| Luz Mery Bermeo de los Ríos
El Adviento y su espera gozosa, no podrían ser solo durante los cuatro domingos establecidos, creo que es muy poco tiempo para todo lo que esperamos y también, creo firmemente que cada día es una espera, un deseo, un gozo a su manera. A lo largo de la liturgia de la palabra del mes de noviembre del ciclo B, descubrí dos actitudes valiosas para vivir el Adviento. Para ello, he dividido los domingos por actitudes: el primer y el cuarto domingo, nos hablan de la escucha, así que, abrimos y cerramos con ella el mes.
v Escucha, Israel, el señor nuestro Dios es uno solo… (Mc 12, 28-34) y continúa con el mandamiento más importante.
v Quien está de parte de la verdad, escucha mi voz. (Jn 18,33-37)
Luego, tenemos la sencillez, representada por la viuda pobre (Mc 12, 38-44) con sus dos moneditas, que entregó todo lo que tenía para vivir, y luego viene el ejemplo de la higuera: Cuando las ramas se ablandan y brotan las hojas, saben que está ceca la primavera. (Mc 13, 24-32) Dos figuras femeninas, la mujer y la naturaleza, que pasaban desapercibidas ante la sociedad de la época, pero no a los ojos de Jesús, él las ve y las trae al centro como modelos a seguir.
Y justo, esa es la invitación para nosotros hoy, pues se acerca la primavera, el gozo y la dicha de conmemorar, una vez más, la presencia de Jesús niño entre nosotros.
Ahora cuéntame, ¿Cómo crees que podremos vivir este tiempo de espera en clave de mujer?