La dificultad en armonizar derechos, opiniones o caracteres es permanente en las relaciones interpersonales.
Es decir, que el conflicto y la conflictividad indican la situación de oposición –choque- originado por relaciones contrarias, o bien por las normas que están en posición con las exigencias y opiniones de otras personas o grupos sociales que entran en conflicto cuando desean realizar simultáneamente acciones que son incompatibles.
Y el conflicto, conflictividad o incompatibilidad, aumenta cuando las personas o grupos no se aman. Y mucho más, si se odian.
Esta situación de conflictividad, –el conflicto como tal-, está presente en todas las áreas humanas:
en la personal con la autonomía-heteronomía;
la cultural-histórica con lo nuevo-antiguo;
la social con la mentalidad conservadora-progresista;
la religiosa con la vertical de Dios o la horizontal del hombre;
la cristiana con la fe-o la incredulidad;
la eclesial con la comunión o el alejamiento. De estos conflictos y de otros muchos más, tendré ocasión de exponer en los próximos artículos.