San Antón acoge una Eucaristía de Acción de Gracias por el cumpleaños del fundador de Mensajero de la Paz 86 años del padre Ángel: "Que no nos cansemos de luchar por hacer realidad los sueños de Jesús"
Nada mejor (porque, aunque muchos quieran olvidarlo, el pater es sobre todo cura) que hacerlo que en una misa de acción de Gracias en el templo de la calle Hortaleza. Junto a la efigie del Papa Francisco, junto a la estatua de Madre Teresa. Desde el altar, y observando los rostros de los 'otros santos' (Pablo VI, don Gabino, Vicente Ferrer, Casaldáliga...) el padre Ángel agradeció, visiblemente emocionado, la presencia de todos
"La mejor homilía es leer el Evangelio precioso en que Jesús pregunta quiénes son sus hermanos y su madre. Sois vosotros los que estáis aquí"
86 años no son nada, que diría una versión del tango. Como el Papa Bergoglio (y como mi madre, cosecha del 37), el padre Ángel García cumple mañana, 11 de marzo (una fecha que desde hace 19 no celebra por respeto a las víctimas del atentado de Atocha), 86 primaveras. Y sus amigos quisieron celebrarlo junto a él en San Antón. El templo abierto las 24 horas, que esta semana está acogiendo los actos de la #SemanaFranciscoRD, albergó un más que merecido homenaje para el padre de Mensajeros de la Paz. De sus hijos, sus amigos, sus benefactores.
Y nada mejor (porque, aunque muchos quieran olvidarlo, el pater es sobre todo cura) que hacerlo que en una misa de acción de Gracias en el templo de la calle Hortaleza. Junto a la efigie del Papa Francisco, junto a la estatua de Madre Teresa. Desde el altar, y observando los rostros de los 'otros santos' (Pablo VI, don Gabino, Vicente Ferrer, Casaldáliga...) el padre Ángel agradeció, visiblemente emocionado, la presencia de todos.
"Pocas palabras más se me pueden ocurrir hoy", arrancó. "La mejor homilía es leer el Evangelio precioso en que Jesús pregunta quiénes son sus hermanos y su madre. Sois vosotros los que estáis aquí", apuntó el padre, quien quiso dar gracias a tantos: "A mis padres, familiares, amigos, y a tantos abuelos y abuelas que se nos fueron en estos años".
"A vosotros, solo deciros gracias, porque merce la pena dedicarse a los demás. El mejor regalo que puedes tener sois vosotros y vuestro abrazo", concluyó el pater. "Hemos recibido tantas caricias, y hemos tenido la oportunidad de ser privilegiados de poder dar besos y caricias, de haber visto a hombres, niños y mujeres, que agradecen que les queramos".
Hemos recibido tantas caricias, y hemos tenido la oportunidad de ser privilegiados de poder dar besos y caricias, de haber visto a hombres, niños y mujeres, que agradecen que les queramos"
Lágrimas y esperanzas por Ucrania
Como el Papa Francisco, que lloró por no haber podido parar, de momento, la guerra de Ucrania, "decimos que tenemos esperanza y vamos a seguir trabajando".
En las peticiones, sus amigos y colaboradores hicieron presente los ruegos por la Iglesia, por el padre Ángel, por Mensajeros, por un mundo más justo y sensible a los pobres. Y por "esta isla de misericordia" que es San Antón, "en el centro de Madrid. Que no nos cansemos de luchar por hacer realidad los sueños de Jesús".
"Sólo ante Dios, un niño y un anciano debemos ponernos de rodillas", recordó el padre Ángel. Hoy, muchos, quisimos ponernos 'a los pies' de este gigante de la solidaridad, que quiso celebrar con el cáliz que el Papa Francisco le regaló para que compartiera la Eucaristía con los descartados.
Y lo hizo, leyendo antes del Padre Nuestro el 'basta ya' de Tarancón, el socio número 1 de Mensajeros de la Paz, su 'pan nuestro de cada día". Hoy, tan necesario como entonces. Y después, recorriendo toda el templo para saludar, abrazar, besar y dejarse besar en la ceremonia de la paz.
Tras la misa, cuidando la Cuaresma, celebraron la vida en torno a la mesa en el Robin Hood de plaza Mayor, uno de los muchos restaurantes que, con lo que cobran a los 'ricos', pueden seguir alimentando a los pobres. Un año más, y ya van 86. Por muchos años, padre Ángel. Y a seguir llenando esa mochila -llena de chocolate, avellanas, coca cola y red bull 'que no sabemos si es lo que te da alas', dijo el padre Valentín) que, medio en broma, medio en serio, le regalaron al término de la ceremonia.