y cristiano), el motor imprescindible para que la familia consiga su misión.
La 4ª desarrolla la educación y la realización personal en un clima de paz individual y comunitaria tanto en la vida personal, laboral como en la educación de los hijos.
Y 5ª. En las familias de creyentes, en el camino está presente la fe coherente, luz que ilumina los valores familiares y socio-políticos. Y esa misma fe, coherente y compartida, se convierte en la fuerza que les sostiene en los problemas y en el sufrimiento.
La familia de cristianos cuenta con la fuerza del sacramento del matrimonio: Cristo enriquece el amor y la felicidad de la familia. El milagro del agua convertida en vino (Jn 2,1-11), es además todo un símbolo para las familias de hoy: Cristo sigue interesado en compartir las alegrías y las preocupaciones de la comunidad familiar. Él transforma con el sacramento del matrimonio, el amor –agua- de los esposos en el vino de la caridad, con las gracias correspondientes. La fe enseña que El, Cristo, sigue ayudando de muchas maneras para que la familia consiga su misión y así alcance la felicidad.
Las familias de católicos son como una pequeña iglesia que debe vivir la comunión con el “todo” de la Iglesia como Cuerpo místico de Cristo, Pueblo de Dios en la Historia. Y algo más: la espiritualidad familiar une y fortalece el amor entre todos. Y así, la familia que reza unida no solamente permanece unida sino que encuentra el camino hacia la felicidad y la perfección. Y como cristianos coherentes, y en la medida de sus posibilidades, el grupo familiar evangelizado será evangelizador, con gozo propagará la Buena Nueva de Jesús.
En resumen: que una familia sea perfecta, o por lo menos, feliz, depende de los derechos respetados, del amor mutuo y de la fe coherente. Utopía muy difícil pero posible.