La verdad como valor prioritario

Presentamos la verdad como valor prioritario, como la primera, (reina, metafóricamente), por su excelencia. Porque es la raíz de la justicia, la que configura la libertad, el fundamento de la paz, la condición para la fraternidad y la gran exigencia de toda clase de fe. Y es que el hombre ha nacido para la verdad y se siente como peregrino insaciable en la búsqueda de lo que es verdadero y responde con energía contra la mentira. La verdad es como un puente entre la realidad y el modo de pensar. Por ello, la calidad de las relaciones entre personas y comunidades, la construcción de un mundo más humano y la realización histórica del reinado de Dios, dependen en buena parte de la visión integral que se tenga de la verdad y de su vivencia coherente. Analizamos dos niveles fundamentales para la verdad: el ético y el cristiano.

Nivel ético
La verdad aparece desde la ética como la comunicación interpersonal sincera y personalizadota, que contribuye a humanizar al mundo. Pero pide sinceridad y respeto a los derechos, a la verdad que cada persona tiene, la cultura para todos y los medios de comunicación social al servicio del bien común.
Por lo tanto, vivir según la verdad es una dimensión fundamental de la persona madura y una elemental exigencia de la vida en comunidad. .Porque el hombre ha de ser fiel al impulso que experimenta hacia lo verdadero
Por otra parte, la comunidad se construye sobre el respeto a los derechos que cada persona goza sobre la verdad y se humaniza según el respeto y diálogo de la comunicación entre sus miembros.
Nivel cristiano.
El cristiano como toda persona será fiel al compromiso ético y social que exige la verdad. Además, será fiel a las exigencias de la Palabra de Dios para que sea efectivo el reinado de Dios por la verdad.
Todo cristiano está bajo las leyes de la lógica; profesa la ética como expresión sincera de lo que siente en su interior .Y así, la verdad religiosa se conforma con el entendimiento divino Cuando el cristiano piensa y actúa como Dios quiere, está en la verdad, obra según verdad.
Para vivir la verdad teologal, es decisiva la fe en Cristo, condición para humanizar al mundo según la verdad. Los criterios de Cristo amplían los horizontes de la verdad, sus motivaciones urgen con mayor fuerza a manifestarse con sinceridad. Y su proyección en la comunidad eclesial es un medio eficaz para promover los derechos humanos y las expresiones culturales en el contexto de la evangelización.
Seleccionamos algunos textos bíblicos. El Antiguo Testamento proclama: Dios es fuente de toda verdad;. su Palabra es verdad (cf Pr 8, 7; 2 S 7, 28); su ley es verdad (cf Sal 119, 142). “Tu verdad, de edad en edad” (Sal 119, 90; Lc 1, 50). Y San Pablo subraya: puesto que Dios es el “Veraz” (Rm 3, 4), los miembros de su pueblo son llamados a vivir en la verdad (cf Sal 119, 30).
En Jesucristo. la verdad de Dios se manifestó en plenitud. Él está “lleno de gracia y de verdad” (Jn 1, 14), Él es la “luz del mundo” (Jn 8, 12), la Verdad (cf Jn 14, 6). El que cree en él, no permanece en las tinieblas (cf Jn 12, 46). El discípulo de Jesús, “permanece en su palabra” para conocer “la verdad que hace libre” (cf Jn 8, 31-32) y que santifica (cf Jn 17, 17). Seguir a Jesús es vivir del “Espíritu de verdad” (Jn 14, 17) que el Padre envía en su nombre (cf Jn 14, 26) y que conduce “a la verdad completa” (Jn 16, 13). Jesús enseña a sus discípulos el amor incondicional de la verdad: «Sea vuestro lenguaje: “sí, sí”; “no, no”» (Mt 5, 37).
La sinceridad como gran expresión ética y cristiana
Una de las virtudes humanas más apreciadas en el mundo, ayer y hoy, y que es la más necesaria para una comunidad “humana” es la sinceridad entendida como:
-apertura incondicional a la verdad. La veracidad, alma de la persona sincera que inclina a decir siempre la verdad y a manifestarse al exterior cómo somos interiormente. Es veraz quien expresa con palabras, gestos o conducta lo que siente y piensa.
-transparencia y claridad: mostrarse sin oscuridad ni ambigüedades; sin bloqueos, prejuicios, expresiones de doble sentido. Lo contrario a la simulación, hipocresía, politiqueo…
La sinceridad, ética y cristiana, es obligatoria por la finalidad de la palabra (expresión de las ideas y sentimientos); por el derecho del prójimo a mi verdad, por la vida comunitaria que se apoya en la mutua confianza. Por la fidelidad a sí mismo y por amor a la verdad
Dificultades para la sinceridad. Destacamos: la oscuridad, el orgullo, el miedo, el bloqueo, el tabú ante ciertos temas, los intereses creados, el personaje, las taras psicológicas, el ambiente de hipocresía…Y la misma práctica que exige: humildad, prudencia y fortaleza
El cristiano tiene muy presente que una gran motivación para vivir en verdad es Cristo, referente para las exigencias de la verdad. Y con su testimonio sobre la sinceridad, la comprensión, tolerancia, prudencia, la transparencia, y ¡la humildad!
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