Cerca de 733 millones de personas pasaron hambre en 2023, 298 millones en África Manos Unidas alerta: ¿Qué está pasando en África, que el hambre se ha disparado?
En los últimos años, las cifras del hambre en el mundo han seguido una trayectoria alarmante, especialmente en África, donde la inseguridad alimentaria afecta a millones de personas
Resulta difícil entender que en un mundo donde la tecnología y la ciencia han alcanzado logros inimaginables, todavía haya lugares donde el derecho a la alimentación siga siendo un lujo
En un planeta que produce alimentos suficientes para todos, en un continente eminentemente agrícola, es desolador que una de cada cinco personas en África vive sin tener la certeza de cuándo comerá la próxima vez
Desde Manos Unidas, además de apoyar iniciativas que fortalecen la seguridad y la soberanía alimentaria de las comunidades del sur, queremos concienciar sobre estilos de vida y consumo más sostenibles y justos
En un planeta que produce alimentos suficientes para todos, en un continente eminentemente agrícola, es desolador que una de cada cinco personas en África vive sin tener la certeza de cuándo comerá la próxima vez
Desde Manos Unidas, además de apoyar iniciativas que fortalecen la seguridad y la soberanía alimentaria de las comunidades del sur, queremos concienciar sobre estilos de vida y consumo más sostenibles y justos
(Manos Unidas).- En los últimos años, las cifras del hambre en el mundo han seguido una trayectoria alarmante, especialmente en África, donde la inseguridad alimentaria afecta a millones de personas.
Según el último informe sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, publicado por cinco agencias de Naciones Unidas (FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS), el hambre sigue aumentando en África, donde lo sufre un 20,4 % de su población, se estabiliza en Asia (8,1 %) y experimenta progresos en Latinoamérica (6,2 %), salvo en la región del Caribe.
Resulta difícil entender que en un mundo donde la tecnología conecta continentes al instante, donde la ciencia ha alcanzado logros antes inimaginables, todavía haya lugares donde el derecho a la alimentación siga siendo un lujo. Pero el hambre no es solo una cuestión de falta de alimentos, es el resultado de un complejo entramado de causas: conflictos que obligan a abandonar cultivos, fenómenos climáticos que arrasan tierras fértiles, economías frágiles que se colapsan ante la más mínima sacudida y, sobre todo, la estructura de los sistemas agroalimentarios mundiales.
Sin embargo, mientras África se hunde cada vez más en esta espiral, otras regiones como Asia, a pesar de concentrar a la mayor parte de la población mundial que padece hambre, ha logrado estabilizar sus cifras. Por su parte, América Latina está logrando pequeños milagros en esa reducción del hambre. Es probablemente el resultado de una toma de conciencia colectiva por la que el continente latinoamericano está consiguiendo orientar sus sistemas agroalimentarios hacia una agricultura familiar dirigida especialmente al consumo local, y prácticas agroecológicas más resistentes a la crisis climática.
Volviendo al continente africano, el informe antes citado considera que la inseguridad alimentaria moderada o grave afecta a casi el 29 % de la población mundial, y en África esta cifra casi duplica el promedio global, alcanzando el 58 %. En un planeta que produce alimentos suficientes para todos, pero sobre todo en un continente eminentemente agrícola, resulta desolador saber que una de cada cinco personas en África vive sin tener la certeza de cuándo comerá la próxima vez. En cifras, son 298 millones de historias de vidas marcadas por la privación, la incertidumbre y la lucha diaria por sobrevivir. Y para 2030, se calcula que la población mundial que padecerá hambre se concentrará en África, tanto en cifras relativas como absolutas.
Cabe sin duda preguntarnos de verdad: ¿qué está pasando en África?
Desde Manos Unidas, somos testigos de cómo el hambre se convierte en un obstáculo para el desarrollo de comunidades enteras. Nuestra misión, la de luchar contra el hambre, la pobreza y las desigualdades en el mundo, nos ha llevado a actuar en más de 50 países, trabajando con las personas que se enfrentan a esta realidad día tras día. Porque, cada número y cifra de estos informes tiene un rostro, un nombre y una historia que merece ser escuchada.
Nuestro compromiso se centra en apoyar iniciativas que fortalecen la seguridad y la soberanía alimentaria de las comunidades del sur. Por ejemplo, desde la construcción de sistemas de riego en zonas áridas hasta la capacitación de agricultores en prácticas sostenibles buscamos que cada persona pueda tener la posibilidad de cultivar su futuro.
Pero no solo se necesita inversión. Desde Educación para el Desarrollo, intentamos trasladar a la ciudadanía española la difícil realidad de otros pueblos. Sin duda, queremos concienciar sobre estilos de vida y consumo más sostenibles y justos para los más desfavorecidos; y nos implicamos en la defensa de los derechos de las personas más vulnerables, sobre todo en el derecho a la alimentación.
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