¿La ley contra la ética en el aborto y la eutanasia? -1-
La ética rechaza el aborto y la eutanasia, pero muchas leyes permiten o despenalizan prácticas abortivas y eutanásicas. ¿Cómo se explica que la ética actúe según la razón a favor de la vida y la ley sea una “ordenación de la razón” que legisla contra la vida? ¿Cómo la misma razón puede aprobar dos cosas opuestas? ¿Es correcta la argumentación o una falacia? ¿Está la ley contra la ética en el aborto y en la eutanasia? ¿Ética o ley en el aborto y eutanasia? Para el creyente, el problema se agrava porque su fe refuerza los argumentos de la ética, pero como ciudadano tiene que obedecer las leyes. ¿Por quién optar? ¿Obligación a desobedecer? Acudamos a la Encíclica Evangelium vitae de Juan Pablo II (1995) que ilumina las respuestas a favor y en contra de la legalización del aborto o de la eutanasia, la posibilidad de una “legalización democrática” que interpela la cooperación del ciudadano y mucho más la del cristiano.
A favor de la legalización
Varias son las opiniones de los partidarios de la legitimación jurídica del aborto y de la eutanasia. Creen “como si fuesen derechos que el Estado, al menos en ciertas condiciones, debe reconocer a los ciudadanos y, por consiguiente, la tendencia a pretender su realización con la asistencia segura y gratuita de médicos y agentes sanitarios" (EV 68).
Porque la vida es un bien relativo.
Sobre la vida de quien aún no ha nacido o está gravemente debilitado, se considera que es un bien relativo y que la persona puede juzgar la moralidad de su decisión (eutanasia) que el Estado debe respetar "llegando incluso a admitir el aborto y la eutanasia" (EV 68).
Por la voluntad popular.
La ley civil "debería siempre manifestar la opinión y la voluntad de la mayoría de los ciudadanos y reconocerles también, al menos en ciertos casos extremos, el derecho al aborto y a la eutanasia" (EV 68).
Por las ventajas de la legalización.
También se opina que con la prohibición y castigo del aborto y de la eutanasia se tendría "un aumento de prácticas ilegales", sin control social y sin la debida seguridad médica. Luego mantener una ley poco eficaz iría contra la fuerza de las otras leyes (EV 68).
Porque se reafirma la autonomía personal. Los más radicales sostienen que "en una sociedad moderna y pluralista, se debería reconocer a cada persona una plena autonomía para disponer de su propia vida y de la vida de quien aún no ha nacido". Luego que la ley no imponga un deber contrario a la libertad (EV 68).
En contra de la legalización
Por razones éticas y religiosas, muchos se oponen a la legalización del aborto y de la eutanasia.
Se opone a la razón.
Según Santo Tomás cuando "una ley humana está en contraste con la razón, se la denomina ley inicua". Si la ley civil contradice a la ley natural "entonces no será ley sino corrupción de la ley" (EV 72).
Contraría el bien común. "Las leyes que autorizan y favorecen el aborto y la eutanasia se oponen radicalmente no sólo al bien del individuo, sino también al bien común y, por consiguiente, están privadas totalmente de auténtica validez jurídica. De esto se sigue que, cuando una ley civil legitima el aborto o la eutanasia deja de ser, por ello mismo, una verdadera ley civil moralmente vinculante" (EV 72).
Se trata de crímenes que no se pueden legitimar. Desde la ética hay que oponerse porque "el aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar"(EV 73).
Lo legal no siempre es moral. Se impone la reacción ante un ambiente permisivo sobre el aborto que se siente respaldado por la mayoría de las legislaciones. El juicio ético sobre una acción depende de la conformidad o no con valores éticos, al margen de que esté permitido o prohibido por la ley; la despenalización no cambia la valoración moral del aborto provocado.
Juan Pablo II, en la Evangelium vitae, también ilumina la respuesta ante la posibilidad de una “legalización democrática” que interpela la cooperación del ciudadano y mucho más la del cristiano. Tema para otro artículo.
A favor de la legalización
Varias son las opiniones de los partidarios de la legitimación jurídica del aborto y de la eutanasia. Creen “como si fuesen derechos que el Estado, al menos en ciertas condiciones, debe reconocer a los ciudadanos y, por consiguiente, la tendencia a pretender su realización con la asistencia segura y gratuita de médicos y agentes sanitarios" (EV 68).
Porque la vida es un bien relativo.
Sobre la vida de quien aún no ha nacido o está gravemente debilitado, se considera que es un bien relativo y que la persona puede juzgar la moralidad de su decisión (eutanasia) que el Estado debe respetar "llegando incluso a admitir el aborto y la eutanasia" (EV 68).
Por la voluntad popular.
La ley civil "debería siempre manifestar la opinión y la voluntad de la mayoría de los ciudadanos y reconocerles también, al menos en ciertos casos extremos, el derecho al aborto y a la eutanasia" (EV 68).
Por las ventajas de la legalización.
También se opina que con la prohibición y castigo del aborto y de la eutanasia se tendría "un aumento de prácticas ilegales", sin control social y sin la debida seguridad médica. Luego mantener una ley poco eficaz iría contra la fuerza de las otras leyes (EV 68).
Porque se reafirma la autonomía personal. Los más radicales sostienen que "en una sociedad moderna y pluralista, se debería reconocer a cada persona una plena autonomía para disponer de su propia vida y de la vida de quien aún no ha nacido". Luego que la ley no imponga un deber contrario a la libertad (EV 68).
En contra de la legalización
Por razones éticas y religiosas, muchos se oponen a la legalización del aborto y de la eutanasia.
Se opone a la razón.
Según Santo Tomás cuando "una ley humana está en contraste con la razón, se la denomina ley inicua". Si la ley civil contradice a la ley natural "entonces no será ley sino corrupción de la ley" (EV 72).
Contraría el bien común. "Las leyes que autorizan y favorecen el aborto y la eutanasia se oponen radicalmente no sólo al bien del individuo, sino también al bien común y, por consiguiente, están privadas totalmente de auténtica validez jurídica. De esto se sigue que, cuando una ley civil legitima el aborto o la eutanasia deja de ser, por ello mismo, una verdadera ley civil moralmente vinculante" (EV 72).
Se trata de crímenes que no se pueden legitimar. Desde la ética hay que oponerse porque "el aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar"(EV 73).
Lo legal no siempre es moral. Se impone la reacción ante un ambiente permisivo sobre el aborto que se siente respaldado por la mayoría de las legislaciones. El juicio ético sobre una acción depende de la conformidad o no con valores éticos, al margen de que esté permitido o prohibido por la ley; la despenalización no cambia la valoración moral del aborto provocado.
Juan Pablo II, en la Evangelium vitae, también ilumina la respuesta ante la posibilidad de una “legalización democrática” que interpela la cooperación del ciudadano y mucho más la del cristiano. Tema para otro artículo.