La expresidenta de la Asociación Europea de Teología Católica, en entrevista con RD Margit Eckholt: "Francisco ve la necesidad de no cerrarse a la discusión acerca de la ordenación sacramental de mujeres"
"Si el Papa habla de 'desmasculinizar' la Iglesia, no es solamente un asunto de una presencia mayor de mujeres dentro de puestos de liderazgo, o una presencia mayor en la Asamblea Sinodal. Se trata más de una cuestión de la 'cultura' eclesial, de trabajar juntos, mujeres y varones, clero y laicos y laicas, de superar una 'misoginia escondida' o un cierto machismo"
"Necesitamos espacios para discusiones abiertas, para el intercambio sinodal de posturas teológicas diferentes y para poder debatir un documento importante del Magisterio como la Ordinatio sacerdotalis”
La teóloga alemana Margit Eckholt ha sido la protagonista de la séptima edición de la Tribuna Joan Carrera, celebrada en Barcelona el pasado 5 de marzo, y en donde ha reivindicado que "un diaconado femenino que no sea sacramental será una ofensa a todas aquellas mujeres que trabajan en la Iglesia, y un ministerio no sacramental supondrá un diaconado de segundo orden.
Hasta hace pocos meses presidenta de la Asociación Europea de Teología Católica y miembro del Comité Sinodal de Alemania, esta profesora de dogmática y teología fundamental en la Universidad de Osnabrück, destaca, en entrevista con Religión Digital, la importancia de que el Papa y su Consejo de Cardenales hayan invitado recientemente a una de sus reuniones a una obispa anglicana. "Significa que ven la necesidad de no cerrarse a la discusión acerca de la ordenación sacramental de mujeres".
El papa Francisco ha dicho que es necesario “desmasculinizar” la Iglesia. ¿Le daría algún consejo para iniciar la tarea?
El papa Francisco ha nombrado en los últimos años a varias mujeres para funciones directrices en Consejos o Comisiones de la Curia. Ya empezó a integrar a mujeres en funciones de liderazgo según sus competencias en esas específicas instituciones. Eso se nota también en el Informe de síntesis “Una Iglesia sinodal en misión”, que fue publicado después del Sínodo de Roma en octubre 2023, y en el Informe se habla de la necesidad de cambios en el nivel del derecho canónico referente a una participación mayor de mujeres en la Iglesia: “Es urgente garantizar que las mujeres puedan participar en los procesos de decisión y asumir roles de responsabilidad en la pastoral y en el ministerio. El Santo Padre ha aumentado considerablemente el número de mujeres en posiciones de responsabilidad en la Curia Romana. Lo mismo debería ocurrir en otros niveles de la vida de la Iglesia. Habría que adaptar, en consecuencia, el derecho canónico.”
Pero, cierto, si el Papa habla de “desmasculinizar” la Iglesia, no es solamente un asunto de una presencia mayor de mujeres dentro de puestos de liderazgo, o una presencia mayor en la Asamblea Sinodal. Se trata más de una cuestión de la “cultura” eclesial, de trabajar juntos, mujeres y varones, clero y laicos y laicas, de superar una “misoginia escondida” o un cierto machismo, de ser de verdad Iglesia como Pueblo de Dios, caminando juntos y juntas, ser Iglesia fraternal y sororal (en alemán tenemos la palabra linda de “geschwisterlich”, difícil a traducir al castellano).
La última reunión del Consejo de Cardenales incluyó la visita de varias mujeres para hablar con el Consejo de Cardenales que asesora al Papa en el gobierno de la Iglesia, incluida una obispa anglicana. ¿Qué opina de ese gesto?
Para mí es más que un gesto, es un signo importante de que el papa Francisco toma en serio las múltiples voces de mujeres dentro la Asamblea sinodal y en la fase preparatoria en los diferentes procesos sinodales continentales que enfocan la importancia de trabajar con seriedad el tema del papel de mujeres en la Iglesia.
Ese tema es uno de los signos de los tiempos de la actualidad de los cuales depende el futuro y la credibilidad de la Iglesia. Y Francisco quiere informarse, junto con el Consejo de Cardenales, escuchando a mujeres –teólogas, laicas, religiosas etc.- sobre el “estado de la cuestión”: sobre temas importantes de la antropología teológica, sobre la formación de los sacerdotes y la presencia de mujeres, sobre el diaconado femenino etc.
Fue muy importante la invitación de la obispa anglicana Joe Wells, una de las primeras mujeres de la Iglesia anglicana que recibió la ordenación. Escucharla a ella como obispa, con ordenación sacramental, es un signo muy importante de que el papa Francisco y el Consejo de Cardenales quieren escuchar a mujeres que han recibido una ordenación sacramental. Para mí es una actitud sinodal muy importante, significa que ven la necesidad de no cerrarse a la discusión acerca de la ordenación sacramental de mujeres. Es un tema que salió en el Sinodo y en diferentes sinodos continentales y locales en la fase preparatoria.
¿Cree que este es un paso previo al reconocimiento del diaconado femenino?
Cierto, es uno de los muchos pasos necesarios para poder reconocer el diaconado femenino dentro de los ministerios eclesiales. Pero referente a ese tema, había diferentes posturas en el Sínodo: posturas en favor que quieren reanudar una tradición de la Iglesia antigua; otras en contra, porque no ven ese nexo con la tradición; y otras que, así lo dice el Informe de síntesis del Sínodo, “que ven en ese paso una respuesta adecuada y necesaria referente a los signos del tiempo, fiel a la tradición y con un eco en los corazones de muchos/as que buscan nueva vitalidad y energía en la Iglesia”.
En el Sínodo se ha discutido también el diaconado permanente (de los varones); pienso que el tema del diaconado femenino es vinculado con toda la renovación de la Iglesia en perspectiva “diaconal”: para poder ser Iglesia en las huellas del Jesús pobre, al lado sobre todo de todos y todas que son “pobres” –en el sentido de ser excluidos/as de diferentes maneras, a causa de su situación económica, su pertenencia étnica, su sexo etc-. Abrir los ministerios y encontrar nuevas formas ministeriales, sea de ministerios laicales o sacramentales, tiene que ver con la renovación de la Iglesia como tal, en esa perspectiva “diaconal” y “fraternal” y “sororal”.
De aprobarse el diaconado femenino, ¿deberíamos olvidarnos por un tiempo del sacerdocio femenino, o es un primer paso?
No sabemos el momento ni forma que el papa Francisco y la Curia van a dar al diaconado femenino, si van a abrir ese ministerio para mujeres. No conocemos los resultados de la segunda comisión establecida por parte del Papa y que ha concluido sus trabajos el año pasado: puede ser la forma de un diaconado femenino con forma sacramental, como lo conocemos de la Iglesia de los primeros siglos, o puede ser la forma de un diaconado femenino no-sacramental, con una ordenación para un ministerio laical.
La figura del diaconado sacramental, cierto, va a abrir las discusiones acerca de la ordenación sacramental de mujeres en general. Cada ministerio se refiere a la “representación de Cristo”, eso, en este momento, se disputa y critica mucho en los textos del Magisterio. Por eso necesitamos espacios para discusiones abiertas, para el intercambio sinodal de posturas teológicas diferentes y para poder debatir un documento importante del Magisterio como la “Ordinatio sacerdotalis”.
¿Qué puntuación le daría al pontificado del papa Francisco sobre la cuestión de la actualización del papel de la mujer en la Iglesia?
El tema del papel de la mujer en la Iglesia cada vez está más presente en la Iglesia. Todos y todas, incluso la Curia, saben que no es posible no tomar posición referente a ese tema, y que es de una transcendencia fundamental para la Iglesia en la actualidad y en el futuro. El tema está en la agenda del Sínodo de Roma y en los procesos sinodales en las Iglesias locales en todos los continentes.
El Vaticano ha criticado reiteradamente las reformas del Camino Sinodal alemán, la última de ellas hace unos días, al pedirle a la Conferencia Episcopal Alemana que no votase la aprobación de los estatutos del Comité Sinodal. ¿Ve todavía un futuro para el Camino Sinodal dentro de la Iglesia católica o acabará fuera de la órbita de Roma?
Estamos en la Iglesia católica en tiempos de sinodalidad, y un tema muy importante del Sínodo de Roma fue y va a ser reflexionar más sobre la autoridad del ministerio de los obispos dentro de nuevas estructuras sinodales de la Iglesia. En ese sentido, el Camino Sinodal alemán no se encuentra “fuera de la órbita de Roma”, pero es una concreta forma de búsqueda de estructuras sinodales inculturadas en el contexto específico de la Iglesia en Alemania.
Ya desde el siglo XIX se ha desarrollado en Alemania una forma del catolicismo laical – y esa forma se ha fortalecido después de la Segunda Guerra Mundial, después del régimen nazi con todas sus crueldades– que se orienta a una cultura democrática, con formas de participación de laicos y laicas y de cooperación con los obispos, que es diferente de la Acción Católica vigente en ese tiempo por ejemplo en Italia o España.
Sinodalidad significa tomar en serio los aspectos concretos de ser Iglesia en los diferentes contextos locales y culturales. Sinodalidad es un proceso de aprendizaje. En ese sentido, veo el futuro del Camino Sinodal dentro del proyecto sinodal de la Iglesia universal.