"Contra este crimen debemos unirnos todos" Tolerancia cero al crimen de los abusos
"La intervención del Papa Francisco ha marcado un antes y un después en la Iglesia, ya que ha hecho que el tema de los abusos ocupe un lugar central en el diálogo eclesial y social"
"Ojalá la Iglesia de España esté a la altura de estas líneas de Francisco y sepa actuar en consecuencia"
El Papa Francisco ha abordado el tema de los abusos sexuales dentro de la Iglesia con gran contundencia y transparencia, instando a que no se encubran estos crímenes y subrayando que “no hay lugar para el abuso ni para su encubrimiento en la Iglesia”.
Hay un hecho fundamental en el pontificado de Francisco que marca un antes y un después en el abordaje de estos crímenes:
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Su visita a Chile 15 al 18 de enero de 2018, estuvo marcada por el escándalo de los abusos sexuales dentro de la Iglesia, en especial por el caso del sacerdote Fernando Karadima -un auténtico depredador sexual- y la protección que se le atribuyó al obispo Juan Barros.
Esa visita fue un fracaso absoluto porque el drama de los abusos era un clamor, y los obispos habían ocultado y engañado al Papa. equivocadamente el Papa defendió inicialmente a Barros, lo que generó gran controversia, dejando en entredicho a tres víctimas que con razón ponían sobre la mesa el drama de los abusos en Chile, y que eran negados, encubiertos y “mantenidos” por determinados jerarcas.
Miguel Hurtado, activista y víctima de abusos por parte de un monje de la Abadía de Montserrat: "Las palabras, aunque sea bonita poesía, no protegen a los niños. Las acciones contundentes lo hacen".#59segundos
— RTVE Noticias (@rtvenoticias) October 17, 2024
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Al regresar a Roma. Francisco, con humildad, reconoció haber cometido errores en su evaluación de los abusos en Chile, y quiso escu char a las víctimas. Y su grandeza fue, precisamente, con humildad y sin prejuicios ni corporativismos clericales ES-CU-CHAR-LAS. No sólo decir “perdón me equivoqué”, sino que actuó y se activó para que la Iglesia reconozca, repare y acompañe.
Invitó al Vaticano a tres víctimas de Karadima y de su entorno corrupto y criminal de abusadores de la parroquia de “El Bosque” Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo.
El encuentro con ellos se celebró en Santa Marta, en su casa, donde les acogió entre el 28 de abril y el 1 de mayo de 2018. En esos cuatro días se sintió profundamente herido con su dolor. Seguramente al ver las heridas abiertas y la impunidad de esos abominables actos, el Papa pidió disculpas por el sufrimiento causado, pero bien sabía que esto no era más que el primer paso.
Inmediatamente, el Papa convocó a los obispos chilenos al Vaticano, y no era precisamente para darles una palmadita ni para agradecerles su hospitalidad en su visita del mes de enero. Esta reunión el Papa, que no los alojó en Santa Marta, los mandó a reflexionar y luego les pidió la renuncia. El 18 de mayo de 2018, los 34 obispos chilenos presentaron su renuncia en bloque. El Papa aceptó gradualmente varias de estas renuncias en los meses siguientes, como parte del proceso de renovación del episcopado chileno… Y seguramente algunos obispos más tendrán idéntica respuesta.
’59 segundos’ analiza los abusos en el ámbito de la Iglesia católica https://t.co/Hs1boZ9BSV
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Desde entonces no descansó en su empeño por desterrar estos abusos; y por activa y por pasiva, a pesar de las muchas resistencias, Francisco inició una batallas a los abusos que son, en palabras suyas, una “vergüenza que debemos asumir” y ha pedido perdón en repetidas ocasiones… y ha animado a denunciar no sólo por la vía canónica, sino por la vía penal civil (policía, fiscalía, tribunales..) y a juzgar los casos de sacerdotes, obispos, laicos, etc. Como cualquier ciudadano.
Siempre ha insistido en la necesidad de denunciar los abusos y de juzgar a los culpables.
Francisco , ha puesto especial énfasis en acompañar a las víctimas, hacerles justicia y erradicar esta lacra, declarando que “el mal no se puede ocultar” y debe salir a la luz para ser juzgado adecuadamente.
En el 2018 dijo que la Iglesia no supo actuar a tiempo ni entender la magnitud del daño causado, y nadie puede negar que desde entonces, no sólo en la Iglesia, sino en la sociedad, y en el mundo, son muchos los que han denunciado los abusos, dentro y fuera de la Iglesia. Es como si de repente se creó la conciencia que los menores no mienten y que a las víctimas hay que escucharlas y no criminalizarlas por sistema. Hay que darles voz, escucharlas y hacerles justicia-.
Francisco dice que es indispensable una conversión personal y comunitaria para evitar que estos crímenes vuelvan a ocurrir.
El es el gran promotor de una política de “tolerancia cero” y de la necesidad de que todos los participemos en la transformación de la Iglesia para que en ella se garantice cuidar mejor a las personas vulnerables .
La intervención del Papa Francisco ha marcado un antes y un después en la Iglesia, ya que ha hecho que el tema de los abusos ocupe un lugar central en el diálogo eclesial y social.
Francisco ha promovido reformas estructurales, como la creación de comisiones especializadas en la protección de menores y la implementación de políticas globales de prevención.
No hay dudas que él es firme en la denuncia y que está tomando medidas claras para enfrentarlos, lo que no quiere decir que encuentre eco a su mandato en todas las iglesias locales
No hay dudas que él es firme en la denuncia y que está tomando medidas claras para enfrentarlos, lo que no quiere decir que encuentre eco a su mandato en todas las iglesias locales.
Quiero acabar citando algunas de sus palabras, como cuando afirmó que “el dolor de las víctimas es también nuestro dolor” y que no hay lugar en la Iglesia para los abusadores.
“Debemos escuchar el grito de los niños y jóvenes que piden justicia. La Iglesia no puede encubrir ni subestimar estos casos. Es fundamental una respuesta transparente y severa ante estos crímenes”.
Me consta el compromiso del cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, que tampoco -como Francisco- tuvo todos los apoyos que eran necesarios- también ha expresado su profunda preocupación por los abusos en la Iglesia y ha actuado sin que le temblara el pulso en varios casos., instando a los obispos a acompañar a las víctimas y poner fin a esta lacra.
El cardenal Cobo, convocó para esta semana en la Almudena una celebración dando la voz a las víctimas y dando un paso como Iglesia para acompañarlas, escucharlas y hacerles justicia.
Ojalá la Iglesia de España esté a la altura de estas líneas de Francisco y sepa actuar en consecuencia.
El informe del Defensor del Pueblo puede ser, sin duda, un paso en la prevención, acompañamiento y reparación, como Iglesia y como sociedad. Contra este crimen debemos unirnos todos.