Los derechos de la familia. 1ª condición: dignidad reconocida.

Para que una familia viva en condiciones humanas y pueda ser “perfecta” y feliz, necesita que su dignidad sea reconocida, atendidos sus derechos correspondientes. La familia, como grupo de padres-hijos, presta un gran servicio a la sociedad; como personas, y más como una comunidad, posee unos valores y unos derechos que deben ser reconocidos, respetados y promovidos por la sociedad civil y eclesiástica.

Situación de la familia por el bienestar: familia, protegida o desprotegidaEn el mundo existe un porcentaje mínimo de familias que se sienten seguras porque gozan de la protección necesaria para la realización personal de sus miembros: tienen trabajo, posesiones, dinero, salud y el amparo de la sociedad. Son las familias “ricas”. Por el contrario, en un mayor porcentaje, escandalosamente mayor, están las familias pobres, desprotegidas, bombardeadas por dentro y por fuera, carentes de los más elementales derechos humanos en el área económica, social y política.

Familia rica, protegida, con seguridad.
Diversas modalidades, como la familia “burguesa”, la acomodada y la “millonaria”. Dato común: sus miembros gozan de los derechos humanos que garantizan una vida digna en vivienda, salud, educación, trabajo, comida, y libertad para residir donde quieran. Y hasta pueden mirar el futuro con tranquilidad.
Conviene recordar que, aproximadamente, en el mundo, un 20% de este tipo de familias disfruta del 80% de los bienes materiales
¿Posibilidades? En este grupo familiar existe una felicidad relativa porque puede estar atacada por el egoísmo social y los conflictos interpersonales. La perfección espiritual y cristiana tiene la amenaza de la insensibilidad ante el necesitado y la indiferencia ante Dios y el culto religioso. Por lo tanto, todo depende de su amor a Dios y al prójimo.

Familia pobre, desprotegida y bombardeadaVarias modalidades: la familia pobre pero muy diferente de la que vive en la miseria y “pasa hambre”. La familia pobre posee el mínimo de los recursos económicos, del trabajo aunque sea inestable o de la educación mínima. Algunas de ellas sufren persecución política y tienen que abandonar su tierra natal. Otras sufren diversas presiones sociales, políticas o religiosas. En muchas, existe el temor a morir por enfermedad; sufren por la necesidad de emigrar a otro país por razones de pobreza, religión o ideología política.
Tengamos presente que, aproximadamente, en el mundo, un 20% disfruta del 80% de los bienes materiales, y un 80% de habitantes solamente dispone, si acaso, del 20% de los bienes materiales. Y otro detalle importante: dentro de las familias pobres quienes más sufren la desigualdad y humillación son las mujeres, esclavas del machismo cultural o del propio esposo.
¿Posibilidades? Conviene tener presente dos de los tipos de familia desprotegida: 1-familias pobres. Muchas de ellas son felices y con perfección cristiana. Felices y cristianas. Es la familia de tantos pueblos del tercer mundo que gozan del mínimo pero sin agobios. 2-Y el resto de familias son las bombardeadas, que no gozan del mínimo de felicidad. Más aún, en ocasiones, sus carencias socio-políticas les impide el mínimo de perfección espiritual y cristiana. Y casi siempre, la gran protagonista y mártir, es la madre con su amor total a la familia y su confianza en Dios.

La dignidad de la familia
Además de poseer cada miembro la dignidad de persona individual, como grupo, la familia goza de una dignidad especial por los servicios que presta a muchas, a la sociedad y a la misma Iglesia.

Valores socio-políticos de la comunidad familiar
Surgen de los grandes servicios que la familia indirectamente presta a la sociedad mediante su misión personalizadora y religiosa. Pero además presta servicios directos a toda la comunidad social. Con toda razón la comunidad familiar es reconocida como el fundamento de la misma sociedad.
¿De qué manera esta célula social presta servicios a todo el cuerpo comunitario? Cuando actúa como promotora del desarrollo (cf. GE 3;GS 2,47, 61; PP 16). Por eso se afirmó que “el matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes más preciosos de la humanidad” (FC 1); “no es exagerado afirmar que la vida de las Naciones, de los Estados y de las Organizaciones internacionales pasa a través de la familia” (Juan Pablo II, Carta a las familias, n.15).
También es la fuente que canaliza la vida. En el santuario de la familia tiene lugar el nacimiento de la vida humana. Y allí mismo, gracias al amor de los padres, la vida incipiente llega a su desarrollo y autonomía.
¿Quién engendra y educa a los miembros que componen la sociedad civil? La familia que no se limita a ofrecer una “mercancía” perfecta (personas maduras) a la sociedad. Hay algo más en la familia que cumple su misión educadora y social. Veamos.
Educa a ciudadanos honestos. Ofrecer ciudadanos útiles a la sociedad es la primera y fundamental modalidad, la de cumplir con su misión comunitaria. Frustra su misión la familia cuyos miembros son personas corrompidas, ladronas, holgazanas, alcoholizadas, drogadictas, etc..
Testimonia una sociedad justa. Si en cada familia brilla la justicia, paz, libertad, diálogo, comunión y amor, es probable que la nación refleje estas virtudes. Si, por el contrario, en la familia se violan los derechos humanos, el resultado será una sociedad marcada por los mismos defectos (cf. GS 46 y FC 43). Ante esta finalidad hay que constatar que existen células sanas y células cancerígenas que terminan por arruinar a todo el cuerpo.
Servidora de los demás. Demos un paso más, y exijamos sensibilidad y apertura de la familia hacia los problemas sociales y las familias menos favorecidas. Y una preocupación que comienza con la palabra y termina en el compromiso por ayudar, según las posibilidades, al barrio, a determinadas familias, a determinado sector de los derechos humanos que afectan a todos, etc. (Cf. AA 11 y 13; GS 52; FC 42, 44, 47).
Ofrece un miembro con especial entrega a la comunidad social. Es mucho pedir que toda la familia esté presente en los problemas sociales. Pero es posible que uno de sus miembros, con el respaldo de su familia, se entregue al servicio de los más necesitados o del bien común como político, militar, dirigente de sindicatos o de la ciencia. También presta servicios a la Iglesia y a la misma sociedad cuando uno de sus miembros se consagra a Dios y al prójimo como sacerdote, religioso o religiosa. El orgullo que la patria siente por alguno de sus ciudadanos es la gloria de la familia que lo educó y apoyó (cf. FC 53).
Otras tareas. Junto a estas funciones que podemos denominar universales se dan otras entre las que destacan la función sanitaria, educativa, económica, recreativa, la política y la religiosa.”Las familias deben crecer en la conciencia de ser ’protagonistas’ de la política familiar y asumir la responsabilidad de transformar la sociedad” (FC 44). Es lamentable el egoísmo del clan-familiar a quien solamente preocupa sus intereses: su amor termina en la puerta de su casa.
Cierto que la familia goza de una dignidad en sí misma considerada. Pero tal dignidad se degrada por su insensibilidad ante la problemática social. La familia que no supo educar, ofrece miembros inútiles, un peso insoportable para la gran familia-sociedad.

La respuesta coherente
Para que la familia pueda desarrollar sus funciones y en especial la social, es preciso la respuesta de la misma familia y del resto de la sociedad civil.
Que la familia sea consciente de su dignidad. La misma familia está llamada a defender su dignidad y derechos ante la sociedad mediante las asociaciones familiares para influir en la legislación y en la política sobre familia
En la dinámica interna, la misma familia luchará contra el egoísmo familiar o cerrazón social. Cuando falta la preocupación cívica, algo grave falla en la educación personal; cuando no existe preocupación social, la familia no es lugar de humanización. Incumple su misión comunitaria cuando afirma “que el Estado y la Iglesia se preocupen de los problemas comunes, bastante tenemos con nuestros problemas”; “no tenemos ni tiempo ni humor para afrontar otros problemas”; “vivimos en una selva de asfalto donde para no ser pisoteado hay que pisotear y donde cada uno debe velar por su propia salvación”.
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Los derechos de la familia Respetar los derechos de la familia es condición para que pueda realizar su misión, lograr su desarrollo y caminar hacia la felicidad. Pero ¿qué derechos y qué respeto son necesarios?
Razones principales.
La dignidad que posee la familia y la indignidad de la situación en que viven muchas comunidades familiares son las razones principales para promover los derechos que le corresponden.
La dignidad y misión de la familia exige un mínimo para su realización personal y familiar. Si la persona no goza de los derechos que le corresponden no puede realizarse, la familia queda mutilada, incapacitada para alcanzar su misión.

A qué tiene derecho la comunidad familiar No se ponen de acuerdo los “técnicos” para completar la lista sobre los derechos de la familia. Enumeramos los derechos más significativos que aparecen en la Carta de los derechos de la familia que la Iglesia presentó al mundo en 1983 (cf. FC 46, 22 al 27). ¿A qué tiene derecho la comunidad familiaar en sus miembros ycomo institución?
Derechos en general.
Que cada persona pueda establecer una familia, casarse con libertad, tener los hijos según su responsabilidad y ser respetado en su vida humana (arts. 1º al 4ª). Que los novios puedan constituir una familia con los medios necesarios y sin ningún tipo de discriminación por razón de su fe, raza o nacionalidad. Que los esposos puedan elegir el número de hijos según sus posibilidades y sin presiones por parte del Estado.
A la educación integral. “Por el hecho de haber dado la vida a sus hijos, los padres tienen el derecho originario, primario e inalienable de educarlos; por esta razón ellos deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos” (art. 5º). Que los padres puedan educar a los hijos de acuerdo a sus convicciones religiosas y a sus patrones culturales. Y para ello que los padres posean la libertad y la igualdad de oportunidades respecto a otras clases sociales.
También tiene derecho a: progresar como familia. (art. 6º), la libertad religiosa. (art. 7º), estar presente en la sociedad, una política familiar justa, al trabajo y al salario familiar, una vivienda y comida dignas, la emigración sin discriminaciones, la protección y a la seguridad. Y a la ayuda en necesidades especiales: por razón de viudez, emigración, carencia de familiares, prisión, etc.

Respuestas a los derechos de la familia
Varias son las respuestas.
Están los que violan los derechos de la familia.
Con toda firmeza hay que denunciar a quienes atacan directa o indirectamente los derechos familiares. Por ejemplo:
-los gobiernos, los políticos, educadores y las personas con poder que no ponen en práctica las legislaciones. O que callan ante los derechos humanos familiares pisoteados.
-las legislaciones, estructuras sociales e ideologías que favorecen al grupo de familias privilegiadas con detrimento de la mayoría. O que injustamente obstaculizan los derechos de un grupo minoritario.
-los sectores de la sociedad que se enriquecen a costa de los valores familiares. Quienes utilizan los medios de comunicación social al servicio de la pornografía; el personal sanitario que provoca el aborto; los políticos que favorcen el control de la natalidad; los abodados que promueven el divorcio; los educadores que deforman criterios sobre la sexualidad; los comerciantes que explotan a las familias, especialmente a las más pobres; los ideólogos que propagan criterios destructores sobre el amor, la fidelidad, launidad conyugal, etc.
Los que promueven los derechos familiares. Nadie puede quedar indiferente ante las familias con vida infrahumana. De manera especial:
-compete al Estado (a la autoridad pública) tomar la iniciativa para que se reconozcan, respeten y cumplan los derechos humanos de la comunidad familiar;
-es tarea de los legisladores que las leyes y las instituciones defiendan los derechos y deberes de la familia;
-todo poder o grupo social debe respetar el principio de subsidiariedad. Que no quite a las familias las funciones que ellas pueden realizar. La sumisión consiste en asegurar a las familias las ayudas pertinenetes para que cumplan su misión;
-la misma familia que debe ser consciente de sus derechos, obligaciones y misión social. Por ello debe educar a sus miembros en las virtudes sociales, ha de luchar por convertirse en un lugar de humanización.
¡Que todos los miembros de la familia sean conscientes de ser protagonistas en la política familiar!. De otra manera serán víctimas de políticas antifamiliares.
Y las políticas auténticas sobre la familia
Para que las políticas de familia estén bien formuladas y consigan el objetivo asignado es preciso que realicen unas condiciones generales.
-que eviten la tentación de la política partidista. Es posible que la familia sea instrumentalizada por ideologías de un signo o deotro.¿La intención? Defender la familia o minusvalorarla como elemento de su programa partidista. Y se olvida que la familia ha de estar situada más allá de los juegos políticos de carácter partidista;
-que se respete el principio de “subsidiariedad”. Como la familia goza de un derecho propio y primordial, las intervenciones del Estado no pueden sustraer a las familias aquellas funciones que pueden igualmente realizar bien por sí solas o asociadas libremente, sino favorecer positivamente y estimular lo más posible la iniciativa responsable de las familias (Cf. FC 45);
-que la familia tenga su protagonismo. Es decir, que intervengan directamente en la llamada política familiar gracias al asociacionismo familiar.
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