Secretaría de Gobernación alerta sobre la actividad de estafadores Pandemia incrementó fraudes en nombre de pastores
Desde finales de marzo, centenares de miles de centros de oración y templos debieron cerrar sus puertas al culto público; y que, a lo largo de julio, dependiendo de las condiciones de contagio en cada estado, los templos podrán reabrir bajo condiciones muy estrictas de higiene, aforo y desinfección.
| Felipe Monroy - VCNoticias
Ciudad de México.- Luego de que la Secretaría de Gobernación alertara sobre la actividad de estafadores que cobran supuestas cuotas para liberar ‘permisos’ en templos y parroquias para abrir sus centros al culto público, el obispo secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Alfonso Miranda Guardiola, explicó que esta alerta responde apenas a una pequeña fracción de riesgos de fraude cometidos contra miembros de la Iglesia católica, los cuales en ocasiones se hacen en nombre de obispos y pastores.
Según la dependencia federal, en los últimos días, se han recibido notificaciones de presuntos estafadores que buscan engañar a ministros de culto o fieles para que se expidan ‘permisos oficiales’ para la reapertura de los templos tras la cuarentena.
Hay que mencionar que, desde finales de marzo, centenares de miles de centros de oración y templos debieron cerrar sus puertas al culto público; y que, a lo largo de julio, dependiendo de las condiciones de contagio en cada estado, los templos podrán reabrir bajo condiciones muy estrictas de higiene, aforo y desinfección.
Con todo, para Miranda Guardiola, el verdadero problema se encuentra en otros tipos de fraude que sufren tanto laicos, como religiosas y sacerdotes: “A través de llamadas, mensajes o peticiones que se hacen en nombre de los obispos para pedir apoyos económicos”.
El obispo especifica que los estafadores se aprovechan de la buena voluntad de laicos y religiosas principalmente pues, se les engaña para que cooperen en falsas campañas de donaciones, solicitudes de ayuda económica por supuestos accidentes o enfermedades, para la organización de visitas de los pastores a las comunidades o, recientemente, para fondear insumos para la sanitización de templos, catedrales o seminarios.
Estos fraudes son variantes de estafas conocidas. El timo suele comenzar con una llamada a fieles o religiosas para pedir ayuda en nombre de un obispo que se encuentra necesitado, y posteriormente los delincuentes dan indicaciones a las víctimas sobre cómo enviarle dinero; también hay fraudes más sofisticados con papelería hechiza, tarjetas de presentación falsas o cartas firmadas por los pastores para pedir cooperaciones.
En 2018, la arquidiócesis de Hermosillo detectó intentos de fraude telefónico contra fieles; los estafadores pedían a nombre de la diócesis dinero para supuestamente ayudar a un sacerdote enfermo; ese mismo año, la arquidiócesis de México confirmó intentos de extorsión contra párrocos de parte de un supuesto colaborador financiero del recién llegado cardenal Carlos Aguiar Retes.
En este 2020, la arquidiócesis de Guadalajara ha alertado también a sus fieles y comunidades de una estafa vía redes sociales en las que, pretendidos miembros de la iglesia tapatía piden contribuciones económicas a una cuenta bancaria y, a cambio, se les ‘obsequia’ un rosario bendecido por el Papa, una astilla de la Santa Cruz o incluso una pluma con el Espíritu Santo.
El problema no es nuevo, de hecho, en diferentes ocasiones, las autoridades eclesiásticas han alertado a sus fieles de estos fraudes; sin embargo, desde el inicio de la pandemia, Guardiola considera que estos hechos se han multiplicado.
El tipo de fraude referido recientemente por la Secretaría de Gobernación se suma, por tanto, a una extensa lista de riesgos con los que lidian las instituciones religiosas en México.
Estafadores aprovechan una necesidad
Para los fieles y ministros de culto, existe una necesidad de volver a las celebraciones y actividades religiosas suspendidas por tres meses debido a la pandemia; por ello, en su deseo, pueden ser engañados por estafadores. Además, también se han notificado casos de templos y oratorios que no asumieron las disposiciones sanitarias comandadas por las autoridades civiles o sus propios superiores; en estos casos, se han reportado intentos de chantaje o extorsión contra los ministros.
Las autoridades civiles y sanitarias en México han dispuesto un semáforo epidemiológico según el cual los templos podrán reanudar actividades de manera paulatina, escalonada y según la entidad federativa en que se encuentren. No se requerirán licencias ni permisos de la dependencia para que los templos reanudan el culto: A partir del semáforo naranja, las iglesias podrán reactivarse sólo al 25% y pidiendo a fieles vulnerables o ancianos no asistir; en semáforo amarillo, el aforo permitido incrementa al 50% y la población vulnerable podrá comenzar a acudir. Finalmente, el semáforo verde dispondrá la reanudación normal de actividades.
Por parte de la Iglesia católica, los pastores de las diócesis han pedido paciencia y prudencia a sus fieles, han dispensado el precepto dominical, han concedido gracias extraordinarias por la pandemia y han animado a párrocos y sacerdotes a acompañar a sus comunidades a través de las redes sociales y los medios de comunicación. Los obispos recuerdan que, como autoridades del gobierno eclesiástico, ellos serán el vehículo para comunicar a ministros, religiosas y fieles la reanudación de actividades y las medidas de prevención.
La Dirección de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación finalmente ha aclarado que todos los trámites de la dependencia son gratuitos y que, de hecho, la oficina federal carece de toda facultad para dictaminar la apertura de un templo en la pandemia a través de oficios o permisos.