Sor Consuelo acompañó a Emilia cuando salió del hospital, que había sobrevivido a la Covid y tenía 87 años. La acompañó también a casa, donde vivía sola.
Era Nochebuena y la pasaron juntas. Sor Consuelo encendió la vieja chimenea. Cantó villancicos tocando una pandereta. Emilia se animó a secundarla.
Luego la monjita hizo una rica sopa para cenar. También había traído del supermercado un poco de turrón y unas copas de champán... para brindar por la vida.
Tras el brindis, Emilia le preguntó:
-¿Por qué pasas la Nochebuena conmigo y no en el convento?
-Para mí -dijo sor Consuelo-, estar aquí es como pasar la Nochebuena con Jesús.