La conciencia ¿es culpable o víctima?

Es injusto condenar a la conciencia, (en definitiva, la persona humana que como juez emite un juicio moral), sin antes evaluar bien los factores que y la confunden, presionan y la hipotecan. En muchas ocasiones, la conciencia es víctima de un entorno que le impide un juicio con plena advertencia y perfecto consentimiento. Es víctima y no culpable.
Para clarificar el interrogante propuesto, falta por exponer varios factores que explican la incorrecta (¿injusta?) actuación de la conciencia. Son las ideologías enumeradas por Juan Pablo II y los múltipldes efectos negativos de la crisis moral que hipotecan a la conciencia. Si, la conciencia actúa como juez que juzga mal porque condena la verdad pero no es culpable.
Ideologías denunciadas por Juan Pablo II
Influyen en el juicio de la conciencia las ideologías que enumera la Encíclica Fides et ratio, de Juan Pablo II (1998).Son:
1ª. El nihilismo que niega toda verdad objetiva y toda esperanza. El nihilismo como filosofía está alejado del sentido del ser y rechaza todo fundamento a la vez que niega toda verdad objetiva (FeR 90).
2ª El relativismo y el subjetivismo. En el campo ético, otro factor-rasgo contemporáneo es la actitud de quien relativiza la verdad, exalta el dictamen de la propia conciencia y renuncia al conocimiento objetivamente verdadero (FeR 82). Una variante del relativismo se da en el eclecticismo y en el historicismo que «consiste en establecer la verdad de una filosofía sobre la base de su adecuación a un determinado período y a un determinado objetivo histórico». Se niega la validez de la verdad, pues «lo que era verdad en una época... puede no serlo ya en otra» (FeR 87a).
3ª La ética de situación. Sin nombrarla expresamente, la Fides et Ratio describe el núcleo del relativismo subjetivista de la ética de situación. La verdad en esta doctrina ética queda reducida y relativizada por la pretendida creatividad de la persona que se erige como el único y supremo artífice y responsable de sus criterios y de su conducta.
El principal factor: la exaltación de la conciencia
Uno de los valores más exaltados en la cultura actual es el papel de la conciencia para la que se pide plena libertad en sus decisiones. Según la Fides et Ratio, a la conciencia «ya no se la considera en su realidad originaria, o sea, como acto de la inteligencia de la persona, que debe aplicar el conocimiento universal del bien a una determinada situación y expresar así un juicio sobre la conducta recta que hay que elegir aquí y ahora» (FeR 98a; cf. Veritatis splendor 32).
¿Cómo conciben muchos la conciencia? Como la facultad que tiene «el privilegio de fijar, de modo autónomo, los criterios del bien y del mal, y actuar en consecuencia. Esta visión coincide con una ética individualista, para la cual cada uno se encuentra ante su verdad, diversa de la verdad de los demás» (FeR 98a; cf. VS 32).
La libertad y la Ética, víctimas de un “tsunamis” moral-cultural.
El mal uso de la libertad, (la libertad exaltada hasta el libertinaje), está presente en:
-la revolución sexual: el sexo sin límites ni prohibiciones. Una aplicación: anticonceptivos abortivos gratuitos para jóvenes;
-la pornografía que genera millonarios y que no se detiene ni por la prostitución infantil en Internet;
-la prostitución que en España factura diariamente unos 50 millones de euros con un total al año de 20.000 millones de unas 300.000 mujeres “legalizadas” en unos 100.00 locales del alterne;
-la unión de pareja, el vivir juntos sin compromiso alguno. Y hasta se declara matrimonio a la pareja de homosexuales;
-la intimidad conyugal sin restricciones. Con mutuo acuerdo puede darse el cambio de pareja;
-la procreación artificial, sea homóloga o heteróloga, es decir con el semen de un banco especializado o de un donante cualquiera;
-el divorcio “exprés” con la mayor rapidez y facilidad. El amor roto: la ruptura matrimonial en España creció un 70%. Cada año 150.000 divorcios a una media de más de 400 al día y de los que son víctimas cerca de 200.000, los niños;
-el aborto,”crimen abominable”, libre: en España, desde el 2005: cerca de 91.000.abortos anuales Unos 6.500 más que en 2004 y un millón desde que se legalizó hace unos veinte años. Y todavía intentan ampliar más por ley su realización;
-la misma eutanasia que comienza a exigirse como derecho de la libertad;
-el “no” a la procreación de tantos matrimonios con el suicidio demográfico en algunos países;
-el uso de la droga, el abuso del alcohol, la adicción al juego en máquinas con la destrucción de la persona y de la misma familia;
-la visión materialista y el gran egoísmo de quienes, al margen del prójimo necesitado, dicen y practican el “comamos y bebamos que mañana moriremos“;
-el despilfarro económico, la insensibilidad ecológica en el consumo del agua, de la luz o en la emisión de gases que contaminan el ambiente;
-la justificación de todo “pecado” en nombre de la conciencia libre y con tal de que no viole la justicia;
-la corrupción en la profesión o en el cargo político con soborno y procurando burlar la ley;
-la evasión en el comercio, el fraude en la declaración de la renta, la corrupción evadiendo la ley, y, por supuesto, cualquier precepto moral. El robo queda justificado;
-la licitud de la mentira cuando peligran los intereses personales;
-la práctica religiosa sin obligación alguna, pues depende del gusto y de la necesidad de cada persona;
-el falsear-exagerar-mentir- unos datos para conseguir unos beneficio de salud;
-la influencia de las redes sociales que en tantas ocasiones respaldan las manifestaciones a favor de la plena libertad en temas morales.
Conclusión. La conciencia, presionada por múltiples factores ideológicos, culturales, sociales y políticos, a la hora de juzgar en muchas situaciones, emite un juicio falso y se convierte: en un juez que juzga mal porque condena la verdad pero no es culpable. En muchas ocasiones, la conciencia es una víctima de la confusión de valores morales y del acoso de los factores enumerados

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