Un año después de la desaparición física -porque la huella y el recuerdo es imborrable- de dos pilares de Religión Digital, José María Castillo y Antonio Aradillas, este portal ha celebrado, dentro los ‘Jueves de RD’, un sentido homenaje a ambas figuras en la emblemática iglesia de san Antón, hospital de campaña de otro pilar como es el Padre Ángel, quien, junto con el director José Manuel Vidal, compartieron sentimientos, semblanzas y análisis sobre ambos cristianos que no quisieron hacer de la fe un simple acomodo.

El homenaje, que contó con el patrocinio de Instituciones Religiosas del Banco Sabadell, la Agencia Flama y Católicos en Red, y la la colaboración de Desclée, sirvió también para la presentación del último libro de Castillo, La religión de Jesús 2025, publicado en esa editorial, y que reúne algunos de los textos del teólogo seleccionados por el padre Manuel Corral, quien intervino en el acto a través de un mensaje enviado por vídeo.

"Cuando se ha cumplido un año de la marcha de dos buenos amigos de RD, José María Castillo, el padre de la Teología Popular, y el cura periodista Antonio Aradillas, que con su muerte nos dejaron también huérfanos a quienes hacemos este portal de informativo, pero también una huella y el testimonio para seguir contando lo que sucede en la Iglesia sin perder su espíritu", inauguró Jesús Bastante, redactor jefe de Religión Digital el acto.

"Mantener viva la obra de Castillo, que siempre tuvo en su mirada el punto fijo de mostrar la humanidad de Dios, hacer del Evangelio el centro de la vida cristiana, más que la religión o sus dogmas", fue el objetivo de esta recopilación de textos, señaló en su mensaje el padre Corral, afirmando que, con  esta edición, muy cuidada, pretende que "la obra de este teólogo del pueblo siga viviendo en medio de todos nosotros".

"Estamos aquí para rendir un homenaje, que quiere ser memoria agradecida de José María Castillo y Antonio Aradillas" -comenzó su intervención VidaL, " dos almas gemelas (en muchas cosas) y dos buenas y nobles personas, que rezumaban su bondad con su mera presencia, siempre humilde, cercana y sencilla. Y eso que tenían muchas cosas de las que presumir, pero nunca lo hacían. Más bien se ruborizaban, cuando alguien les alababa tanto en público como en privado".

"Fueron dos clérigos desclericalizados, que conocían perfectamente el sistema clerical por dentro y sabían (a veces, por propia experiencia) que el clericalismo secuestró el cristianismo y convirtió a los clérigos en funcionarios de lo sagrado", prosiguió el director de RD, recalcando que "a esa casta ellos siempre se negaron a pertenecer".

Ninguneados y perseguidos

"Y, por eso -prosiguió Vidal-, el sistema clerical, que en el postconcilio contó con ellos, en la época de la involución no sólo los marginó, sino que los ninguneó y los persiguió", aunque "resistieron" y "Castillo siguió publicando sus libros como un jesuita sin papeles hasta que fue rehabilitado por el propio papa Francisco, que le reconoció públicamente su valía personal y teológica".

"Castillo llenó una época. Con una teología de altura que, además, supo poner al alcance de la gente sencilla con su famosa ‘Teología popular’. Una teología desde la que predicó fundamentalmente dos cosas: la humanidad de Dios y que el centro de la vida cristiana tiene que ser el Evangelio, no la religión con sus ritos, normas y dogmas", destacó Vidal, quienmantuvi una estrecha relación con el teólogo.

Aradillas hizo lo propio y, después de ser el periodista referente de la información religiosa en España, pasó por su particular travesía del desierto, para volver a resurgir con sus libros y sus artículos diarios desde RD. “Me habéis dado la vida”, solía decirnos agradecido por haberlo repescado para la causa. Y desde RD volvió a insistir en sus grandes y benditas obsesiones: La dignidad de la mujer no reconocida en la Iglesia; la inevitable desclericalización de la Iglesia; la lucha contra los ‘arreos episcopales’ (mitras y báculos) de otra época, o su eterna reclamación de Guadalupex", recordó Vidal, quien mantuvo una contacto permanente y muy cercano con el cura extremeño.

"Las parteras del papa Francisco"

"Los dos fueron parteras de la primavera de Francisco y los dos la pudieron disfrutar, desde su amor al Papa, que no les impedía pedirle mayor rapidez en el proceso de reformas", apostilló Vidal, quien mostró su alegría porque "en RD hemos podido disfrutar de las aportaciones, pero sobre todo del cariño y la amistad profunda y sincera de estos dos grandes hombres", y "ahora disfrutamos de la memoria agradecida de estos dos santos de RD".

"Porque -incidió el director del portal-, como el padre Ángel, también nosotros vamos teniendo nuestro propio santoral. Y Castillo y Aradillas, desde el cielo nos siguen bendiciendo y nos siguen diciendo, como nos decían en vida: 'Sois aire fresco en la Iglesia. El Papa de la primavera os necesita. Seguid alimentando a los que quieren una Iglesia samaritana, misericordiosa y en salida. Por favor, no os canséis'”.

"Seguimos remando. San José María Castillo y san Antonio Aradillas, rogad por nosotros", concluyó su aportación al recuerdo y al agradecimiento José Manuel Vidal.

Dos santos de al lado en san Antón

El Padre Ángel, por su parte, recordó que "en esta misma mesa estuvieron ellos sentados", destacando que "el padre Aradillas fue uno de los primeros curas de san Antón, por lo que hacer este homenaje, aquí, me emociona, porque por esta iglesia de san Anton han pasado muchas personas vulnerables, a veces sin nombre ni apellidos, o que para nosotros no los tenían, y pero que eran santos de verdad, y entre ellos, estaban Aradillas y Castillo, por eso recordarles aquí me me emociona de una manera especial".

"Ambos formaban parte de ese escaparate de los santos de la puerta de al lado, esos que propone e invoca el papa Francisco, por eso nuestras galerías, las de esta iglesia, están llenas de las imágenes de estos santos", destacó el fundador de Mensajeros de La Paz.

En este punto, con emoción en la voz, el padre Ángel quiso recordar a "otro santo de la puerta de al lado" del que le acababan de dar una triste noticia, el fallecimiento de su amigo Federico Mayor Zaragoza, exministro de Educación y director general de la Unesco

"Otro santo de la puerta de al lado, otro amigo de los que se van, pero que, cuando se marchan, en vez de entristecerse hay que dar gracias a Dios por ellos, por haberlos conocido. Si es necesario, llorar por dentro por su pérdida, pero agradecer al Señor haber conocido a tanta gente así, entre ellas a estas dos figuras, San Aradillas y san Castillo, que ya están incorporados entre los santos que tenemos aquí entre nosotros".

El acto concluyó con la intervención de algunos de los asistentes al homenaje, personas que conocieron a "estos gigantes" y que glosaron, desde la emoción y el agradecimiento, lo que Castillo y Aradillas, cada uno desde su ámbito de influencia, les habían reportado y, agradecidos, mantenían atesorado en su corazón.