#sentipensares ¿Qué es un Lugar Seguro?

| Margarita Revesz Flores
En muchos lugares de la web, me he encontrado definiciones muy diversas sobre lo que es un Lugar Seguro. Algunas de ellas mencionan que en un Lugar Seguro encontramos: espacios donde te sientes a salvo, cómodo; que son sitios donde descubrimos un remanso de paz y tranquilidad; que es un lugar donde nos sentimos libres de expresarnos, sin miedo a ser juzgadas o maltratadas, es decir, lugares libres de violencia.
Además, nos proporcionan muchos ejemplos de dónde podemos encontrarlos: en la casa, el trabajo, la escuela, la calle, en algunos clubes, espacios donde la persona pueden sentirse protegidas, cuidadas y ‘amadas’.
Después de leer todo eso, me volví a preguntar: ¿El Lugar Seguro está dentro o fuera de nosotr@s? ¿Necesitamos de los y las demás, o podemos encontrar ese Lugar Seguro sol@s? ¿Existe? ¿Somos capaces de encontrarlo?
Si el ser humano, lejos de ser un ser impulsado, es decir, un ser que solamente se rige por elementos impulsivos, es un ser espiritual, es un ser existencial, que decide y es responsable. (Frankl, 1999, pág. 24). Podemos entonces deducir, que hay algo dentro la persona, inconsciente (que puede ser Dios o una religiosidad inconsciente), y a la vez trascendente, en donde podemos encontrar ese Lugar Seguro.
Frankl afirma que no se puede concebir al ser humano y en especial a su conciencia, si no se considera su origen trascendente, es decir, sino se considera al ser humano como criatura. Y, esto nos remite automáticamente a decir, que, si soy trascendente, necesariamente soy responsable ante -finalmente Frankl dirá-, “ante Dios”. Ese Dios que no es la imagen del padre, sino que Dios es el prototipo de toda paternidad (yo agregaría maternidad o, de ‘un amor inigualable’), de un inconsciente espiritual.
Avanzando todavía más, Frank dice que estamos dirigidos hacia una “religiosidad inconsciente en el sentido de un estado inconsciente de relación a Dios” (Frankl, 1999, pág. 66). Una relación inconsciente pero intencional a Dios, y de una fe inconsciente. Lo anterior no se refiere a que Dios sea inconsciente, sino a que Dios puede serle inconsciente a la persona.
Y es en este punto donde me detengo para validar o confirmar, que sí es el espíritu el que unifica lo físico y psíquico, y le da integridad a la persona, aun teniendo una religiosidad inconsciente, es en ella, en la misma persona y en su corazón, donde se encuentra el Lugar Seguro, y que ese Lugar está en el corazón de Dios. Dios, como esa presencia muchas veces ignorada, pero que sin embargo es la única que actualiza nuestra relación con el Universo y reconoce al Espíritu como principio de vida en todo lo que existe. Es nuestro Amor fundante.
Pues es, en el corazón de la persona, su parte más íntima, su núcleo, donde encontramos al yo real. Pascal decía “El corazón tiene sus razones que la razón no conoce”. Entendía por corazón una forma especial de conocimiento intuitivo que se opone al razonamiento estrictamente lógico. La ‘falta de corazón’ es una mutilación de un centro en el alma de la persona. Es donde se localiza la afectividad, de donde surge la transformación hacia mi y hacia mi prójimo, hacia la caridad, hacia la misericordia, hacia el perdón. Es nuestro único Lugar Seguro, no dejemos que se endurezca, no dejemos que el mundo nos sea indiferente.
La protagonista del libro, La bailarina de Auschwitz se pregunta:¿Por qué cuesta tanto llenar la vida de vida? Tenemos hambre de aprobación, de atención de afecto. Tenemos hambre de libertad para aceptar la vida, conocernos y ser realmente nosotros mismos. (Eger, 2018, págs. 132-135).
No mutilemos nuestra afectividad por una hipertrofia del intelecto, que está perfectamente definida en el Salmo 115:
Tienen oídos y no oyen; tienen narices y no huelen; tienen manos y no palpan; tienen pies y no caminan, ni saldrá grito alguno de su garganta.
No silenciemos nuestro corazón, ahí está Dios, y ese es nuestro Lugar Seguro.
Bibliografía:
Viktor E. FRANKL, La presencia ignorada de Dios. Psicoterapia y Religión. Herder. España, 1999.
Eger, Edith, La bailarina de Auschwitz. Planeta. España, 2018. |