¿Es posible un amor conyugal sin conflictos?

Los novios profesan un amor “para siempre” y sueñan con una convivencia feliz, sin los conflictos que, quizás, han observado-padecido en su propios padres. Van al matrimonio convencidos: “a nosotros no nos sucederá lo de otras parejas. Ni machismo, ni matriarcado. Sin embargo en la mayoría de los matrimonios surgen conflictos: las esposas critican el machismo de sus cónyuges; y los esposos critican su marginación afectiva en la propia familia, causa, en alguna ocasión, de sus infidelidades extraconyugales.

Machismo-dignidad. Las críticas de las esposas
Cuando el machista esclaviza a la mujer sin escrúpulo alguno.
Sin establecer un orden de importancia, ellas, las esposas, critican a sus esposos porque: su carácter “es insoportable”, tiene los defectos del machista, pisotea la dignidad de su esposa como mujer, se considera superior en derechos, impone arbitrariamente su voluntad en la vida sexual y se permite libertades fuera del hogar lo que no consiente a su mujer.
Igualmente son fuertes otras críticas contra el esposo: por el trato despótico, la manera de mandar, los gritos de protesta y los gestos frecuentes de malhumor. Y por el miedo para la familia cuando el padre viene borracho y con ademanes agresivos.
En el plano del honor, la queja de la mujer recae en el cónyuge porque fomenta intimidades “ofensivas” con otras mujeres. La humillación es máxima cuando existen pruebas palpables de que tiene una amante aunque él lo niegue con todo cinismo.
Y otras quejas más: salen solos para divertirse y según pasa el tiempo son menos galantes; “huyen” de casa con cualquier excusa y no sólo por motivo del trabajo. Y la educación de los hijos recae sobre la madre como si no tuvieran padre; son incapaces de ayudar en las tareas domésticas ni en el caso frecuente de la esposa que tiene “además” otro trabajo fuera de casa. Ellos se consideran como “el señor” a quien todos le tienen que servir. Su egoísmo también se manifiesta en la intimidad conyugal porque buscan solamente su placer y obligan a métodos contrarios a la salud o a la conciencia de la esposa. En cuanto al dinero: el esposo oculta lo que gana y tiene gastos que no manifiesta; trata a la esposa como menor de edad a la que da el dinero con “cuentagotas” y a la que cuestiona sus gastos. Y hasta la chantajea al decirle: “no te puedes divorciar porque no tienes ingresos propios; me tienes que aguantar sin más remedio”.

Matriarcado-marginación. Las críticas de los esposos
Cuando la esposa margina al marido e indispone a los hijos contra el padre
En el matrimonio, los esposos con sus críticas a las esposas revelan la existencia de otras tensiones. Los esposos responsables critican muchos defectos de su pareja. Si las esposas protestan, también lo hacen los esposos.
Las quejas más graves son porque: abandona al esposo. Su esposa, la madre, vive solamente para los hijos a los que “superprotege” y concede lo que el padre ha negado. Y todo, para ganarse su cariño. El esposo queda afectivamente marginado ante la piña de la madre con los hijos. Otra crítica: la esposa cambió de carácter: ahora no es tan bondadosa y paciente como lo era de novia. Se manifiesta muy susceptible, áspera, dominante, rencorosa y hasta descuidada en su presencia; “se pasó” con la realización femenina. Del modelo “sumiso” del noviazgo ha llegado a posturas propias de la feminista.
Y no terminan las críticas porque la esposa exige las mismas libertades del hombre; es celosa y sin fundamento. Intenta controlar toda la conducta y todos los pasos de cónyuge; aun en los conflictos ordinarios plantea la separación o divorcio porque ella gana tanto o más que el esposo.
También manifiestan tensiones y conflictos otras quejas de los esposos: como habla “tanto y tanto”, no escucha las razones que se le dan; en las “peleas” recuerda las faltas del pasado: la infidelidad, el alcohol, el influjo de otras personas. Y que se siente “muy desgraciada” en el matrimonio, etc. Siempre con excusas a la hora de la intimidad conyugal. El esposo termina por no pedir lo que le corresponde; cuando regresa a casa le recibe con una larga lista de quejas y exigencias, precisamente cuando el esposo desea descansar. Además, miente a la hora de justificar gastos o de negar los defectos de los hijos; es una pésima administradora y gasta mucho. No se le puede dar todo el dinero ni decirle lo que se posee.
Conclusión: que los novios dialoguen y que no se confíen porque cuando….
Volver arriba